Elecciones en Alemania
Viaje a Dresde, la cuna del movimiento anti inmigración: "Ahí tiene a los refugiados, viviendo como reyes y nosotros pordioseando la pensión"
La inmigración preocupa al 67% de la población alemana y se ha convertido en uno de los principales ejes de la campaña; Dresde es una de las ciudades con más refugiados donde la AfD está al alza
El Mundo, , 19-02-2025La inmigración preocupa al 67% de la población alemana y se ha convertido en uno de los principales ejes de la campaña; Dresde es una de las ciudades con más refugiados donde la AfD está al alza
Dos mujeres con ropa musulmana que cubre todo su cuerpo y sus bebés en
Dos mujeres con ropa musulmana que cubre todo su cuerpo y sus bebés en una calle de Dresde. SEBASTIAN KAHNERT
Carmen Valero | Dresde
19/02/2025 00:15
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En una vieja escuela en el barrio de Klotzsche, cerca del aeropuerto de Dresde, viven desde principios de mes 82 solicitantes de asilo, entre ellos varios niños. No es el único albergue de este tipo en la capital del Estado federado de Sajonia y cuna del movimiento antinmigración Pegida, pero el rechazo en forma de manifestaciones e incendios provocados es el mismo.
Ocho años después de que Angela Merkel abriera las fronteras para amortiguar la crisis humanitaria de la guerra en Siria, las secuelas de aquella decisión vuelven a emergen en la campaña electoral alemana. Esta vez por la serie de ataques mortales que se han cometido en el país a manos de demandantes de asilo. Eso y por la enorme carga presupuestaria que, en tiempo de vacas flacas, ha de soportar el Estado, ha hecho que la narrativa antinmigración ya no sea exclusiva del partido de derecha populista Alternativa para Alemania (AfD). El discurso está en los partidos del centro democrático. Preocupa al 67% de la población. El dinero total destinado a los migrantes asciende a 50.000 millones de euros.
“Desde la ventana de mi cocina veo ese centro y me da miedo por lo que pueda pasar. No me siento segura. Deberían habérselos llevado a otro lugar”, declara a este diario una inquilina del bloque de pisos de enfrente. Mathilda (prefiere no dar su apellido) dice no ser racista, pero “no me gusta que estén ahí, con lo grande que es Alemania”. Su vecina, una anciana que llega arrastrando el carrito de la compra, se une a la conversación. “Ahí los tienen, sí, viviendo como reyes y nosotros pordioseando la pensión”.
El albergue la anciana asegura que no era una escuela, sino una guardería donde las madres dejaban a sus hijos en la RDA no es un palacio. Es una construcción con largos pasillos a lo largo de los cuales se abren habitaciones espartanas. Las hay con tres o cuatro camas en literas. Los baños son comunes. El comedor también. “No es gran cosa, pero tienen todo lo que necesitan”, explica un representante de la empresa que gestiona el centro, Saxonia-Care.
Cuando las obras de acondicionamiento acabaron y antes de que los primeros refugiados llegaran al centro, la concejala de Asuntos Sociales tuvo una idea. Organizó una jornada de puertas abiertas para que la gente del barrio viera cómo vivirían los vecinos y pudieran preguntar qué tipo de ayuda recibirían. El director regional de Saxonia-Care, Mohammad Najmeh, fue el maestro de ceremonias. Najmeh llegó a Sajonia en 2015 procedente de Siria con su familia y tiene experiencia con los campamentos de tiendas de campaña para refugiados en Leipzig, otra de las ciudades de este Estado con fuerte presencia de AfD.
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“Dijeron que una persona sola recibe 375 euros al mes. No es mucho, pero si se va sumando es una barbaridad. No hay dinero para el puente roto de Dresde, pero se invierte un millón de euros en esto”, afirma Mathilda. El monto de euros es correcto, pero se suma al gran presupuesto que Dresde destina a la atención de los refugiados. Ronda los 90 millones de euros al año, desglosados en varios conceptos: seguridad y protección contra incendios, equipamiento, funcionamiento de las instalaciones, servicios legales, alimentación, asistencia social y ayuda a la integración. Un buen bocado del presupuesto se va al centro de acogida de menores no acompañados y 24 horas al día bajo supervisión, 16 millones anuales. Entre los 219 menores atendidos, en su mayoría afganos y sirios, hay 12 niñas.
