«Ciudades cercanas que partían de una peor situación ya nos han superado»

El dirigente vecinal destaca la calidad de vida de Vitoria, pero cree que la capital falla en cuanto a infraestructuras culturales porque «los grandes proyectos se bloquean»

El Correo, 03-09-2006

José Luis Bezares se presentará en enero a la reelección como presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Álava (FAVA). Ahora siente que controla los asuntos del movimiento ciudadano y quiere mantener las riendas hasta 2009. Entretanto, cree que la actual Corporación ha desarrollado una buena labor y aboga por una mayoría municipal estable en la próxima legislatura para que Vitoria avance en infraestructuras culturales.

– Lleva algo más de año y medio en el cargo. ¿Ve Vitoria mejor o peor que cuando entró?

– Por supuesto que, en general, mejor. En los últimos tiempos ha habido cambios sustanciales. No hay más que salir de la ciudad que conocemos para entrar en otra que desconocemos: Salburua, Zabalgana, el anillo verde… No nos dábamos cuenta de lo importante que era el bloqueo de los presupuestos hasta que vemos todo lo que se está haciendo ahora y con qué rapidez.

– ¿Qué problemas ciudadanos está tratando la federación vecinal?

– Desde FAVA tenemos uno muy serio. La convivencia en Labastida está muy deteriorada por unas familias gitanas. La asociación de vecinos de ese municipio nos presentó el tema hace más de un año y hemos informado a todas las partes implicadas. La Diputación ha llegado hasta donde ha podido y ahora el asunto está en manos de Interior del Gobierno vasco.

– ¿Y las quejas del mercado de mayoristas con alguna familia de esta etnia?

– Cuando es un tema muy localizado como éste, el asunto le pertenece a la asociación del barrio, en este caso Ataria, de Sansomendi. La asociación gitana Gao Lacho Drom no puede hacer nada, tampoco los vecinos y ni siquiera las instituciones pueden con ellos. Algunas cosas que suceden en la casa situada junto al mercado parecen de ciencia ficción. Ahora se está hablando de un traslado y no me parece una solución. Las medidas deben ser policiales y judiciales, no cabe otro camino.

– ¿Algún asunto más pendiente?

– ¿Problemas? Uno es el de los aparcamientos. El problema del tráfico es gravísimo porque los vehículos crecen el doble que los aparcamientos. ¿Seguridad? No creo que podamos quejarnos, en Vitoria no se anda amedrentando. ¿Ah! Y otra cosa muy importante que se me olvidaba…

Movimiento «diluido»

– Diga, diga.

– Estamos con las farmacias de guardia. Es un tema que nos presentó Amurrio en su día y llevamos tiempo trabajándolo. Hemos tenido encuentros al máximo nivel con los farmacéuticos de Álava y vemos que hay un bloqueo, que es un monopolio. Queremos libertad de apertura en las farmacias de guardia, como está solicitando la Unión Europea a España. En Amurrio, con casi 10.000 habitantes y la orografía difícil, no hay ni una.

– El Síndico ha redactado varios informes que no presentan una Vitoria idílica. ¿Está haciendo la labor que correspondería a los grupos vecinales?

– El Síndico actúa sobre casos individuales. Es casi como el teléfono 010, pero jurisdiccionalmente.

– ¿En qué fase se encuentra el movimiento vecinal?

– Se está diluyendo. Y lo achaco a que no hay problemas graves como antes, a la rápida respuesta de las instituciones y a que las ciudades ahora están equipadas y no existen grandes deficiencias. Todo eso hace que el movimiento ciudadano no sea reivindicativo, aunque está ahí, no está dormido.

– ¿Cómo lleva personalmente la abundancia de obras en la ciudad? Algunas calles parecen afectadas por un bombardeo.

– Esto es la consecuencia de dos años con el presupuesto municipal bloqueado. Todo ese tiempo se tiene que recuperar ahora, sin olvidar de que se acercan unas elecciones. Pero los ciudadanos tenemos que darnos cuenta de que somos nosotros quienes pedimos esas obras en las calles. Y también ha habido zonas que han sufrido obras largas y complicadas por el tema de los colectores. Teníamos subvenciones del 70% de la UE y se ha ido contrarreloj para aprovechar el dinero y dejar esas obras mastodónticas zanjadas.

