RTVE La Promesa hace historia: ganadora del Emmy a la mejor Telenovela
Televisión Española vive un momento de cambio, pero en su horizonte mantiene su compromiso con la ficción original. En este último trimestre del año, ha estrenado Las abogadas y Detective Touré y ha celebrado el Emmy Internacional a Mejor telenovela para La Promesa. Para 2025 tiene preparada Ena, serie sobre la reina Victoria Eugenia, o dos policiales como son Asuntos internos y Weis & Morales. Detrás de todos estos títulos, un nombre, José Pastor, director del departamento de cine y ficción RTVE.

Pastor llegó hace cuatro años a RTVE de la mano de José Manuel López Tornero, entonces presidente de RTVE. Fue un empeño de Tornero recuperar esa dirección, desaparecida desde 2019, y dar su lugar a las ficciones españolas en la Televisión Pública. José Pastor, que hasta entonces era gerente de la Academia de Cine, llegó con un objetivo claro: impulsar una industria que mueve millones de euros del año y hacerlo bien más allá de las audiencias.

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Ahora, RTVE vuelve a vivir una época de cambio con un nuevo Consejo de Administración y un nuevo presidente, José Pablo López, el cual tiene claro que se puede tener una televisión pública rentable y competitiva. Charlamos con José Pastor sobre los objetivos de la pública y el lugar que va a ocupar la ficción en esta nueva RTVE.

¿Cómo valoras que Detective Touré haya tenido al primer protagonista negro en una serie española?
Para mí, aportamos diversidad y pluralidad. Apenas hemos tenido actores negros españoles en papeles importantes. Malcolm Treviño-Sitté es de Vallecas, pero no se hacen personajes para ellos. En otros países como Francia o Estados Unidos sí, pero para nosotros es menos común y ese punto de partida nos parecía muy interesante como servicio público. Y, luego, nos gustaba que Detective Touré se tenía que rodar en Bilbao porque es donde se ambientan las novelas y porque no hay otro barrio como San Francisco. Ha contado con un star system vasco de primer orden (Itziar Ituño, Unax Ugalde, Itsaso Arana, Loreto Mauleón…) y vemos distintas tradiciones vascas. Como televisión pública es importante recordar que nos debemos regir por el principio de pluralidad y por el principio de descentralización. La mayoría de los rodajes son entre Madrid y Barcelona, así que es bueno llevarlos a otros sitios, crear ecosistemas locales de producción y mostrar otras culturas dentro de la española.
¿Hubo algún miedo respecto a cómo se iba a recibir que el protagonista fuese un inmigrante sin papeles?
Creo que hemos sido bastante valientes en algunas decisiones que se han tomado en la casa. Por ejemplo, con La ley del mar, que podría parecer que blanqueaba el tema de la inmigración, pero al final no hablaba de inmigración legal o ilegal, sino de valores humanos y de que cualquier ser humano, por la condición de serlo, merece tener una dignidad. Y fue un éxito: fue la ficción más vista en abierto en la temporada 2023-2024.
Es un hito que haya un primer protagonista negro, pero ¿no falta más presencia de personas racializadas en papeles principales y secundarios para reflejar la realidad social?
En la época es más difícil de justificarlo, por ejemplo en La Promesa. Pero en series actuales sí creo que es una asignatura pendiente, que tenemos que normalizar y que un personaje racializado tenga la misma trama que si fuera blanco. A día de hoy, tal vez no estamos representando la sociedad que tenemos en la calle. Quizás a veces hay miedo a que no funcione o a no meter a un actor ya conocido. Es un reto pendiente crear también ese star system. Espero que con Malcolm podamos abrir esa puerta.
“Desde Televisión Española nos imponemos que las series nos funcionen en audiencia y eso es una presión importante”

