La nueva derecha
En España la demonización de Vox está sirviendo de palanca para la supervivencia del sanchismo. La participación de Vox resulta imprescindible hoy para que se produzca la alternancia en el Gobierno.
La Razón, , 10-01-2025La izquierda advierte, con trompetería alarmista, que la mayor amenaza para la democracia, en España, en Europa y en todo el mundo occidental, es el avance, que parece imparable, de la ultraderecha o neofascismo. Así lo califican. La expansión de estas nuevas fuerzas políticas, enemigas de lo establecido, especialmente del socialismo, es creciente en todos los países europeos y adquiere notoriedad e impulso con la elección de personajes como Milei en Argentina o Trump en Estados Unidos. Estamos ante un fenómeno cuyos efectos, perjudiciales o beneficiosos, están por ver. En todo caso, se trata de uno de los asuntos políticos del año, que influirá en las principales decisiones públicas.
Lo primero que hay que hacer, para poder entendernos, es aclarar conceptos. No es lo mismo colocar indiscriminadamente a estos partidos –que en España representa Vox por méritos propios– la etiqueta de ultraderecha que llamarlos, por ejemplo, «La Nueva Derecha», sin agravios previos. Luego, por sus frutos los conoceréis. El nombre de las cosas, desde el paraíso terrenal, refleja dominio e identidad. Lo de neofascista o neofranquista, sin venir a cuento, es, desde luego, repudiable. De la etiqueta que se ponga a estos nuevos partidos de derecha dependerá que se les admita en el concierto político general o se les excluya por medio de los llamados «cordones sanitarios». En España la demonización de Vox está sirviendo de palanca para la supervivencia del sanchismo. La participación de Vox resulta imprescindible hoy para que se produzca la alternancia en el Gobierno. Eso mismo está a punto de suceder en varios países europeos –Austria, ahora mismo– y ya ha ocurrido, con los representantes de Meloni, en la Comisión Europea.
Hay notables diferencias entre las fuerzas europeas que se arraciman en torno al tronco de esta nueva derecha, que, en realidad, tiene mucho de vieja derecha liberal-conservadora, nacional-católica, preconciliar… Pero pueden apuntarse, con matices, las siguientes coincidencias: 1. Rechazo de la inmigración masiva e indiscriminada, sobre todo la «invasión» musulmana. 2. Defensa de las soberanías e identidades nacionales dentro de la Unión Europea. 3. Política económica neoliberal y proteccionista: bajada de impuestos, flexibilidad del mercado laboral…4. Desconfianza hacia los partidos tradicionales, todos envueltos en la piel de la socialdemocracia, que consideran anticuados y corruptos. 5. Defensa de la vida y de la familia tradicional, y rechazo rotundo del «wokismo» y la ideología de género. Estamos, pues, ante un repudio frontal de la política y cultura dominantes que han regido lo que va de siglo. La reacción ha prendido en las nuevas generaciones, que se sienten a la intemperie, excluidas del paraíso de sus padres.
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