VICIOS DE LA CORTE
VICIOS DE LA CORTE: Isla de esclavos
El Mundo, 02-09-2006Gorée es la isla de los esclavos. El presidente Lula lloró en el antiguo barracón donde los negreros alejaban a las madres de los hijos para no oír sus gritos. Bush dijo ante los barracones que la esclavitud es uno de los grandes crímenes de la Historia, pero no añadió que la actual trata es la más vil. En Senegal hay 15.000 cayucos en venta y en toda Africa 100 millones de proletas, parias, vagabundos y errantes apátridas dispuestos a ser los espectros de los ahogados en la Europa progre y ñoña de la mala conciencia. La isla fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1978 porque de ahí se llevaron a 20 millones de esclavos para ser braceros y galeotes de lo que después sería un imperio. Los líderes políticos cantan tarde el réquiem por los esclavos que llegaron donde les esperaba la ley Lynch: el pan, agua, látigo en la travesía y después un sombrero, siete plátanos, seis onzas de pescado seco, cuatro de frijoles y dos tazas de guarango.
Antes la esclavitud era obligatoria, ahora es voluntaria. Ya lo dijo Marx, que la barbarie reaparecerá y será leprosa; se quedó corto, porque es sidosa, sin más final que campos de concentración. No hay patrulleras ni muros de la vergüenza para detener la desesperación, que cuando llegue el reflujo de la prosperidad llenará la noche de Europa de cuchilleros, caníbales y suicidas de metro. Zapatero no es partidario como Berlusconi de ametrallar los cayucos; su propuesta de Domund progre sólo encuentra el desdén en la Europa interrumpida, socavada por las ideas de la nueva derecha, convertida en una burocracia de políticos sobrantes que esperan una jubilación de oro.
Y el caso es que sin un Plan Marshall para la reconstrucción de Africa, sin una transferencia de recursos, el cerco aumentará. Un ingenuo diría lo de socialismo o barbarie; ya es tarde, el socialismo tiene su Kim Phuc Phan Thi, la niña que corría desnuda por una carretera en Vietnam, bajo el napalm que olía a gloria. Cuando cumplió 40 años en Cuba le decían «socialismo o muerte» y contestaba: «Muerte, muerte». En el Estrecho puede presenciar cada noche Kim Phuc Phan Thi 3.000 ahogados.
Félix Sanz, jefe del Estado Mayor de la Defensa, dice que la Armada española tiene capacidad para vigilar los mares de los cayucos, pero no se imagina a un buque de guerra no ya disparando a las embarcaciones, sino no prestándoles auxilio. Aunque dice Borges que los negros tienen un organismo muy simple y no sienten ni el dolor ni las heridas; los esclavos están dispuestos a morir en Chihuahua, acosados por perros o en Canarias perseguidos por tiburones. Los buenos españoles pueden comprender. Como dijo el poeta, en nuestro éxodo no hubo orgullo como en el hebreo, ni tuvimos hombre elegido; era el español solo, sin tablas de la Ley. Cruzamos el desierto de nuestra Historia porque no había bastantes zapatos, ni bastantes tierras, ni suficientes casas.
(Puede haber caducado)