Retraso

– ¿Qué opina de la contestación a las escaleras mecánicas del Casco Viejo?

– Desde la federación nos posicionamos a favor de las escaleras mecánicas. Es un proyecto que va a beneficiar a los residentes del Casco Viejo, a los vitorianos y a quienes nos visitan. El enfrentamiento es absurdo porque cuando algo es razonable no se puede rebatir. Las pendientes son un problema para las personas mayores. No tiene lógica oponerse tan cerradamente a algo que es para beneficio común. Y ahí ha habido intereses políticos, claro.

– Usted tiene una visión muy positiva de la capital alavesa, pero opine sobre algunos temas controvertidos. ¿No piensa que varias ciudades del entorno están adelantando claramente a Vitoria?

– Sí, nos estamos estancando con respecto a ciudades próximas. Algunas llevan una velocidad que, saliendo de mucho más atrás y de una peor situación, ya nos han superado. Nosotros estamos presumiendo de ciertas dotaciones y cuando viajas un poco te das cuenta de que otros ya tienen lo mismo o mejor. El rifirrafe político del País Vasco bloquea en todas las instituciones muchas decisiones sustanciales para el vecino. Se pierde mucho tiempo en discusiones que no tienen nada que ver con el discurrir diario del ciudadano.

– Pues parece que Bilbao y San Sebastián sí han progresado más que Vitoria. Luego alguna culpa será interna, ¿no?

– Vitoria está teniendo un cambio muy importante, que es en la vivienda. Aquí se está construyendo casi la mitad de la vivienda de todo el País Vasco. Y eso sí que es básico para el ciudadano.

– Usted se remonta a la época de Cuerda para situar el problema.

– Hombre, todos sabemos lo que pasó en la ‘época Cuerda’. Hubo un frenazo tremendo a la vivienda. Sacó Lakua con cuentagotas, se revalorizaron los terrenos y el Ayuntamiento dispuso de una economía fuerte para gastar en los centros cívicos. Todo lo que se retrasó Salburua… Claro que se ha mejorado mucho en el tema de la vivienda.

– ¿Y el auge de la capital vizcaína?

– Sabemos por qué ha crecido Bilbao.

– ¿Insinúa que por el apoyo del Gobierno vasco?

– Exactamente. Para allí se está yendo todo lo mejor. También Bilbao estará dando una riqueza a Euskadi que quizá no está dando Vitoria. Pero sí tenemos la sensación de que está creciendo sobre todo a expensas de las otras dos provincias.

– ¿Saldrá alguna vez un gran proyecto en Vitoria?

– Vitoria es una ciudad de servicios extraordinaria. Y en zonas verdes somos envidiados por cualquiera. Pero falla en lo cultural. Los grandes proyectos se bloquean. Aquí hace falta un gran palacio de congresos, que daría un tirón extraordinario. O ese proyecto tan interesante que era el auditorio y está estancado.

– ¿Lo del auditorio roza el hazmerreír?

– Sí, ciertamente estamos haciendo el ridículo y perdiendo un dinero, tres millones de euros, muy sustancioso. Menos de dos millones del presupuesto municipal hemos gestionado las asociaciones vecinales y se ha hecho mucho con ese dinero.

– ¿El Ayuntamiento está cumpliendo los compromisos a los que llegó para invertir esos 1,9 millones según las líneas vecinales?

– Esto se presentó en mayo y no ha dado tiempo para que se lleven a cabo las actuaciones prioritarias de las asociaciones vecinales en urbanismo, seguridad de peatones, tráfico… Pero tenemos mucha esperanza de que sea efectivo.

– ¿En qué ha quedado aquel deseo de la FAVA para abordar el fenómeno de la inmigración?

– Ya hemos hecho la primera fase, contactar con todas las asociaciones de inmigrantes, una a una. Y después de mucho trabajo, la contestación ha sido mínima, mucho menor de la que esperábamos. Fundamentalmente de las comunidades china y marroquí.

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