Abu Bakar dejó Jaurah, una localidad pakistaní enclavada en mitad de la carretera que une Dinga con Llamusa, perteneciente a Gujrat, en la provincia de Punjab, con un objetivo: llegar a Europa. Había pagado tres millones de rupias (10.346 euros) a un traficante para lograr su objetivo. La primera parte del trayecto fue cómoda: coger un avión con destino Senegal. Pero al llegar a África todo se complicó. Fueron trasladados por carretera hasta la costa de Mauritania, donde a él y a otros 65 compatriotas les obligaron a subir a un cayuco. A quienes se negaban, les arrebataban el móvil. Sufyan Ali logró guardar su dispositivo. Sin que nadie lo viera, mandó una nota de voz a su padre, Ahsan Shehzad, contándole que la embarcación estaba abarrotada, que más de 20 personas habían subido a la fuerza y que tenía miedo. Le acompañaban en su viaje su primo y otros nueve vecinos de Dhola, también en Gujrat, a apenas tres kilómetros de Jaurah.

El cayuco zarpó el 2 de enero de Mauritania rumbo a Canarias con 86 personas en su interior, pero nunca llegó a su destino. El fuerte oleaje lo hizo volcar. La embarcación quedó a la deriva hasta el 15 de enero, cuando fue divisado cerca de Dajla, una ciudad portuaria del Sáhara Occidental, por un barco marroquí, el Diali, dedicado a la pesca de pez espada. En el interior del cayuco había 35 supervivientes que convivieron durante días con 15 cadáveres.

«Han sobrevivido 22 paquistaníes. Los cadáveres se están identificando mientras hablamos», afirman desde la Embajada de Pakistán en Marruecos a Crónica. Del medio centenar de fallecidos, 44 eran originarios del país asiático, donde la noticia ha conmocionado hasta tal punto que el presidente del país, Asif Ali Zardari, ha pedido «medidas más estrictas para frenar el tráfico de personas» y ha ordenado al primer ministro, Shehbaz Sharif, «enviar equipos de investigación a Marruecos» para esclarecer lo sucedido.

Los supervivientes se alojan en un campamento cerca de Dajla y los cadáveres están depositados en la morgue del Hospital Regional Hassan II de la misma localidad. La Agencia Federal de Investigación pakistaní ha abierto tres casos contra sospechosos de estar involucrados en el envío de inmigrantes ilegales al extranjero. «Por desgracia, este tráfico de personas siempre ha existido en Pakistán, pero la ruta pasaba por Turquía, Grecia e Italia», explica Ahmed Sardar, secretario adjunto y portavoz de Pak Federación España, organización que reúne a todas las entidades de la comunidad pakistaní en nuestro país. «El control de las fronteras en estos tres países ha hecho que cambie la travesía. Hay casos en los que los migrantes han sufrido mucha violencia, como palizas brutales por parte de la policía turca, por ejemplo», señala.
Cayuco rescatado con 68 ocupantes, uno fallecido, en El Hierro.
Cayuco rescatado con 68 ocupantes, uno fallecido, en El Hierro.EFE

Según la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex), más de 50.000 migrantes navegaron en condiciones precarias desde el noroeste de África hasta Canarias en 2024, la mayoría procedentes de Senegal y Mali. La ruta canaria es calificada como «la más mortífera» del mundo. Caminando Fronteras, la ONG que informó antes que nadie del naufragio del cayuco donde viajaban Bakar y Shehzad, calcula en su informe Monitoreo del derecho a la vida que cada día 28 personas mueren intentando alcanzar las costas Canarias. Un total de 9.757 vidas perdidas en el Atlántico en apenas un año.

La presencia de asiáticos en la ruta canaria comenzó a crecer en 2024. Entre enero y noviembre llegaron al Archipiélago 221 pakistaníes, 54 bangladesíes, 13 sirios, 12 afganos y ocho yemeníes. La cifra aumentó el último mes del año: el 17 de diciembre llegó a El Hierro un cayuco con 75 personas de las que 53 eran pakistaníes.

«En mi país, muchas familias han tardado mucho en enterarse del destino de los suyos. No sabían si entre los fallecidos estaba su hijo, hermano o padre. Las mafias les quitan los móviles para que no haya grabaciones de cómo los transportan», lamenta Sardar. Razia Bibi ha tenido mejor suerte. Vecina de Daska, otro pueblo de Punjab, ha recibido la noticia de que su hijo Mohammad Arfan ha sobrevivido. También su compañero de viaje Arslan Ahmed. Ambos vendieron sus propiedades para poder financiar su travesía a Europa. «Las mafias les prometen una vía fácil y rápida, una oportunidad única en la vida. En esos pueblos ven cómo los familiares que tienen en Europa poseen casas, coches… Les llega información sesgada del trayecto y, como Pakistán es un país con mucha agricultura, venden una parte o la totalidad de sus terrenos. También empeñan joyas o piden préstamos. Pagan de 10.000 a 20.000 euros a las mafias creyendo que luego, con su trabajo en Europa, podrán recuperar sus pertenencias rápidamente», destaca Sardar.
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Desde Pak Federación España destacan que cientos de conciudadanos mueren cada año al intentar llegar a Europa por mar y tierra. Se calcula que 350 pakistaníes iban a bordo de un barco pesquero abarrotado de migrantes que naufragó frente a las costas de Grecia el 14 de junio de 2023 en circunstancias aún sin esclarecer. La ONU estima que unas 750 personas iban hacinadas en el barco. Sólo fueron rescatadas 104, 12 de ellas pakistaníes. Es uno de los dramas migratorios más mortíferos de los registrados en el Mediterráneo.

El arranque de 2025 no ha suavizado los dramas en la ruta canaria. Al que ya es ya uno de sus peores naufragios, se suma la muerte de un migrante que viajaba en un cayuco rescatado el pasado miércoles cerca del puerto de La Restinga, en El Hierro. Viajaba con otras 67 personas. Un total de 3.460 migrantes han llegado de forma irregular a España en los primeros 15 días de 2025.
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