Charlas del verano menguante (3)

ABC, 30-08-2006

Por IGNACIO CAMACHO

ENTRÓ en política durante los mandatos de Aznar, para ejercer cargos en la segunda línea de la Administración, y renunció a fajarse en la oposición «porque yo soy un hombre de gestión, un ejecutivo, y ese toma y daca del político profesional no va conmigo». Ahora ejerce de nuevo en el sector privado, con viajes frecuentes a una Bruselas en la que, según dice, «no acaban de entender a qué está jugando el Gobierno de España. Sobre todo en el asunto de la inmigración, que para Europa no es tanto una cuestión de blindaje de fronteras, sino de firmeza legal».
«Lo que no entienden allí es que se les pida ayuda para vigilancia marítima después de hacer regularizaciones masivas. Tú puedes blindar lo que quieras, que de todos modos se te van a colar por mil rendijas, y espera que Marruecos levante un poco la guardia que ahora mantiene por vete tú a saber qué contrapartidas. La cuestión esencial es emitir un mensaje de dureza, de que el que venga sin papeles va para fuera, y que se entere todo el mundo. Y eso requiere mucho dinero, mucho esfuerzo, y es un asunto de política interior sobre el que Europa no va a entrar por mucho que se lo pidamos».
«La crisis de los cayucos es muy llamativa, pero el verdadero caudal humano no está entrando por ahí, sino por avión y por carretera. Vienen en masa porque saben que aunque no tengan papeles tienen futuro. Hay redes de apoyo extraordinariamente bien organizadas, y la cuestión es colarse, estar dentro; luego siempre llegan los papeles, y en todo caso llega un trabajo, que por duro que sea siempre es mejor para ellos que quedarse en su país. Y ahí es donde hay que trabajar y ser firmes; conste que nosotros tampoco lo fuimos, o no lo suficiente, porque es un asunto complejo y ahora mismo todavía se necesita mano de obra extranjera para sostener el crecimiento».
«Lo que no sabemos es cuántos más pueden caber. Desde el prisma económico, dejando aparte las tensiones sociales, que ya es dejar, de momento hay capacidad para absorber más gente, sobre todo en el sector servicios, mientras se crezca al 3 por 100, o incluso algo menos. Pero como se ralentice la economía, o simplemente desciendan las transferencias y subvenciones europeas, se puede ver un número, en cuanto haya españoles dispuestos a trabajar en empleos que ahora mismo estamos dejando a los de fuera. Porque volverse no se van a volver, desde luego».
«Además de que el famoso argumento de que nos pagan las pensiones no está tan claro. Yo no sé si el coste de servicios públicos que tiene la inmigración compensa su indiscutible aportación a la Seguridad Social y al PIB, y sobre todo si la va a compensar en el futuro, a este ritmo; como economista me temo que no nos están contando la verdad. Lo que sí te digo es que estamos ante un cambio humano y económico muy trascendental, que va mucho más lejos del problema de los cayucos. Ésta es la cuestión esencial del país en los próximos años; yo creo que el PP debería incluir en su programa la creación de un Ministerio específico, con competencias de Estado. Ya que no gobernamos, al menos deberíamos pensar, ¿no?

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