La caza de brujas de Trump contra los estudiantes propalestinos: arrestos y amenazas de deportación
Docentes de distintas universidades de EEUU avisan de que, escudada en el argumento del antisemitismo, la Administración del presidente republicano está imponiendo una política de terror en los campus
Público, , 22-04-2025En abril de 2024, una treintena de estudiantes de la Universidad de Columbia se atrincheró en el campus de Nueva York, iniciando una protesta que se extendió durante dos semanas. En la noche del 30 de abril –con Joe Biden aún en la Casa Blanca–, la Policía irrumpió en las instalaciones y disolvió la acampada. Sin embargo, la chispa de la protesta ya incendiaba la red universitaria estadounidense.
En distintos países y periodos de la historia, las universidades han sido espacios de crítica y denuncia social. El genocidio que está cometiendo Israel en Gaza –una masacre en vivo y en directo– no es una excepción, y ha motivado infinidad de revueltas de estudiantes en distintos países.
“Las acampadas fueron geniales”, cuenta a Público Stephanie Sieburth, profesora emérita de Filología Románica en la Universidad de Duke (Carolina del Norte). “La prensa dominante tenía una visión sensacionalista de violencia y de disturbios, [pero] en realidad eran acampadas pacíficas”.
Manifestaciones en Cambridge Common para pedir a la Universidad de Harvard resistencia ante la injerencia del gobierno federal, en Massachusetts, a 12 de abril de 2025.
En las protestas participaron estudiantes “musulmanes, judíos, cristianos, ateos… todos juntos”. También docentes, que “daban clase para explicar un poco la historia de la guerra de Palestina”. Fue fundamental el papel de la comunidad judía en estas movilizaciones, pues “hay muchos judíos que están en contra de lo que está pasando”, entre los que se incluye Sieburth. La profesora aún recuerda las celebraciones de la Pascua judía que se celebraron en el seno de las acampadas.
“La violencia llegó cuando la universidad decidió llamar a la Policía para desalojarlos a la fuerza”, recuerda la docente. De hecho, en algunos casos no solo la Policía acometió contra los manifestantes. En la Universidad de California (Los Ángeles) los primeros ataques vinieron por parte de “agitadores de fuera, que ni siquiera eran judíos a favor de Israel; eran trumpistas”. La Policía “les estaba mirando y les dejó atacar a los manifestantes sin hacer nada, y después entraron ellos”.
Desde que Donald Trump llegó al poder, el pasado 20 de enero, no solo ha tomado el relevo de Biden para silenciar aquellas voces que ponen el grito en el cielo exigiendo el fin de la matanza en Gaza, sino que ha llegado aún más lejos. Al republicano no le ha temblado el pulso a la hora de atacar a las universidades y a los estudiantes como mejor sabe hacer: a base de recortes y deportaciones.
“Trump está utilizando toda esta cuestión de Palestina, de Israel y de un supuesto antisemitismo” para relacionar el ser propalestino con estar vinculado a Hamás, incide Sieburth. “Ha sido una táctica israelí desde hace décadas: si eres palestino, eres terrorista; y si apoyas a los palestinos, apoyas a los terroristas”.
Miembros de la comunidad universitaria protestan por las detenciones de estudiantes de la Universidad de Columbia por participar en manifestaciones propalestinas.
Y ahora, “con el pretexto de proteger a los judíos”, el presidente republicano “está revocando visados de estudiantes que están en el país legalmente, haciendo sus estudios, porque o bien participaron en las acampadas, o bien en manifestaciones”, destaca la profesora emérita de la Universidad de Duke.
Stephanie Sieburth: “Con el pretexto de proteger a los judíos, [Trump] está revocando visados de estudiantes”
En las últimas semanas se han conocido casos de este tipo, como el de la surcoreana Yunseo Chung o el de la turca Rumeysa Ozturk, cuyo nombre llegó a figurar en los archivos del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) por escribir un artículo de opinión publicado en el periódico universitario. El caso más reciente, el pasado martes, es el del arresto del palestino Mohsen Mahdawi.
Pero, sin duda, el más sonado ha sido el de Mahmoud Khalil, un estudiante palestino que lideró las marchas en Columbia. “Tenía tarjeta verde, o sea residencia permanente en Estados Unidos. No estaba ni con un visado. Y está en un centro de detención horroroso de Luisiana”, lamenta Sieburth.
Terrorismo y contorsionismo de la ley
Azahara Palomeque, escritora y doctora en Estudios Culturales por la Universidad de Princeton, explica a Público: “La palabra terrorismo se utiliza para moldear una especie de criminalización que se ha ajustado a una serie de intereses del Estado”, por lo que “como no hay una definición muy clara dentro del derecho internacional”, la Administración Trump puede usar esto a su favor.
La escritora menciona el término “contorsionismo de la ley”, acuñado por Judith Butler en Vida Precaria: El poder del duelo y de la violencia. “No se puede decir que sea completamente ilegal (…) pero es una especie de contorsionismo, de buscar una manera de integrar en esta nomenclatura, en esta categorización que de por sí es un poco antigua, la acción estudiantil que es contraria” a los intereses de la Administración de Trump.
Sebastiaan Faber, profesor de Estudios Hispánicos en el Oberlin College (Ohio), comenta a Público que “es la forma más fácil, legalmente, de obviar el Estado de Derecho: desde el 11 de septiembre de 2001, una vinculación con el terrorismo, aunque sea solo una alegación, debilita notablemente los mecanismos judiciales y constitucionales de garantías”.
Recortes y fondos congelados
Además de esta persecución hacia los estudiantes extranjeros, Trump ha optado por cortar de raíz los movimientos propalestinos, y ha amenazado directamente a las universidades con bloquear financiaciones millonarias de las que dependen estos centros.
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