Hamoudi fue devuelto al mar tras pisar la UE y ahora se enfrenta a Frontex: "Quiero que se haga justicia y reciban su castigo"

El 3 de febrero el TSJUE estudiará de nuevo una querella contra Frontex por las devoluciones en caliente.

Público, Emilia G. Morales, 04-02-2025

Alaa Hamoudi (25) vio de cerca a la muerte en dos ocasiones. La primera, el 28 de abril de 2020, al cruzar en barco desde Turquía hasta Samos, una isla griega cercana a la península de Anatolia. La segunda, unas horas después de su llegada a la isla, cuando tuvo que hacer el recorrido inverso. A diferencia de lo que le habían dicho –y de lo que recoge el derecho internacional– pisar tierra firme no fue suficiente para que este joven, que huía de la guerra civil siria, pudiera solicitar el asilo.

Según su relato, él y las otras 21 personas que habían arribado a Samos fueron embarcados a la fuerza en otro barco y abandonados de nuevo en el mar. Unas horas después, fueron rescatados por los guardacostas turcos y encarcelados durante dos semanas. Hamoudi aún no lo sabía pero en ese mismo momento un avión de Frontex supervisaba toda la operación. Así lo demostró el periódico Der Spiegel seis meses después de los hechos.

La historia de Hamoudi fue publicada por el periodista Bashar Deeb en Bellingcat en mayo de 2020. La investigación periodística recabó numerosas pruebas del incidente y, junto a las publicadas por el medio alemán, supusieron la base de la denuncia presentada por Front-Lex junto al propio Hamoudi contra la Agencia de Fronteras de la UE. Fue gracias a la conversación que mantuvo con el periodista, que el joven sirio tomó consciencia de que sus derechos habían sido violados por parte de las autoridades europeas. “Este es un caso muy especial, porque una víctima aleatoria nunca estaría en la posición de poder llevar a cabo esta denuncia”, subraya Iftach Cohen, abogado de Front-Lex.

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La suerte ha permitido a Hamoudi contar una historia que centenares de personas desaparecidas en el Mediterráneo no pudieron contar. Por él y por ellos, este 3 de febrero alzará la voz frente el Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea (TSJUE) por segunda vez, después de que el organismo judicial desestimara el caso en primera instancia.

En unas horas tiene la apelación ante el SJUE¿ Cómo se siente?

Tengo una mezcla de emociones, por una lado tengo esperanza y estoy expectante con la audiencia de mañana. Quiero que se haga por fin justicia y que quienes me reprimieron y me abandonaron en el mar de nuevo reciban su castigo.

¿Qué puede contarnos de aquel 28 de abril de 2020?

El viaje de Turquía a la isla de Samos no es nada fácil. La gente arriesga sus vidas para alcanzar la UE porque supuestamente será un lugar seguro. Pero después no es así. Viajamos por la noche y fue muy arriesgado. Hubo un momento en que creí que iba a morir. De hecho, no estaba nada seguro de que lo conseguiríamos hasta que por fin llegamos. Desembarcamos en Samos por la mañana y comenzamos a subir una colina. Uno de los que venía con nosotros en el barco iba grabando y haciendo fotos.

Sentíamos que realmente habíamos llegado a un lugar seguro. Tomé un par de fotos y se las envié a un amigo, pero no tenía internet y no le llegaban. Atravesamos varias granjas y encontramos a un hombre. Uno de nosotros hablaba inglés, así que le pidió que llamara a la policía para avisarles de que habían llegado a la isla. Nos respondió que lo sentía, pero que no podía ayudarnos porque no quería tener problemas por ayudar a personas que acababan de cruzar la frontera. Seguimos caminando, pasamos por una iglesia y encontramos a una mujer mayor. Tratamos de pedirle ayuda, pero nos cerró la puerta en la cara.

No sabíamos qué hacer, así que volvimos a donde estaba el granjero. Le insistimos en que, por favor, llamara a la policía y finalmente accedió.

¿Cómo fue el encuentro con la policía?

En primer lugar llegaron dos policías y nos dijeron que nos pusiéramos en fila. Nos repartieron mascarillas y nos pidieron que les entregáramos los móviles. Los fueron metiendo en una bolsa de plástico grande. Uno de los chicos que venía con nosotros se negó a entregarlo y el policía le golpeo y lo empujó de forma violenta. Fue un shock para todos, porque hacía un momento acababan de decirnos que todo iba a estar bien y que no nos preocupásemos. Que nos devolverían los móviles y nos llevarían a un campo de refugiados.

