LA PRECAMPAÑA CATALANA // LA OPINIÓN DEL CANDIDATO DE CIU >> ARTUR MAS, PRESIDENTE DE CIU Y CANDIDATO A LA GENERALITAT

"El modelo de la izquierda catalana está oxidado"

El Periodico, 03-09-2006

- – El curso político, con las elecciones a dos meses vista, empieza para CiU mejor de lo que hubiera imaginado hace tres años
– – El escenario es favorable porque el tripartito ha fracasado. Pero nuestro gran reto es ganar el 1 – N con margen para evitar otro tripartito. Está preliquidado pero no enterrado.

– – Plantea el 1 – N como una encrucijada entre tripartito y CiU ¿Eso no es un poco reduccionista si hay cinco fuerzas en el Parlament?
– – Si, pero una, el PP, no contará desde el punto de vista de los pactos. El del PP es un voto bastante inútil. No solo no gobernará, sino que cada voto que vaya a sus listas supondrá restar capacidad a CiU, la única fuerza que puede vencer al tripartito.

– – Pero, según los resultados, puede ser president con los votos del PP
– – También José Montilla. No puedo rechazar los votos del PP, lo haría, pero no puedo. Ni yo, ni Montilla ni nadie, porque los votos son libres. Lo que sí puedo hacer es no sellar un pacto con el PP para la presidencia de la Generalitat ni alcanzar acuerdos permanentes y estables de legislatura. Es mi compromiso público.

– – PP al margen, quedan otras tres fuerzas en la Cámara.
– – ICV ya ha anunciado que apuesta por el tripartito. Maragall, también, y Montilla no lo desmiente. Y ERC habla de equidistancia, pero cuando se le pone a prueba, hace aguas. Equidistancia quiere decir respetar al ganador; cualquier otra cosa es una triquiñuela para ver quién te da más poder. Y es evidente que siempre da más el que pierde. Votar a ERC es hacer president a Montilla.

– – Aprobado el Estatut con el apoyo de CiU y del PSC ¿nos podemos ahorrar una campaña sobre quién defiende mejor Catalunya, y centrarnos en políticas concretas?
– – Nos centraremos en las dos cosas. Habrá una parte importante de gestión, pero también tenemos que hablar de cómo se defiende la personalidad de Catalunya y de cómo se relaciona con el resto del Estado. En todos los sentidos, no es lo mismo un gobierno liderado por CiU que otro por el PSC. Son dos modelos.

– – El suyo – – cheque escolar, derecho a elegir quien presta el servicio, rebaja de impuestos… – – es del todo liberal ¿CiU ha perdido el miedo a no ser percibido como un partido de centroizquierda?
– – Ahí están los dos modelos. El de una izquierda oxidada y el modelo de un liberalismo social, o de un humanismo liberal, que es el que defiende CiU. Y aunque en Europa hay izquierdas muy avanzadas, la catalana se ha quedado anclada en el pasado. Lo hemos visto este verano en el tema de la inmigración. ¿Cuál es el modelo más progresista? En los países más avanzados, cuando se habla de inmigración, el discurso es el de CiU, no el de los socialistas o IU, que, por ejemplo, proponen empezar a abordar los retos del fenómeno por el voto de los inmigrantes en las municipales. Es un error de prioridades. No es que no puedan a llegar a votar, pero antes hay muchas otras cuestiones a resolver, como un mejor control de la inmigración, la selección en origen, la integración y el sentido de pertenencia. Este discurso que hacemos nosotros es el que hacen Tony Blair, los daneses y los suecos. No es lo mismo hacerse el progre que ser progresista. El progreso real hoy está en manos del nacionalismo de CiU.

– – ¿El derecho a elegir que usted defiende también es progresista?
– – Por supuesto. Es el derecho que se le ha negado a mucha gente que no tiene posibilidades económicas. Porque los ricos lo han tenido siempre.

– – ¿No supone en el fondo una rebaja del servicio básico que se puede dar a todo el mundo?
– – Al revés. Garantiza la supervivencia de nuestro modelo de bienestar que, siendo potente, es aún insuficiente. La competencia lo hace más viable, más sostenible y de más calidad. Eso no debe dar miedo. Los partidos de la izquierda catalana hoy son tremendamente inmovilistas, porque son muy conservadores. En algún momento tendrán que ponerse al día y eso no pasa por cambiar a Joan Clos por Jordi Hereu, ni a Maragall por Montilla.

