Estados Unidos extiende su 'frontera' hacia el sur: "No comienza en Texas y México, comienza mucho antes"
La cruzada antiinmigración emprendida por la nueva Administración Trump sigue en lo más alto de la agenda del republicano y de su secretario de Estado, inmerso en su primera gira internacional
El Mundo, , 04-02-2025“Nuestra frontera no comienza en Texas y México, comienza mucho antes”, certificó Marco Rubio como colofón a la visita al primer país de su gira internacional, que siguió este lunes en El Salvador. O sea, mucho más al sur, quiso decir el secretario de Estado de EEUU precisamente en Panamá, el país que une Sudamérica y Centroamérica frente al Caribe.
Una declaración de intenciones dedicada en su sentido más literal a la cruzada antimigrantes emprendida por la nueva administración. El propio dirigente cubanoamericano supervisó en el aeropuerto panameño de Albrook el vuelo a Medellín con 43 deportados colombianos.
“Este es un ejemplo contundente de la fortaleza de la alianza entre Estados Unidos y Panamá. La Administración Trump está centrada en detener la migración ilegal y proteger tanto nuestras fronteras como a nuestros ciudadanos”, aclaró Rubio, quien también valoró los esfuerzos conjuntos en la selva del Darién, donde se ha reducido al 94% en enero el paso de emigrantes que buscaban llegar a la frontera sur de Estados Unidos.
Ambos ejecutivos ampliarán el Memorando de Entendimiento firmado en julio pasado, lo que permitirá las repatriaciones a terceros países, como Colombia, Venezuela y Ecuador.
Y no son los únicos éxitos que puede exhibir el primer secretario de Estado latino a su jefe político. El presidente panameño anunció el domingo que su país pondrá fin al pacto con China, bautizado como la Ruta de la Seda. “Es un gran paso adelante para las relaciones entre Estados Unidos y Panamá, un Canal de Panamá libre, y otro ejemplo de liderazgo de Trump para proteger nuestra seguridad nacional y brindar prosperidad al pueblo estadounidense”, certificó Rubio.
No se trata, ni mucho menos, de las únicas concesiones realizadas por Panamá. Según adelantó la agencia Bloomberg, empotrada en el equipo de Rubio durante su primera gira internacional, Mulino está dispuesto a forzar el tránsito gratuito de buques estadounidenses por el Canal de Panamá. O como poco, con rebajas en las tarifas.
Los buques de guerra estadounidenses también tendrán vía libre en el istmo, tal y como se adelantó tras la reunión de Rubio con el administrador del Canal de Panamá. Estos barcos ya no tienen que hacer cola en la entrada, como ocurre con el resto de embarcaciones.
En paralelo, en menos de dos semanas se conocerá el resultado de la investigación emprendida por la Contraloría nacional a la empresa china Panamá Ports, subsidiaria de Hong Kong Hutchinson Holdings, al cargo de los puertos de Balboa y Cristóbal, en la entrada y salida del canal, el mayor punto de fricción para la administración republicana. En Panamá City se da por hecho que el Gobierno de Mulino hará todo lo posible para dar por acabado el contrato con los chinos, convertido hoy en un quebradero de cabeza.
“El presidente hizo lo que tenía que hacer para no profundizar la inestabilidad, lo manejó de forma inteligente. Ha ganado tiempo. Trump necesita presentar una gran victoria política y no se va a sentir tranquilo hasta que los chinos salgan de los dos puertos”, concreta a EL MUNDO Carlos Raúl Moreno, antiguo subadministrador de la Autoridad Marítima de Panamá y buen conocedor de las negociaciones en curso.
No piensan lo mismo las autoridades chinas. “La única parte que ha amenazado el Canal es Estados Unidos, lo que no sólo representa una amenaza para Panamá, sino también para todo el mundo. Respetar la neutralidad permanente del Canal es un compromiso solemne de China”, respondió la embajadora en Panamá a través de un artículo publicado en el diario La Estrella de Panamá.
Tras jornada y media en Panamá, uno de los principales aliados de Estados Unidos en la región, cobra más importancia la frase de Rubio que abre esta crónica. Más allá de su sentido literal, esta declaración resume la diplomacia agresiva, espada de Damocles en mano, de la presidencia de Donald Trump, apoyada en la importancia del traspatio estadounidense y de la famosa doctrina Monroe, que ahora tienen en jaque a los aliados de Washington y no a las dictaduras de la región o los grandes rivales ideológicos.
Y es que Panamá se despertó sobresaltada tras un día de muchas emociones. Tras el acercamiento visible entre Mulino y Rubio, que consiguió durante horas aplacar los temores de la sociedad panameña, las últimas amenazas de Trump a pie de avión (“algo muy poderoso va a suceder” si no se recupera el Canal) les devolvió a la realidad de esta nueva era. El presidente estadounidense no se va a quedar tranquilo hasta que consiga una nueva victoria política que añadir a las logradas con Nicolás Maduro, Claudia Sheinbaum o Gustavo Petro.
Como invitada protagonista queda la sociedad panameña, que vive así un compás de espera agridulce, incluido el despertar de cierto fervor nacionalista, con cientos y cientos de banderas repartidas en lugares estratégicos.
“Una genuflexión total a Estados Unidos le puede pasar factura al Gobierno”, vaticinó Moreno.
Las primeras voces en contra de lo acordado, que significa una clara marcha atrás a las aspiraciones chinas, llegaron desde los sindicatos. “Esta es una actitud vendepatria del presidente”, disparó el dirigente sindical Saúl Méndez.
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