«Hicimos lo que manda la ley del mar»
Santa Pola recibe como héroes a los pescadores que rescataron a 51 africanos a cien millas de Malta
El Correo, 01-09-2006«Hicimos lo que dice la ley del mar; ayudarnos unos a otros cuando se necesita». Así se expresaron ayer los once tripulantes del pesquero ‘Francisco y Catalina’, que regresó a Santa Pola tras haber rescatado el pasado 14 de julio a 51 africanos que se habían perdido en una patera a cien millas de Malta. «Venimos cansados porque hemos sufrido penalidades, una avería, un marinero enfermo Pero estamos aquí, que es lo importante», dijo el marinero Bautista Molina.
El barco atracó en el puerto alicantino a las 9.25 horas, en medio una salva aplausos. En el muelle aguardaba una multitud de vecinos encabezada por la Corporación municipal, el consejero autonómico de Pesca y el patrón mayor de la Cofradía. Los pescadores se quedaron sorprendidos cuando varias embarcaciones se colocaron a su altura para escoltarles. Santa Pola les recibió como héroes, pero ellos no creían merecer nada por haber presionado a las cancillerías europeas para que acogieran a los ‘sin papeles’. «La reacción del Gobierno de Malta seguimos sin entenderla», insistió el patrón del barco, José Durá.
La determinación de Durá y sus hombres, no exenta de incertidumbre, les obligó a permanecer anclados a 26 millas de la isla durante una semana. El ‘Francisco y Catalina’, de 26 metros de eslora, dejó a un lado la pesca de la gamba para ocuparse de 42 varones, ocho mujeres y un bebé que estaban hambrientos, deshidratados y asustados tras haber permanecido varias jornadas a merced de las olas. «Son seres humanos que lo estaban pasando mal en sus países», resumió el marinero José Emilio Joao.
Malta no lo entendió así. Permitió evacuar a tres inmigrantes al principio, pero el resto sólo desembarcó después de una semana de febriles negociaciones diplomáticas. Fue una odisea burocrática que dejó estupefactos a los tripulantes del pesquero, pero les granjeó el reconocimiento de la sociedad española sin que ellos lo imaginaran. Al final, venció la humana tozudez y los ‘sin papeles’ fueron repartidos entre España, Malta, Libia, Italia y Andorra.
«Muy orgullosa de él»
«Lo volveríamos a hacer. Después de ver a personas en una embarcación como ésa, con mujeres y un niño incluidos, era impensable no rescatarlos», repitió el patrón. Su esposa, Pepi, se sentía «muy orgullosa de él», mientras que el alcalde, Miguel Zaragoza, le puso como modelo de la población de Santa Pola, «gente hospitalaria, trabajadora, humilde y muy sensible con las personas necesitadas».
Por la tarde, el alcalde volvió a encontrarse con José Durá para entregarle la Medalla de Oro del municipio y premiar con un pergamino «su arrojo, generosidad y coraje». Luego se descorrió una placa conmemorativa en la fachada de la Cofradía. Uno más de los homenajes que el Ayuntamiento ha preparado a los pescadores, coincidiendo con las fiestas patronales, que empiezan esta semana. La comisión de festejos organizará otro reconocimiento popular el próximo martes en el Auditorio de El Palmeral. Quizá sea demasiado trajín para el ‘Francisco y Catalina’, que debe hacerse a la mar el 14 de septiembre.
«La mejor recompensa es llegar a casa y estar con la familia», confesó ayer el cocinero del barco, Jaime Valero. El hombre se emocionó al abrazar a su esposa en el muelle, después de haber pasado más de dos meses fuera de casa. «Esto vale más que todas las medallas del mundo», proclamó a los vecinos que le aplaudían. Su hija Silvia dejó claro a los periodistas que «había hecho lo que debía».
Valero y sus compañeros recibieron una buena noticia. El consejero de Pesca, Juan Cotino, anunció que la Generalitat Valenciana aprobará una partida de 50.000 euros para resarcirles parcialmente por el tiempo que estuvieron inmovilizados frente a Malta. El dinero lo distribuirá la Cofradía de Santa Pola.
Abrumado por los elogios, el patrón no dejó de quitar importancia a la tensión que soportó en el barco para impedir que los inmigrantes quedaran abandonados a su suerte. «Son cosas que pasan y se han aguantado bien. Duro es no tener para comer. Eso sí es duro».
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