El mar arroja a las costas de Mauritania los cadáveres de 84 inmigrantes subsaharianos

El Gobierno español asegura desconocer las muertes de los africanos que se dirigían a Canarias

Las Provincias, 31-08-2006

Los cadáveres de 84 subsaharianos fueron encontrados ayer en las costas mauritanas tras el naufragio de un cayuco el pasado sábado. En la embarcación, que se dirigía a Canarias desde Senegal, viajaban más de un centenar de inmigrantes. Ni el ministerio del Interior ni el de Trabajo tenían información de estas muertes. El mar devuelve lo que no es suyo y también lo que no es de nadie. En los tres últimos días, ha arrojado a las costas mauritanas los cadáveres de al menos 84 inmigrantes subsaharianos que habían puesto rumbo a Canarias al parecer desde el sur de Senegal hacía más de una semana, según confirmaron fuentes oficiales de Mauritania y de Cruz Roja.

Son los últimos “sin nombre” de la inmigración sin fronteras que está convirtiendo el Atlántico en una tumba abierta. Los datos ofrecidos por Mauritania han sido muy escasos. El pasado domingo aparecieron los primeros cuerpos en la playa de Nuakchot, capital del país.

Uno tras otro hasta quince, según informó entonces la Gendarmería. Se creyó que era el preludio y no les faltaba razón porque en las siguientes horas el mar siguió vomitando cadáveres –ayer ya llegaban a 84–.

El elevado número de víctimas apunta, casi con seguridad, al naufragio de la embarcación en la que habían partido desde Senegal, Al principio, se barajó que los primeros muertos podrían haber perecido de hambre y deshidratados y haber sido arrojados al agua por sus compañeros. La elevada cifra ha quitado razón a esta hipótesis.

Supervivientes

Los cuerpos llegaron a la playa de la capital del país, pero también fueron recogidos en alta mar por pescadores mauritanos. La Gendarmería informó a los agentes de la Guardia Civil desplazados en la zona de que se habían recuperado más de ochenta cadáveres; eso sí, ninguna fuente española ha visto ni de cerca ni de lejos esta nueva sangría.

Apuntan también que hay un grupo de supervivientes –una quincena– si bien esta información no está del todo contrastada, dado que no se sabe si viajaban en el mismo cayuco que el grueso de las víctimas ni siquiera si todas ellas navegaban en la misma embarcación.

El mar, además, actuó a capricho como siempre de forma que los inmigrantes han ido apareciendo en una zona, la de Nuackchot, donde ahora mismo no están presentes ninguno de los medios españoles que integran el dispositivo de vigilancia capitaneado por Frontex.

Mientras, y pese al clarísimo destino de las últimas víctimas, ayer ni al Ministerio del Interior ni al de Trabajo le constaban estas muertes “que no se han producido en aguas españolas”, según indicó un portavoz de Interior.

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