La semana pasada 50 personas murieron ahogadas en un sólo cayuco después de 13 días de angustiosa travesía sin que nadie los rescatara. Hace dos semanas un asentamiento chabolista de temporeras migrantes en Huelva volvía a arder dejando al raso a cientos de mujeres.

Estas navidades, mientras cientos de señoros blancos adinerados se pintaban la cara de Baltasar para ser negros por un día, Mahmud Bajúm se ahogaba en las aguas del río Guadalquivir, tras kilómetro y medio de persecución policial para incautarle las 34 camisetas deportivas que tenía dentro de una manta.

Sobre lo primero ya nadie pide responsabilidades, como si fuera un terrible fenómeno marino que no tiene más solución que un silencio ahogado. Sobre los incendios en los asentamientos la única respuesta de las administraciones está siendo retirarles las placas solares y los puntos de agua potable.

Pero, ¿qué tienen en común el mantero ahogado en el Guadalquivir y el novio de Ayuso? Teresa Rodríguez lo analiza en este vídeo.