Los crecientes costes se explican, por un lado, por el hecho de que Dresde ha tenido que seguir acogiendo a refugiados. En 2022, la Dirección Regional de Sajonia asignó a la ciudad 1.549 solicitantes de asilo. En 2024 fueron 2.200 y unos 300 ucranianos. Esto representa un aumento de alrededor del 42%. Una parte de los gastos los paga el Gobierno regional, pero la capital debe aportar 46,8 millones de euros de sus propios fondos. La carga, y no solo para Dresde, es tal que el presidente de la Asociación de Ciudades Alemanas, Markus Lewe, ha levantado la voz en la recta final de la campaña electoral. “No podemos más. Los gastos sociales, sobre los que apenas tenemos influencia, se nos escapan”. Según sus datos, el 37% de las ciudades no pueden presentar un presupuesto equilibrado y otro 47% solo puede hacerlo liquidando las reservas existentes.
La resistencia de los vecinos al albergue en Klotzsche fue grande y, de hecho, el Consejo Consultivo del distrito lo rechazó. El proyecto siguió adelante, pero con fecha de caducidad. Serán cinco años, tras los cuales, el Ayuntamiento planea construir un moderno pabellón deportivo en este lugar. Aun así, crece el descontento. Aldeas, pueblos, ciudades y estados federados exigen un alivio presupuestario y de servicios que solo puede venir por el recorte de prestaciones sociales, la suspensión de derechos como el de reunificación familiar, el cierre de fronteras, las deportaciones y la eliminación de todos los elementos que pudieran provocar un efecto llamada. Y, paralelamente, crear un efecto salida. La diana, en este caso, está puesta en el millón de ucranianos acogidos por Alemania desde que empezó la guerra y a los que presta las mismas ayudas que a los nacionales vulnerables, superiores a las de los refugiados.
Los ucranianos que buscan protección en Alemania reciben hasta ahora un permiso de residencia temporal, que actualmente es válido hasta el 4 de marzo de 2025. La prestación social es de 563 euros por persona para solteros y de 506 euros para las parejas. Los hijos mayores de edad que viven con sus padres reciben 451 euros al mes, y también hay dinero para los niños más pequeños. Además, el Estado paga los gastos de alojamiento, calefacción y agua caliente. A esto se añaden necesidades adicionales, por ejemplo, para embarazadas, familias monoparentales, personas con discapacidad y enfermos crónicos. También se pueden solicitar prestaciones únicas: equipamiento inicial para ropa de niños y para el hogar, incluidos electrodomésticos, gastos de excursiones escolares, material escolar, autobús escolar y una cantidad de 15 euros mensuales para participación social. Los beneficiarios de la renta básica también tienen seguro médico obligatorio.
El primer ministro bávaro y líder de los democristianos bávaros (CSU), Markus Söder, socio de Friedrich Merz, presidente de la Unión Cristiano Demócrata (CDU) y previsible ganador de las elecciones este domingo, quiere hacer criba. Da dos opciones: incorporarse al mercado de trabajo o asentarse como desplazados internos en las regiones del país libres de los agresores rusos, que es el 80% de Ucrania. Los socialdemócratas y los Verdes se oponen.
El retorno de los cerca de 300.000 afganos y 800.000 sirios que siguen en el país no es más fácil de lograr. La situación en los países de origen es inestable y, salvo que el retorno sea voluntario y hay incentivos económicos sobre la mesa, las autoridades se topan contra un muro. A fecha de 31 de diciembre de 2024, 220.808 personas estaban obligadas a abandonar Alemania. Solo lo hicieron 18.000 “y el responsable de ese fracaso ha sido su Gobierno, señor Scholz”, machaca Merz en cada debate. No es tan simple, pero los detalles aburren a la audiencia.
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