Mientras usted no estaba

El ladrillo en todas sus modalidades y las fiestas de la Paloma protagonizaron las noticias del mes de agosto

El País, 02-09-2006

La consejería que dirige Manuel Lamela ha destituido a cinco jefes en dos semanas

El protagonista de la película de agosto se llama Juan Toribio. Va de una estafa. Toribio llega a Madrid desde Miami, cuenta que tenía allí un restaurante, siempre lleva 1.000 o 2.000 euros en el bolsillo y dicen quienes le conocen que tiene mucho swing. Monta una agencia para ayudar a los inmigrantes (él es dominicano) a encontrar casa. Alquila el 3º A del 31 de la calle de Estocolmo (San Blas) a Yannet, que es boliviana. Y a Esmilda, de Colombia, y a Alfredo, paraguayo, y a Blanca, de Perú… Desenlace: más de 20 familias se encuentran una mañana de agosto en un mismo piso. Víctimas que habían adelantado entre 1.500 y 4.000 euros por un sueño con garaje y piscina. Los estafados deciden quedarse en el piso (aún resisten más de 15). El estafador se da a la fuga con su señora (que interpretaba a la dueña del piso cuando los inmigrantes iban a verlo) y sus dos niños. En Miami, Toribio ya se había hecho pasar por el dueño de un restaurante que no era suyo y vendió una tintorería de otro a un incauto. Nominado al Oscar de todo a 100.


Si se fue de vacaciones en agosto se perdió otra de tejemanejes de vivienda. Torrelodones 2006: un alcalde (del PP) destituye a dos concejales indisciplinados. Han hecho preguntas incómodas sobre el “área homogénea norte”, que es un poco como la desértica Área 51 de Nevada (donde aterrizan los ovnis, según la teoría de la conspiración), pero con 20.000 encinas. Un total de 128 hectáreas protegidas por el anterior alcalde del PP en las que el nuevo quiere plantar 1.500 viviendas y un campo de golf. Para afear las cosas, parece ser que Los Constructores ya andaban comprando tierras antes de la recalificación y que la consejera delegada de una empresa de Los Constructores es hermana del alcalde. El ex alcalde apunta a un hombre en la sombra: Mario Mingo, presidente del PP local, que ha elegido “personalmente” al edil y que “es amigo desde hace años” de Los Constructores. “Me fui porque Mingo quería que fuésemos sus marionetas”, dice en el clímax.


Los Constructores ha hecho el agosto. Además de las 46 grandes obras de la capital, el mes ha estado marcado por noticias ladrillo. En Morata de Tajuña, un pueblo de 6.000 habitantes rodeado de olivos, hay una alcaldesa socialista que imagina una ciudad dormitorio de 80.000 vecinos, y que se fuga de partido cuando le llevan la contraria. En Brunete, el Ayuntamiento, del PP, pide vía libre para construir 20.000 nuevas viviendas y pasar de 9.000 a 70.000 almas. Los ecologistas sacan pancartas de “especulación” en el parque de Guadarrama. Un ejemplo: a cuatro kilómetros del pueblo, en el centro de una finca recalificada, peligra una encina que ha estado ahí 300 años. Y en Sanchinarro y los nuevos barrios de la M – 40, los vecinos protestan porque se han construido pisos pero no hay ultramarinos ni bibliotecas, polideportivos… Sólo casas, como sueños insulares de Sancho Panza en medio de la nada.


Para rizar el rizo, resulta que Madrid es la ciudad en la que más se endeudan los jóvenes para comprar casa (el 70% de su sueldo). Y una de las ciudades más caras del mundo para alquilar piso, 890 euros al mes de media. Así que en el Monopoly capitolino la gente no se emancipa hasta los 34, hay miles de casas vacías sacadas de las chisteras municipales de la sierra y 15 familias bajo el techo de una sola en San Blas.


Menos mal que fueron las fiestas de la Paloma. Lo que se han perdido… las chulapas y los chorizos haciendo la competencia a Barenboim, que vino a tocar a la plaza Mayor. Los turistas quizá lo disfrutaron menos porque hubo un listo que se especializaba en saquear a los japoneses echándoles narcóticos en la bebida. Le detuvieron y colocaron teléfonos con traductores las 24 horas para que las víctimas pudiesen decir en su propio idioma: “Pues parecía muy honrado”. También ha habido tocomocho, cogoteros, unos tipos disfrazados de agentes que vaciaron las carteras de los matemáticos indios que vinieron al congreso, un señor con grúa que levantaba y vendía al chatarrero coches bien aparcados y unos butroneros que dejaron sin teléfono a La Moraleja, porque los ricos también lloran. A mediados de mes salía la estadística: la capital sufre un promedio diario de 31 robos de coches, 179 atracos y 187 peleas con lesiones. Los delitos que más crecen, sorpresa, son las estafas.


Se notó que era agosto porque los atascos fueron a menos (a la hora de comer y entre semana) y en los medios salían noticias como que a un señor se le atascó un anillo y tuvieron que ir los bomberos a sacárselo, o que Esperanza Aguirre se hace fotos con sus fans y las cuelga en su web. Un portavoz del PSOE que no se había ido a la playa declaró en este periódico que la iniciativa le recordaba a “la mujer barbuda de los circos”.


Entre los momentos sainete se colaron sin embargo noticias importantes, como la caza de brujas denunciada por los médicos del Severo Ochoa que defendieron la presunción de inocencia de los implicados en el caso de las sedaciones del hospital de Leganés. La Consejería de Sanidad de Manuel Lamela ha destituido a cinco jefes en dos semanas de agosto, justo antes de que salga el juicio el 18 de septiembre. Se investigarán 15 casos de sedación, que han bajado de las 400 denuncias de eutanasia a las que Lamela dio credibilidad en marzo de 2005. El día 2 la cifra de obreros muertos en el tajo en lo que va de año se redondeó a 100, y el 6, la fiscalía denunció que más de la mitad de los accidentes laborales no se investigan.


Hubo también historias con sabor agridulce. Exterior día (domingo 13 de agosto): un vecino del acomodado barrio de Salamanca ve un bulto en su portal. Se acerca a la bolsa de plástico y sale un llanto. Es una niña abandonada. Está sucia, pero sana. La Comunidad la recoge y la bautiza Paloma.


Porque fueron las fiestas de la Virgen, y quienes se quedaron sin vacaciones al menos se emborracharon en La Latina, cantaron el Opá en Las Vistillas y bailaron el chotis arrejuntados. En Getafe, Ricardo de la Vega escribió en 1894 La verbena de la Paloma. Como un homenaje a su ingenio, el alcalde del municipio, Pedro Castro, animó hace unos días la aletargada vida política de la canícula madrileña. “¡Getafe, capital!”, dijo, intrépido, para reclamar que se repartan las sedes del Gobierno regional entre sus municipios. “¡Que tenemos un equipo en primera, oiga!”, soltó efectista. Como en una zarzuela, su némesis, el alcalde de Leganés en funciones, replicó: “Si quiere pedir, que no se quede cortó y pida la capitalidad de Plutón, un planeta enano”. En las viñetas madrileñas del observador Forges la gracia está en primer plano, y detrás siempre aparece un rascacielos sembrado de obras. Y eso parece Madrid a veces, un chiste con grúa al fondo.

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