No cesa el goteo de cadáveres de subsaharianos que arriban a las playas próximas a Nouakchott, la capital mauritana. Si el pasado fin de semana eran 17 los cuerpos sin vida que habían sido encontrados, este número se ha elevado durante las últimas horas hasta 84, tal y como informan las autoridades mauritanas, quienes han precisado que un total de 18 supervivientes han sido también encontrados.


En el momento de cerrar esta crónica, efectivos de la policía y la guardia marítima continuaban con las labores de búsqueda de cuerpos, no descartando que pudieran aparecer nuevos cadáveres a lo largo de la noche, al estimar que el cayuco en el que viajaban y que naufragó a finales de la pasada semana transportaba a unos 150 individuos. Estos subsaharianos, de varias nacionalidades aunque mayoritariamente senegaleses, perecieron ahogados cuando intentaban alcanzar las islas Canarias, tras haber partido de algún punto desconocido de la costa norte de Senegal. Hasta el momento se desconocen las causas del naufragio.


Casos de corrupción


Mientras las autoridades mauritanas, presionadas por la Unión Europea, especialmente por España, se esfuerzan en controlar el fenómeno de la inmigración clandestina, los casos de corrupción salpican a las fuerzas del orden de este país. Ayer, algunos medios de comunicación se hicieron eco de las denuncias vertidas por varios inmigrantes subsaharianos que afirman haber dado dinero a algunos policías a cambio de facilidades en el paso en numerosos controles existentes, al menos hasta Nouakchott.


Según otros testimonios, no serían raros los casos en los que, a cambio del conveniente incentivo pecuniario, efectivos de los cuerpos de seguridad habrían puesto en libertad a subsaharianos bajo arresto en espera de ser repatriados. De momento no ha habido ningún tipo de respuesta oficial, aunque oficiosamente sí se ha señalado que «se tratan de casos aislados».