Un ciudadano chino de etnia coreana fue finalmente detenido este lunes por la tarde, cerca de Seúl, tras protagonizar varios apuñalamientos, que dejan dos muertos y dos heridos de consideración. La alarma saltó pasadas las nueve de la mañana, cuando un individuo se dio a la fuga, tras asestar varios navajazos, sin motivo aparente, a una mujer de unos sesenta años que regentaba una tienda de conveniencia. Cuatro  horas más tarde, en un parque relativamente cercano, en la misma ciudad de Siheung, un hombre de unos setenta años también era cosido a puñaladas. Una vez más, el criminal logró escapar.

Sin embargo, los escuadrones móviles de policía lograron dar con él, en su propio domicilio, gracias a la colaboración ciudadana. Para su sorpresa, los agentes se encontraron en el interior del piso con otra víctima, ya cadáver desde varios días atrás. El individuo confesó el crimen y les condujo a otro inmueble, cercano a la tienda del asalto matutino, donde se halló un segundo cadáver. No se ha difundido de momento la identidad de los fallecidos ni qué relación tenían con el asesino. Los dos heridos, por su parte, se encuentran hospitalizados, aunque fuera de peligro.

El asesino habría confesado todos los cargos, según la policía, sin que haya trascendido ningún motivo. El ayuntamiento de la localidad afectada, cercana al aeropuerto de Incheon, alertó por móvil a los vecinos para que evitaran salir a la calle, durante las horas que mediaron entre el primer apuñalamiento y  el dramático arresto.

En un primer momento se difundió que el autor del apuñalamiento era un inmigrante chino, antes de aclarar que se trata de un “joseonjok”, un ciudadano chino de etnia coreana. Estos coreanos, cuyos antepasados emigraron a China hace más de un siglo, proceden en gran parte de la provincia de Jilin, concretamente de la prefectura autónoma y el condado autónomo coreanos. En ambos casos, en el gélido nordeste del gigante asiático, junto a la frontera de Corea del Norte.

La República Popular de China reconoce a los coreanos como minoría y según su último censo suman 1,7 millones de ciudadanos chinos. No obstante, durante tres décadas, unos setecientos mil entre ellos han regresado a la Corea de sus ancestros. Concretamente, a Corea del Sur, donde gracias a las facilidades del gobierno de Seúl se han convertido en el primer colectivo inmigrante, doblando el número de vietnamitas o el de chinos de la etnia mayoritaria han.

A pesar de la afinidad étnica y lingüística, y de mayores facilidades que el resto para acceder al pasaporte de la República de Corea, la integración dista de ser perfecta y persisten las quejas acerca de estigmatización y discriminación laboral. No son pocos los que permanecen en un limbo legal.

Cuando el año pasado ardió una fábrica de baterías de litio, en Corea del Sur, 18 de las 22 víctimas mortales eran inmigrantes chinas de origen coreano y una era laosiana. En cualquier caso, en los últimos años, mucho de estos “chaoxianzu”, como se les llama en chino, prefieren buscar trabajo en otras partes de China, de dinamismo económico igual o superior al de Corea del Sur.

El suceso de hoy se produce el mismo día en que la policía ha entregado al juzgado para su procesamiento al responsable de otro apuñalamiento múltiple, el mes pasado en Seúl. El asesino de entonces, de 32 años, mató a la dependienta de otro supermercado, también sexagenaria, con uno de los cuchillos a la venta e hirió a otra mujer, de cuarenta. El dictamen psiquiátrico, que lo caracteriza como “un psicópata”, permitirá que caiga sobre él todo el peso de la ley.

Asimismo, este mismo año, una maestra de 48 años mató a puñaladas a una niña de ocho años en su escuela, antes de intentar suicidarse. Incidentes escalofriantes que lo parecen todavía más en uno de los países más seguros del mundo.

Por otro lado, en China, donde el control de las armas de fuego es también muy estricto, este domingo por la noche se registró un raro tiroteo en una zona de restaurantes de Wuhan, que dejó un muerto y dos heridos, “por una disputa”.