¿Hay temas complicados de abordar desde la Televisión Pública o que quedan pendientes? Por ejemplo, la política…
Claro que los hay. Sí, es verdad que desde Televisión Española nos imponemos que las series nos funcionen en audiencia y eso es una presión importante. Y a veces tenemos la sensación de que las series políticas son de nicho. Hacer biopics de personajes políticos o monárquicos muy recientes puede ser delicado, pero sí nos abrimos poco a poco a utilizar contextos políticos para contar historias como Las abogadas, que además tenía una parte de procedimental legal.
Televisión Española sigue peleando por la audiencia. ¿Por qué no centrarse en crear buenas ficciones sin pensar en el share?
Es verdad que el share no deja de ser una especie de trampa por la que estamos todos midiendo el éxito o el fracaso de los contenidos, cuando igual deberíamos mirar también los miles de espectadores. Hay productos que pueden hacer doble dígito de share con solo 800.000 espectadores. Pero tiene que haber un equilibrio porque no deja de ser dinero público y tenemos que tener cierta relevancia. No podemos hacer una serie arthaus para un nicho con el dinero de todos. Estoy de acuerdo en que la audiencia no lo es todo, pero también tenemos derecho a hacer series que aspiren a ser un éxito de audiencias, donde tal vez los valores de servicio público queden difuminados, pero con las que dar a la ciudadanía un producto de entretenimiento y con el que se lo pase bien. No podemos hacer una serie chabacana sólo por hacer audiencia, pero hay que tener esa responsabilidad de que guste y llegue a cierto público. Resumiendo: no debemos vendernos solo al dato, competimos contra nosotros mismos y no tanto contra las otras cadenas, pero intentemos hacer series que sean trascendentes.
Con Esto no es Suecia tenemos un ejemplo de serie de nicho, pero que ha ganado el premio Ondas, otro en Cannes Series… ¿Es otra forma de medir el éxito?
Totalmente. Estamos muy orgullosos del trabajo de nuestros compañeros de RTVE Play, que son los que tuvieron la visión de hacer la serie. No sé qué visionados hizo en RTVE Play, pero no nos importa. Pero es verdad que ahí el riesgo estaba muy calculado porque entraron otros socios como la televisión sueca, alemana y finlandesa o TV3. Estamos buscando ese tipo de fórmulas. Lo que sí tenemos que hacer es que no nos dé miedo un 8%. Ena, la serie de Javier Olivares, tiene secuencias en inglés con subtítulos. Queríamos que él tuviera libertad total y no marcarle que eso en abierto no se puede hacer. Y estamos muy orgullosos de cómo ha quedado. Quizás es un poquito más arthaus, pero la queríamos hacer, aunque haya que leer.
Las abogadas
Irene Escolar, en una escena de Las abogadas.RTVE
¿Qué tipo de proyectos está buscando Televisión Española en cuanto a ficción?
Creo que estamos en un contexto mundial en el que necesitamos reírnos más. Estamos buscando más comedias, más diversión, más entretenimiento, y no ponernos muy sesudos. Dentro de nuestra estrategia total de contenidos, necesitamos tener una línea que sea un poco más de entretenimiento y de menos profundidad, para pasar un buen rato con un producto blanco e integrador, pero divertido. Pero lo que buscamos cambia; tenemos que ir a contracorriente. Cuando hicimos La Promesa era porque no se hacían dramas de época, porque Amar es para siempre estaba ya en los 80. Tenemos que ver el espectro y qué no hay. Ahora solo hay comedia en las plataformas de streaming, con episodios de media hora. Yo quiero hacer comedias, pero de 60 minutos. Comedias largas con gags, pero no el perfil de sitcom.
¿Comedias largas tipo Los Serrano?
Salvando las distancias, Los ladrones van a la oficina reunía a un montón de actores que nos habían hecho reír en décadas anteriores y apelaba a un público mayor, que es donde estamos muchas veces y donde la plataforma no se está centrando. Ese perfil de serie divertida es un gran referente en el que deberíamos fijarnos. Estamos trabajando en algunos proyectos en esa línea. Y, luego, buscamos series de gran calidad, que te sorprendan cuando te las presenten. Por ejemplo, cuando me presentaron Asuntos internos, sobre la primera promoción de mujeres policías, en el 79, ellas no tenían ni baño y eso te sorprende. Esas historias te las cuentan, te enamoran y quieres desarrollarlas.