La violencia irrumpe en la recta final de la campaña electoral en Alemania
El ataque a un español a manos de un refugiado sirio refuerza la política de 'mano dura' contra la inmigración
El Mundo, , 24-02-2025En campaña electoral cualquier sobresalto cuenta y el apuñalamiento el viernes de un turista español en la explanada del monumento a los judíos asesinados en Europa, a solo unos metros de la Puerta de Brandemburgo en Berlín, inclinará un poco más la balanza en favor del control de la inmigración y el endurecimiento de las leyes de asilo y refugio. Es lo que prometen hacer la Unión de cristianodemócratas (CDU) y socialcristianos (CSU), que este sábado celebraron su mitin final en Múnich. Y lo hicieron por todo lo alto, en una sala con largas mesas cubiertas de manteles a cuadros, como si fuera una carpa de la fiesta de la cerveza. Cuando el candidato y favorito según todas las encuestas, Friedrich Merz, subió al escenario con el líder de la CSU y primer ministro bávaro, Markus Söder, sonó una banda de música. Alguien propuso un brindis conjunto y las cerca de 4.000 personas allí reunidas, levantaron sus jarras de cerveza: ¡Salud!
Fuera se vive otra cosa. Frente a la sala de fiestas Löwenbräu, varios cientos de personas protestaron contra la política migratoria de Merz. Instalaron un fuego simbólico con cartones para simbolizar su canto: “Nosotros somos el muro de fuego”, el cordón sanitario que supuestamente ha levantado la CDU-CSU a la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD) para sacar adelante una moción antimigratoria en votación en el Bundestag. Merz planteó esa moción como reacción a la muerte, por arma blanca y a manos de un refugiado afgano, de una niña de ascendencia marroquí de dos años y un sirio de 41 que se puso de por medio. No ha sido la única tragedia que se ha vivido en este país que pasa la cuenta de los crímenes cometidos por refugiados y solicitantes de asilo; pero el asesinato de la pequeña cuando paseaba con su grupo de la guardería por el parque desgarró el país. La migración se adueñó de la campaña, polarizó el ambiente. La izquierda hizo asociar el voto por el control de la migración y las deportaciones de los demandantes de asilo rechazados a la ultraderecha, la tolerancia y el respeto de los derechos de los refugiados al centro democrático.
El autor del ataque del viernes a un vizcaíno de 30 años, que se encuentra en estado grave pero fuera de peligro tras ser operado de urgencia de un puñalada en el cuello, es un refugiado sirio de 19 años. Fue detenido y en el interrogatorio policial confesó que había madurado esa acción en su cabeza durante semanas. En la mochila llevaba una alfombrilla, un Corán y un cuchillo de caza. No podía permanecer impasible ante la situación en Oriente Próximo. Quería matar judíos y no se le ocurrió mejor lugar que el monumento al Holocausto, uno de los reclamos turísticos de la capital, donde los niños saltan y juegan al escondite en el laberinto de pilares de hormigón que conforman el sitio, los grupos de turistas se dispersan para sentir el desamparo y el peligro tras la pared, como los millones de judíos que esperaban su destino en los campos de concentración. El monumento al Holocausto no es un centro judío, pero sí ofrece al caer la noche un escondite para cobardes. A partir de cierta hora, el monumento es un bosque de sombras.
A pesar de que la política migratoria es uno de los temas más urgentes de la campaña electoral de la Unión, Merz lo mencionó relativamente tarde en su discurso. Hizo hincapié en que Alemania es un país abierto y acogedor con los extranjeros porque el “valor de las personas con raíces extranjeras es incalculable para Alemania”. Puso un ejemplo: “Imagínense que todos los que tienen antecedentes migratorios en Alemania dejaran de trabajar durante 24 horas. En las empresas municipales, en el transporte público y en los restaurantes, todo se paralizaría”, reconoció Merz, que ya en tono más mitinero clamó: “Ustedes son parte de la sociedad. Si tienen la nacionalidad alemana, son alemanes”.
Merz repitió la necesidad del cambio en el país y de reactivar la maltrecha economía. “Somos una economía en declive”, critica Merz, que, a diferencia de su predecesor, Söder, no estaba de pie frente al atril, sino que se movía por el escenario con un micrófono. De todos los países de la OCDE, Alemania ocupa el último lugar en términos económicos. Pero eso ya lo ha dicho muchas veces y la gente en la carpa quería celebrar anticipadamente el triunfo que le dan, con un 30% de los votos las encuestas. Söder, que hizo de telonero en su propia tierra, dejó el ambiente caldeado. Su primer dardo fue contra el ministro de Economía y candidato de los Verdes, Robert Habeck, a quien calificó de “gracioso” por las ocurrencias que ha tenido en campaña, como proyectar su imanen en edificios “Tengo mucha comprensión por un ego tan marcado”, dijo. El público se carcajeó. “Imagínate, querido Friedrich, que hubiéramos proyectado nuestras dos fotos en el castillo de Neuschwanstein”, en el que se basa la réplica del castillo de Cenicienta en Disneylandia, California.
Y para rematar añadió: "La condición de Habeck para una coalición es que se mantenga la prohibición de los motores de combustión. Así que está claro: ¡no habrá coalición con los Verdes!. La multitud se volvió loca.
(Puede haber caducado)