El líder conservador de Alemania, Friedrich Merz, protagonista de turbulencias políticas por haber aceptado los votos de la ultraderecha en sendas iniciativas parlamentarias de restricción migratoria, aseguró el lunes en el congreso en Berlín de su partido, la democristiana CDU, que el partido ultra AfD es precisamente el enemigo a batir en las elecciones del próximo día 23. Merz prometió que, de convertirse en canciller, no habrá cooperación con la extrema derecha, y centró su discurso al millar de delegados del congreso en la economía y la seguridad, con solo un par de menciones a la migración. Los democristianos cerraron filas en torno a su candidato.

“No cooperaremos con el partido que se autodenomina Alternativa para Alemania. Ni antes, ni después, ni nunca –aseguró Merz-. Es nuestro adversario más importante en esta campaña electoral. Queremos convertirlo en un fenómeno marginal, que es donde debe estar”. Para lograrlo, el candidato a canciller de la alianza conservadora entre la CDU y su socia histórica, la socialcristiana CSU de Baviera, apuesta por arrebatarles a los ultras su tema estrella: el rechazo a la inmigración.

El millar de delegados del congreso de la democristiana CDU cierra filas con su líder Friedrich Merz
La CDU/CSU encabeza los sondeos de intención de voto con el 30-33%, seguida de la ultraderechista AfD (20-22%), el socialdemócrata SPD (15-16%) y Los Verdes (13-14%). El partido liberal FDP podría no alcanzar el 5% necesario para tener representación parlamentaria, riesgo que también afrontan el partido izquierdista Die Linke y su escisión, el partido izquierdista antiinmigración Alianza Sahra Wagenknecht (BSW).

“Estamos siendo atacados y hay protestas contra nuestras políticas, pero ahora es importante mantener el rumbo”, dijo Merz sobre las manifestaciones de los últimos días en varias ciudades alemanas (en Berlín marcharon el domingo más de 150.000 personas) en defensa del cordón sanitario a la ultraderecha, marchas en las que se le recriminaba connivencia con la AfD.

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MARÍA-PAZ LÓPEZ | BERLÍN. CORRESPONSAL
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“La gran mayoría de la población está de acuerdo con nosotros en que nuestra política migratoria no puede seguir así”, sostuvo Merz. Según una encuesta para la cadena pública ARD, el 67% de alemanes respaldaría controles fronterizos permanentes, y el 57% está a favor de devolver en la frontera a extranjeros sin documentos de entrada válidos, aunque quieran solicitar asilo en Alemania. Estas son dos medidas que figuran en el plan de gobierno de Merz, a pesar de que no encajan en la legislación europea y alemana.

Con todo, Merz no cargó las tintas en la migración y prefirió hablar de economía, criticando al Gobierno saliente de socialdemócratas y verdes del canciller Olaf Scholz. “Después de tres años de política económica principalmente verde, nos enfrentamos a la necesidad de restablecer la economía de mercado en nuestro país –dijo–. Solo nos haremos una pregunta antes de cada decisión: ¿sirve esta decisión para reforzar la competitividad de nuestra industria o la perjudica? Si sirve para la competitividad, la aprobaremos; si la perjudica, no”.