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Nos preguntaron que quién nos habían dicho que podíamos ir a Grecia (…) Si no lo hacíamos nos devolerían al sitio del que habiamos venido

Después de este incidente llegó otro coche con policías vestidos de negro. Algunos de ellos llevaban la cara tapada. Nos preguntaron que quién nos habían dicho que podíamos ir a Grecia. Nos dijeron que si se lo decíamos nos llevarían al campo de refugiados y que si no, nos devolverían al sitio del que habíamos venido. Pero nosotros no sabíamos la identidad real de la persona que organizaba el viaje, así que no pudimos decir nada.

¿Cuándo os trasladaron al mar de nuevo?

Nos llevaron a un barco y nos dijeron que nos llevarían a Atenas

Fueron metiéndonos por grupos en la parte de atrás del segundo coche y nos trasladaron hasta el puerto. Alguno de los policías hablaba inglés, así le daba órdenes a una chica que nos traducía. Les preguntamos que a dónde nos llevaban y respondieron que a Atenas. Ya en el puerto nos metieron en un pequeño barco, estilo falucho [embarcación pequeña de vela]. Estábamos asustados, no sabíamos qué hacer y no sabíamos si ese barco podía llevarnos a Atenas. Nos trataron muy mal. Fue muy decepcionante.

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¿Fue entonces cuando les abandonaron en el mar?

No. Había dos policías en el barco con nosotros. Uno dirigía la barca, que iba mar a dentro. Otro iba completamente vestido completamente de negro y llevaba con un arma. Dijo que estaba cargada y que disparaía a quien se moviera. Todo esto fue contado con detalles en la investigación de Bashar [periodista]. Entonces llegamos a otro barco, una lancha de goma. Uno de los oficiales quería golpear el barco con una especie de palo con una aguja y dejarnos morir ahí. Uno de los pasajeros de la barca logró quitarle el palo y lo lanzó al mar, así que se marcharon y nos dejaron allí, en la barca, en el mar. Todo esto ocurrió en un par de horas. Estábamos en shock. Fue una experiencia muy traumática, había niños en la barca, gente gritando y en pánico. Estuvimos a la deriva durante 17 horas.

¿Cómo llegaron de nuevo a Turquía?

Después de muchas horas en el mar vimos un barco con una bandera turca navegando cerca de nosotros. Iban y venían. Nos investigaban. Luego apareció un barco con una bandera griega, que hizo básicamente lo mismo. Al final nos rescató el barco turco. Ya en tierra firme se dieron cuenta de que, según el registro de Turquía, ya daban a la tripulación por perdida.

¿Alguna vez había oído hablar de las devoluciones en caliente"? ¿Sabía entonces lo que eran?

No, no sabía que esto podía pasar. Ni siquiera me lo imaginaba, porque aquello fue inhumano. Todo lo que sabía de Samos es que era parte de la UE y que allí estaría seguro porque sería recibido como un solicitante de asilo. No sabía que esto podía ocurrirme y fue muy traumático. Sentí que nos estaban condenando a morir en el mar y que ni siquiera les importaban nuestras vidas o nuestra dignidad.

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¿Alguna vez le han tratado disuadir de llevar a Frontex ante la Justicia europea?

No directamente, pero mucha gente a mi alrededor me ha dicho que no los demandara, que era muy arriesgado porque los de Frontex son como unos magnates. Pero tengo la determinación de que se haga justicia porque es mi derecho. Siento que tengo que demostrar mi historia.

¿Por qué motivo decidió emigrar a Europa? ¿Cuál era su situación en Siria?

Me fui de Siria cuando era un adolescente de 14 años. Vivir allí era muy peligroso. La gente desaparecía y moría bajo el fuego y las bombas. Incluso mi hogar fue bombardeado. Ya no tengo casa en Siria. Así que mi padre decidió irse del país.

Mi país es ahora Alemania, porque es donde vivo

Tras la caída de Bashar Al Asad, algunos Estados de la UE han planteado la posibilidad de volver a considerar a Siria como un lugar seguro. Esto podría restringir la concesión de asilo o abrir la puerta a deportaciones. ¿Qué opinas de esto?

Debido a la guerra, hay gente que salió del país hace 14 años. De hecho, hay gente que ha nacido o crecido en Europa. No creo que tenga sentido obligarles a volver a Siria, donde ya no tienen nada. Yo, por ejemplo, ya no tengo familiares en Siria, están todos en algún país europeo y mi familia más cercana y yo vivimos en Alemania. No tenemos una casa a la que volver. Incluso aunque Siria sea el lugar del que vengo, no tendría sentido que me deportaran. Mi país es ahora Alemania, porque es donde vivo.

Me han concedido la protección subsidiaria y tengo permiso de residencia. Soy una buena persona, estoy siguiendo las normas legales y sociales. Estoy estudiando y construyendo aquí una vida. Alemania es un estado que cumple la ley ¿por qué debería temer una deportación?

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