Alemania mantiene frente a las críticas de JD Vance su "Nunca más" ante la extrema derecha
Los ultras de Alternativa para Alemania seguirán aislados pese al apoyo del Gobierno de Estados Unidos, pero tendrán más poder en el Parlamento
El Mundo, , 17-02-2025El muro de contención levantado en Alemania a la extrema derecha es más impermeable de lo que el vicepresidente estadounidense JD Vance imagina. Aunque haya “un nuevo sheriff en la ciudad” y traduzca “cordón sanitario” por “déficit democrático”, su discurso en la Conferencia de Seguridad de Múnich no cambiará el sistema político construido por un país que ha jurado “Nunca más”. La formación por la que Vance dio la cara en plena campaña electoral alemana para, de paso, defender en Europa el movimiento MAGA de Donald Trump, podría obtener el 20% de los votos. Si los democristianos de la CDU-CSU, primeros en las encuestas, les tendieran la mano, habría mayoría parlamentaria. Pero no lo harán. Alternativa para Alemania (AfD) seguirá al otro lado del muro, proscrito por su tufo a nacionalsocialismo. Compromiso con la Historia.
Los pronósticos electorales se mantienen. Habrá cambio de Gobierno. El instituto demoscópico Allensbach da a la CDU-CSU de Friedrich Merz el 32% de los apoyos. Les sigue AfD, liderado por Alice Weidel, el Partido Socialdemócrata (SPD) del canciller Olaf Scholz, con el 15%, y los Verdes, con el ministro de Economía, Robert Habeck, al frente, el 13%.
Los cuatro líderes participaron anoche en un debate televisado en el que, una vez más, se habló de inmigración, defensa, Ucrania y economía. El miércoles, Scholz y Merz mantendrán el último duelo de una campaña que concluirá en las urnas el domingo 23. Las cartas están echadas y el margen de maniobra para la formación de gobierno sigue muy estrecho. La CDS-CSU pondrá el canciller y Merz ya ha sido recibido como tal en la Conferencia de Múnich este fin de semana, pero no suman mayoría si se coaligan solo con el SPD y tampoco con los Verdes. Para evitar un tripartito, la CDU-CSU podría gobernar en minoría.
Weidel y los suyos seguirán aislados, pero tienen 1.000 razones para festejar. Liderarán la oposición y, además, con el doble de escaños de los obtenidos en 2021. Se lo deberán, en parte al Elon Musk, que ha hecho campaña por AfD en sus redes sociales antes de que JD Vance hiciera lo propio en Múnich. Vance se entrevistó incluso con Weidel en un hotel. Le dio el tiempo y la atención que le negó al todavía canciller.
Las encuestas de Allensbach no alteran el panorama general, pero abren el abanico parlamentario a los pequeños partidos. La mayoría de los sondeos aventura una entrada muy raspada en el Bundestag del partido Die Linke (La Izquierda) y la desaparición de los liberales (FDP) del hasta hace muy poco ministro de Finanzas, Christian Lindner. No entraría tampoco la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), una escisión de la izquierda que, de la nada, irrumpió con fuerza en las pasadas elecciones regionales de Brandeburgo, Turingia y Sajonia.
El instituto Allensbach salva en las encuestas publicadas ayer a Die Linke con un 6% y al FDP con el 5%. La BSW no llegaría al mínimo del 5% requerido para entrar en el Bundestag. Solo habría recabado el 4%. El nicho de BSW está y parece que se va quedar en los estados federados germanorientales, socioculturalmente más afines a Rusia. Wagenknecht rechaza el suministro de armas a Ucrania porque defiende que solo la diplomacia puede poner fin a la guerra, pide que Alemania vuelva a comprar rápidamente gas ruso barato para reactivar la economía, advierte contra la guerra nuclear, contra el despliegue de misiles estadounidenses de alcance medio, contra el aumento de los refugiados, contra la pérdida de la diversidad de opiniones, contra los Verdes y su wokismo, contra el fortalecimiento de la AfD y contra el declive total de Alemania.
Die Linke, partido poscomunista del que procede Wagenknecht, trotskista en su juventud, participaría en una legislatura más, pero igualmente debilitado. Con la voz del Este, con las frustraciones, el miedo al futuro, las malas infraestructuras, la despoblación y el rechazo a la inmigración, se ha fortalecido la AfD.
La desaparición de los liberales del Bundestag, una posibilidad muy real, podría tener consecuencias en la formación de gobierno, pues aunque solo fuera por un pequeño porcentaje, la CDU-CSU se vería reforzada. Pero Lindner lo tiene complicado. La reputación del partido se ha visto afectada. Scholz ha acusado a Lindner de haber provocado la ruptura del tripartito que formaba también con los Verdes, de haber traicionado su confianza y de actuar con una táctica mezquina.
En la campaña electoral de 2021, el partido se mostró fresco y atrevido. Muchos votantes jóvenes le dieron su voto en aquel momento, con la esperanza de un país más moderno y digital, y también con la esperanza de menos restricciones debido a la pandemia. Pero el FDP ha sufrido por la coalición Scholz. En esta alianza, a Lindner le gustaba de hacer de guardián, se veía en la obligación de contener a sus socios de izquierda del SPD y de los Verdes y sus deseos de más Estado. Actuó como un tesorero estricto y a veces implacable. No fue un papel que le hiciera popular ni que le hiciera sentirse agradecido.
En la lucha que ahora libra por ese 5%, Lindner se presenta como antítesis, que lo es, del que fuera su colega de Economía. “A Robert Habeck solo le crece la frustración, no la economía” dice Lindner. Y dado que las elecciones al Bundestag hace tiempo que dejaron de ser una cuestión de quién será canciller, el liberal sostiene que la pregunta “decisiva de esta campaña electoral es ¿Lindner o Habeck en el gabinete?”
No es la pregunta que ahora se hace la CDU-CSU. El líder de la CSU y primer ministro bávaro, Markus Söder, ya ha dicho que no quiere a los Verdes ni en pintura.
(Puede haber caducado)