La cuestión migratoria ahonda en las divisiones del Partido Socialista portugués

El exlíder de la formación António José Seguro y el actual presidente del Consejo Nacional de Migraciones y Asilo, António Vitorino, viven un enfrentamiento abierto

La Voz de Galicia, Brais Suárez Brais Suárez OPORTO / E. LA VOZ , 28-01-2025

El Partido Socialista (PS) portugués vive un proceso de cambio. La repentina caída de António Costa obligó a la formación a afrontar una sucesión a marchas forzadas, lo que ha abierto grietas que, un año después, siguen apareciendo en los momentos delicados. Pedro Nuno Santos, entonces discutida cabeza visible del ala izquierda, asumió el liderazgo en un contexto de redistribución histórica de fuerzas en el Parlamento y sociedad portugueses, con nuevos debates para los que el PS no acaba de encontrar consenso.

La primera es una cuestión que atañe directamente al partido, dividido en cuanto a qué candidato apoyar para las elecciones presidenciales de enero del 2026. De la lista se ha caído el actual gobernador del Banco Central, Mário Centeno, favorito para una sección de los socialistas. Son dos hombres quienes encarnan un enfrentamiento abierto: el exlíder António José Seguro y el actual presidente para el Consejo Nacional de Migraciones y Asilo, António Vitorino.

Augusto Santos Silva, expresidente del Parlamento, dijo que Seguro «no cumple los requisitos mínimos para una candidatura», y este se limitó a ignorarlo: «Fue tan bajo, que ni le voy a responder», dijo en televisión. Los tira y afloja se prolongan desde diciembre y traslucen más división que posible consenso. Por su parte, Pedro Nuno Santos solo dice que «quiere un candidato fuerte».

Hasta ahí, una tensión que también se puede interpretar como un natural debate interno. Pero otra cuestión, y esta de carácter fundamental, ha salido a relucir en los últimos días, tras una entrevista a Expresso en la que Santos criticó el instrumento fundamental de António Costa en el ámbito migratorio, y que fue inmediatamente revocado por la actual administración de Luís Montenegro: la llamada manifestación de interés, que permitía la regulación de inmigrantes que ya se encontraban en Portugal. «Tenía también efectos negativos porque, en realidad, no podemos ignorar que tenía un efecto llamada», criticó Santos. «No hicimos todo bien en los últimos años en lo relativo a la inmigración», aseguró, y añadió que «quien quiere vivir o trabajar en Portugal obviamente entiende, o debe entender, que hay un modo de vida común, una cultura que debe ser respetada».

Las críticas no se hicieron esperar: la eurodiputada Ana Caterina Mendes y el exministro del Interior José Luís Carneiro hablaron de un error; la exministra Marta Temido reconoció que «nos hace sentir incómodos» y la diputada Isabel Moreira directamente lo corrigió: «El campo de afirmación de valores y principios es el da la ley fundamental y esta no quiere saber nada de la nacionalidad».

Sin embargo, otra histórica, Ana Gomes, reconoció que «los resultados [de la manifestación de interés] son muy malos; dejaron a más de 400.000 personas en una situación imposible». Precisamente, el otro que no dudó en apoyar a Santos fue António Vitorino: «Se subestimó el impacto y el efecto de llamada de inmigrantes», comentó.

Se teme que, incapaz de recuperar popularidad, Santos haya aceptado un argumentario impuesto desde la extrema derecha. Simplemente, «un partido humanista como el mío debe mostrar preocupación por cómo recibe a quien viene a trabajar», quiso zanjar Santos.

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