La incorporación de inmigrantes evita que la economía española retroceda desde 1995
El Mundo, 29-08-2006Caixa Catalunya afirma que el crecimiento anual del 3,6% hubiera sido negativo – España acumula 3,28 millones de inmigrantes del total de 11,95 millones que llegaron a la UE en la última década La llegada de inmigrantes no sólo ha ido salvando las cuentas de la Seguridad Social gracias a su afiliación en los últimos años. También se puede considerar uno de los desencadenantes del milagro económico español de la última década. La incorporación de mano de obra extranjera, unida a la de los baby boomers – los nacidos durante la primera mitad de la década de los setenta – y la escasa pero creciente participación laboral de las mujeres, es el principal factor que permitió que entre 1995 y 2005 la economía española creciera a un ritmo anual del 3,6%.
Sin esa aportación demográfica, más de tres inmigrantes por cada nativo incorporados a la población activa, el producto interior bruto (PIB) hubiera sufrido una caída superior al 1%, según los datos cotejados por el servicio de estudios de Caixa Catalunya en un informe sobre las razones demográficas del crecimiento español.
España ha sido, con diferencia, el país de la Unión Europea con mayor peso de la inmigración, 3,28 millones de personas de los 11,95 millones totales de los Quince. Esa aportación fue clave también para sustentar las macrocifras comunitarias ya que, sin su existencia, el crecimiento de la economía europea se hubiera reducido del 2,2% conseguido a un virtual 1,3%.
Una vez descartados otros factores que podrían explicar el mayor crecimiento español, el informe elaborado por la caja catalana advierte de las repercusiones positivas de la inmigración en el diferencial de crecimiento entre España y el resto de la UE.Los porcentajes españoles sólo fueron superados por el 7,4% de Irlanda y el 3,9% de Grecia. Ni una hipotética mejora de la productividad ni un incremento en el número de horas trabajadas por empleado – descartado por las limitaciones legales en toda Europa occidental – han contado significativamente hasta 2005 para apuntalar la mejora de los datos del PIB español, cuya legislación está pendiente todavía de reformas laborales que faciliten la mejora de esos condicionantes.
Asimismo, Caixa Catalunya pone el acento en el hecho de que el colectivo inmigrante presenta mayores niveles de actividad que los propios españoles, lo que representa un mayor ratio de empleados por cada ciudadano que reside en tierras españolas. De los 3,3 millones de nuevos llegados al país, 2,4 millones se han convertido en trabajadores activos, un coeficiente que ampliaría más el excepcional comportamiento de la actividad económica en España.
Todos los componentes poblacionales vinculados a la inmigración también se trasladaron a las cifras que describen la aportación de cada ciudadano al conjunto de la economía, expresada estadísticamente como el PIB per cápita. El informe asegura que los factores demográficos son los causantes de un 145% del crecimiento del PIB per cápita, lo que significa más del doble. Es decir, sin la aportación de mano de obra extranjera, España no sólo se habría estancado, sino que hubiera sido también negativo, hasta significar la evolución más pobre de la Unión Europea.
Teniendo en cuenta esos datos, la inmigración aporta 3,2 puntos del crecimiento anual del PIB per cápita español. Sin esa aportación, ese indicador habría retrocedido un 0,6%, y no habría evolucionado con una tasa positiva media del 2,6%. Ésa es la cuarta tasa más alta de las registradas en los Quince entre 1995 y 2005, muy por encima que las medias de la UE (1,8%) y de la zona euro (1,7%).Sólo Irlanda (7,4%), Grecia (3,4%) y Finlandia (3,2%) lograron situarse con porcentajes mejores que el español.
Teoría económica
El departamento de estudios de Caixa Catalunya únicamente pone en entredicho su simulación a través de una teoría económica que explica la evolución de las economías en situaciones de crisis.Según ésta, la no incorporación del contingente extranjero en la última década podría haber sido superado con un incremento del stock de capital por trabajador, solventado por la inversión de las propias empresas. Sería la solución más viable para el caso de que el déficit de mano de obra hubiera desajustado la oferta y demanda del mercado laboral con una incremento de los salarios.
Ese factor, hoy en día controlado pese a la inflación en España, habría originado que las empresas hubieran hecho esfuerzos para sustituir el trabajo, más caro, por capital, comparativamente más barato, lo que habría impulsado a su vez la productividad aparente del trabajo y el potencial de crecimiento de las economías.
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