La ultraderecha frena su avance en Europa del Este, pero Rumanía se asoma al abismo

La mayor sorpresa la da el ultra rumano George Simion, que se niega a aceptar la derrota. En Polonia gana el europeísmo

Diario Vasco, Beatriz Juez, 18-05-2025

El ‘superdomingo’ electoral europeo arrancó este domingo en Rumanía y Polonia con la sensación generalizada de que la ultraderecha iba a continuar ganando terreno. Sin … embargo, después de una jornada sin sobresaltos reseñables en los colegios electorales, la realidad se reveló muy diferente. Según los sondeos a pie de urna y los primeros datos del escrutinio, las opciones más conservadoras y antieuropeas no lograron su objetivo en ninguno de los dos países.

La principal sorpresa se produjo en Rumanía. Allí, el alcalde de Bucarest, el proeuropeo Nicusor Dan, salió victorioso de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, derrotando al candidato ultranacionalista George Simion, que partía como claro favorito.

Según los datos con casi el 95% del voto escrutado, Dan obtendría el 54% de los votos, mientras que el ultra Simion tendría que conformarse con el 46% de apoyos. «En las elecciones de hoy, el ganador es una comunidad de rumanos que desean un cambio profundo en Rumanía», dijo el alcalde de la capital tras la publicación de esos primeros datos. «He votado por una orientación europea y por una buena colaboración con nuestros socios europeos, no por el aislamiento de Rumanía. Y he votado por una sociedad en la que podamos dialogar, no por una en la que estemos divididos», añadió Dan, que depositó su papeleta en Fagaras, su ciudad natal.

Simion, sin embargo, no está dispuesto a tirar aún la toalla. «Soy el nuevo presidente de Rumanía», reivindicó el candidato ultra en una primera rueda de prensa, en la que no dejó espacio a la duda: «Somos los ganadores, claramente, de estas elecciones. Reclamamos la victoria en nombre del pueblo rumano. El pueblo rumano ha decidido hoy que quiere un cambio real, a mejor», sentenció.

El líder Alianza para la Unión de los Rumanos (AUR) explicó que había votado «en contra de las injusticias cometidas contra el pueblo rumano». Simion es un declarado admirador de Donald Trump y de la primera ministra italiana Giorgia Meloni que ha abrazado el movimiento conservador MAGA del estadounidense y ha prometido que hará Rumanía «grande de nuevo». Ahora, el mayor temor es que siga la hoja de ruta de Trump en 2020, niegue la victoria de su contrincante y ahonde la mayor crisis política que vive el país en 35 años de democracia.

No en vano, este domingo Simion depositó su papeleta en Mogosoaia, en las afueras de Bucarest, junto a Calin Georgescu, el excandidato ultranacionalista prorruso inhabilitado el año pasado. Georgescu ganó la primera vuelta de las elecciones presidenciales de noviembre de 2024, pero el Tribunal Constitucional anuló los resultados y ordenó la repetición de los comicios por la presenta injerencia rusa a favor de Georgescu.

Posteriormente, el tribunal inhabilitó a Georgescu por ese motivo y por irregularidades en la financiación de su campaña electoral, impidiéndole participar en estas elecciones como candidato. Además, tanto el presidente como el gobierno son interinos. Klaus Iohannis dimitió en febrero presionado por los grupos populistas de oposición, tras la anulación de los resultados de noviembre.

De esta manera, Rumanía ha vivido seis meses de sobresaltos políticos, lo que ha provocado una gran confusión entre los votantes y ha contribuido a aumentar su desconfianza en las instituciones y en la clase política. Es, sin duda, el caldo perfecto para que Simion pueda ahora justificar su negativa a concederle la victoria a Dan con cualquier teoría conspiranoica. No obstante, es cierto que los datos preliminares no incluyen los de la enorme diáspora rumana, que emitió 1,6 millones de votos y que en la primera vuelta de las presidenciales votó en un 60% por Simion. Por todo ello, nadie puede cantar victoria en Rumanía hasta que se cuente el último voto.

En la vecina Polonia, los ciudadanos estaban llamados a votar en la primera vuelta de las elecciones presidenciales con el objetivo de buscar sustituto a Andrzej Duda y dirimir el contencioso que le enfrenta al primer ministro Donald Tusk.

La participación fue modesta – 50,69% – y, como se esperaba, según los sondeos a pie de urna – los datos oficiales no se ofrecerán hasta este lunes – ninguno de los candidatos superó el 50% de los votos requerido para acceder a la presidencia sin tener que batirse de nuevo con su principal contrincante en la segunda vuelta que se celebrará el próximo 1 de junio.

Lideró el ranking de candidatos el europeísta Rafal Trzaskowski con el 30,8% de los votos, seguido muy de cerca por el ultranacionalista Karol Nawrocki – aliado de Simion – con el 29,1% de las papeletas. En tercera posición, pero muy alejado de los dos puestos en cabeza que dan paso a la segunda vuelta, quedaría el ultraderechista Sławomir Mentzen con el 15,4% de los votos.

«El partido apenas ha comenzado. Será una lucha reñida por cada voto. Estas dos semanas decidirán el futuro de nuestra patria. Por eso, no retrocedamos», escribió en X el primer ministro polaco, Donald Tusk, preparando ya el camino para el segundo asalto. Nawrocki hizo lo propio. «Tenemos que ganar para que en Polonia no haya un gobierno monolítico», afirmó, dirigiéndose a los seguidores del ultra Mentzen, cuyos votos podrían darle la presidencia el próximo día 1. «Ambos queremos una Polonia soberana, fuerte, rica y segura», les dijo.

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