– – Los últimos sondeos, aunque dan ventaja a CiU, apuntan una correlación de fuerzas similar a la actual. Con unos resultados así y teniendo también en cuenta las preferencias ciudadanas y de los poderes económicos ¿el pacto CiU – PSC – – la sociovergencia – – es algo más que una posibilidad remota?
– – Mi único objetivo es una victoria rotunda de CiU porque Catalunya necesita un Gobierno fuerte, cohesionado, con un proyecto, un ideal de país y con un liderazgo potente. Este esquema es mucho más factible con CiU, que con CiU y el PSC. Y es por eso que digo que renunciaré a ser president si no gano las elecciones. Porque no puede volver a haber en Catalunya un presidente pactado en dos o tres despachos, que haya perdido unas elecciones, débil, sin autoridad moral y política, y como consecuencia, un Gobierno que acaba siendo simplemente la suma de una serie de intereses de poder.

– – Si CiU gana sin una mayoría suficiente, le tocará dar el primer paso en busca de pactos. ¿Llamará primero a ERC o al PSC?
– – Dependerá de los resultados. Además yo aspiro a no tener que dar ese primer paso, es decir que la noche del 1 de noviembre quede claro que habrá un Gobierno de CiU.

– – Al margen de sus crisis crónicas y del Estatut, el tripartito ha realizado políticas concretas, como el plan de barrios, el pacto nacional por la educación, el de protección del litoral, etcétera. ¿Hay algo de todo eso que ustedes mantendrían?
– – No estaremos obsesionados en cambiarlo todo simplemente porque recuerda otra etapa de gobierno, como les ha ocurrido a Maragall y a buena parte de su Gobierno. Incluso se han cargado el chocolate el día de Sant Jordi recepción en el Palau de la Generalitat para que no recordara a Pujol. Hay muchas cosas que cambiar, pero no nos lo cargaremos todo. Por ejemplo, mantendremos el pacto nacional de educación porque da la razón a la política educativa de CiU.

– – ¿Y qué eliminaría ya?
– – Con el tripartito hemos tenido dos grandes déficits. Uno, el desbarajuste permanente. Catalunya ha hecho el ridículo. El segundo es la parálisis. Y este verano hemos tenido dos claros ejemplos. Con el aeropuerto de El Prat hemos tenido un Gobierno escondido. Y en inmigración, el Estado ha colocado inmigrantes por toda Catalunya sin que se enterara la Generalitat. Esto no puede pasar.

– – Antes de que se conociera la candidatura de Montilla, usted consideraba que Maragall era adversario más fácil. ¿Cómo ve al actual candidato? ¿Es más duro de pelar?
– – No lo sé, no nos hemos enfrentado nunca, aunque no solo es una pugna entre los dos. Lo que sí constato es que ahora sabemos por boca de Maragall que la designación de Montilla ya estaba cocinada desde hacía mucho tiempo. Si el propio presidente del PSC lo dice por escrito en referencia al artículo publicado el jueves en EL PERIÓDICO, alguna información debe tener.

– – Pero también alude a la tesis de que el PSOE es sensible en eso a la presión del nacionalismo catalán, que CiU buscó forzar el cambio.
– – No lo dice. Dice que le consta que no hubo ningún pacto en este sentido. Nunca se hizo llegar esta petición. Un día explicaré como fue todo esto. Ahora no, porque no quiero desvelar conversaciones secretas con el presidente del Gobierno español. Pero Maragall ha reconocido de forma contundente que la candidatura de Montilla estaba decidida desde hacía un año, en Madrid. Con ello se ve que al escoger el candidato del PSC deciden en Madrid.

– – Nadie hará cuestión explícita del origen andaluz de Montilla, pero da la sensación de que va a salir de una u otra forma en la campaña
– – Estoy seguro de que el equipo de Montilla se muere de ganas de que entremos, pero en CiU no encontrarán interlocutor. Entrar en un debate sobre los orígenes y los apellidos representaría la Catalunya bipolar, y es precisamente la Catalunya de la que hemos huido siempre.

– – Si no gana las elecciones, ¿está preparada CiU para aguantar otros cuatro años en la oposición?
– – Todos los que decían que CiU quedaría liquidada después de dejar el Gobierno se han tenido que tragar el pronóstico. Y ahora se lo volverían a tragar. Hemos demostrado que CiU no era un invento hecho a medida de Pujol, sino que responde a una realidad sociológica, anímica, sentimental, y de adhesión política, con una base de un millón de electores.

– – El relevo de Joan Clos por Jordi Hereu en la alcaldía de Barcelona, ¿cambia los planes de CiU?
– – Jordi Hereu se ha de ganar el puesto, porque ahora será alcalde a dedo. Igual que Maragall y Clos fueron alcaldes a dedo. Parece que es la técnica del PSC, de poca calidad democrática. Además, sacar a nueve meses de las elecciones un alcalde que hace poco decía que quería repetir, es un fracaso del PSC, una prueba de que el modelo socialista en Barcelona está agotado. Creo que ahora, Xavier Trias tiene más posibilidades de ser el futuro alcalde.

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