La muerte de tres adolescentes egipcios a finales de diciembre cerca de la frontera entre Bulgaria y Turquía pudo haberse evitado. Así lo asegura la documentación recopilada por las organizaciones No Name Kitchen (NNK) y Collettivo Rotte Balcaniche (CRB), dos asociaciones de defensa de los derechos de los migrantes que, según publica The Guardian, aportan fotos, testimonios y datos de geolocalización para demostrar que los agentes de fronteras impidieron el rescate de los menores, que acabaron muriendo de frío entre la nieve.

Los hechos denunciados ocurrieron en los bosques de Bugas, en el sureste de Bulgaria, un lugar de paso para los migrantes sin papeles que tratan de entrar en este país, integrante de la Unión Europea, desde Turquía.

El 27 de diciembre, tres chicos, identificados como Ahmed Samra (17 años), Ahmed Elawdan (16) y Seifalla Elbeltagy (15) realizaron llamadas de auxilio porque estaban perdidos en medio de las temperaturas bajo cero. Los grupos que recibieron su petición trasladaron, con las geolocalizaciones, el aviso a los servicios oficiales.

Según menciona The Guardian citando el informe ‘Frozen Lives’ de No Name Kitchen y Colletivo Rotte Balcaniche, la Policía búlgara de fronteras no sólo ignoró esta alerta sino que obstaculizó los intentos de rescate de las organizaciones.

El relato de un integrante, de nombre Seb, de No Name Kitchen cita que, cuando ellos mismos trataron de auxiliar a los migrantes, los agentes les dieron el alto y les obligaron a abandonar su vehículo.

En un nuevo intento, al día siguiente, localizaron en el bosque el cadáver congelado de Ahmed Samra y a su alrededor, “huellas de patas de perro y de botas”, lo que indicaría que la “la Policía de fronteras ya lo había encontrado, tal vez vivo o muerto, pero había optado por dejarlo allí”. Cuando los activistas volvieron al lugar de los hechos más tarde, todas esas huellas según relatan habían sido borradas. Entre el 28 y el 29 de diciembre se hallaron los otros dos cadáveres, el último con mordeduras de animales.

Ambas organizaciones reclaman una investigación “independiente y formal” por estos hechos al tiempo que denuncian el hostigamiento que sufren sus activistas. No Name Kitchen y Collettivo Rotte Balcaniche enmarcan este episodio en un contexto de “violencia sistémica” y “trato degradante” contra los migrantes.

El ministerio búlgaro del Interior ha rechazado esta acusaciones y ha asegurado que sus fuerzas fronterizas habían reaccionado a tiempo enviando patrullas “inmediatamente”, pero que los cadáveres se encontraron en lugares distintos a los facilitados. Asegura que a lo largo de 2024 se desarrollaron 515 operaciones de búsqueda y rescate de migrantes.