TERESA CRUZ. Corresponsal

LAS PALMAS.- La ruta de la muerte elegida por las mafias que trafican con seres humanos desde Africa a Canarias continúa llevándose vidas inocentes. Quince cadáveres de inmigrantes subsaharianos fueron hallados en la madrugada de ayer en una playa al norte de Nuakchot (Mauritania) tras naufragar el cayuco en el que viajaban.

Las autoridades mauritanas buscan a decenas de desaparecidos que iban en la misma embarcación. Se calcula que pueden ser más de un centenar, según fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores español y de Protección Civil del país africano.

La barcaza salió del sur de Senegal, junto a la frontera con Gambia, en una expedición en la que participaban varios cayucos más. Sus 150 ocupantes tenían previsto desembarcar en Canarias, pero perdieron la vida frente a las costas mauritanas «por deshidratación e insolación», indicaron las mismas fuentes. Murieron por el calor acuciante y la falta de agua a bordo. Al parecer, llevaban más de una semana sin provisiones.

Éste es el naufragio más grave de un cayuco que se conoce en la Historia de la inmigración española.

En el cayuco que ha batido los récords más siniestros viajaban, en total, alrededor de 150 inmigrantes que en Senegal soñaban con un mundo mejor. Las fuentes consultadas no pudieron precisar cuántos se rescataron exactamente con vida, pero se cree que fue tan sólo una pequeña parte.

Las autoridades mauritanas encontraron en la playa 14 cadáveres, que fueron enterrados ayer bajo instrucción del fiscal del Tribunal de Apelación de Nuakchot y en presencia de diplomáticos de Gambia y Senegal.

Horas después, el mar arrastró otro cuerpo a la misma playa. Al cierre de esta edición, no había aparecido el resto de las personas que también viajaban en la embarcación.

Se da la circunstancia de que los supervivientes fueron lanzando los cadáveres al agua a medida que sus compañeros de travesía se iban muriendo de hambre y de sed.

Por otro lado, las autoridades mauritanas rescataron con vida a 179 ocupantes de otros dos cayucos que también se dirigían a Canarias. De ellos, 91 senegaleses fueron devueltos ayer a su país en autobús, mientras que los restantes estaban a la espera de ser repatriados.

Precisamente esta semana las autoridades de Senegal alcanzaron un acuerdo con el Gobierno español para reforzar el control de los inmigrantes que salen hacia España, de manera que los cayucos se detecten antes de abandonar el país africano o en las inmediaciones de sus costas. El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, llegó a viajar a la capital, Dakar, donde anunció que un helicóptero y dos patrulleras de la Guardia Civil se iban a desplazar a Senegal para participar en las misiones conjuntas.

Hace apenas dos semanas 28 inmigrantes procedentes de Senegal murieron de inanición en aguas mauritanas mientras se dirigían a Canarias. El día anterior, otros 17 indocumentados perdieron la vida en las mismas costas después de que una bombona de gas explosionara a bordo de la embarcación.

Se trata del mes de agosto más trágico vivido hasta el momento en las aguas que separan el continente africano con Canarias. La muerte vuelve a apoderarse de un fenómeno que ha superado todas las previsiones de las autoridades española y autonómica y que eleva a casi 18.600 el número de sin papeles llegados a bordo de cayucos hasta las islas en lo que va de año.

Por otro lado, un total de 31 inmigrantes varones de nacionalidad marroquí, entre los que se encuentran al menos cinco menores, fueron interceptados en la madrugada de ayer por la Guardia Civil en el puerto de Málaga, según informaron a Efe fuentes de la Subdelegación del Gobierno.

El Instituto Armado se hizo cargo de los inmigrantes, que serán repatriados en los próximos días, mientras que los menores serán trasladados temporalmente a los centros de acogida dependientes de la Junta de Andalucía.