Condenados a una segunda regularización

La Vanguardia, 28-08-2006

JORDI JUAN

LOS INMIGRANTES llegan y se integran en la vida laboral sin hacer ruido; el problema estallará cuando se acabe la oferta

La diferencia principal entre los miles de subsaharianos que han entrado este verano en España con los que han venido con anterioridad es que ahora éstos tienen claro adónde van. Llegan asidos a la esperanza que les da un trozo de papel con el móvil de un amigo o un conocido que ya ha hecho el periplo antes que ellos y está asentado en el país. En el fondo, presumen que después de su largo calvario, tarde o temprano encontrarán trabajo. Y aquí está la clave.

Sólo hay que darse una vuelta por nuestro entorno más inmediato y ver quién está cuidando a los ancianos o quién realiza tareas domésticas. No hace falta citar tampoco los trabajos más ingratos, que están realizados mayoritariamente por personas de otros orígenes. Mientras haya demanda de trabajo y la situación en sus países sea tan crítica como la actual, el flujo migratorio no cesará.

Ya pueden poner muros al viento. La foto de este verano han sido los cayucos de las Canarias, como hace unos meses habían sido las manos ensangrentadas de los subsaharianos que querían saltar la verja de Ceuta o Melilla, o con anterioridad, las pateras de Tarifa. Estas fotos impactan más que los miles de sudamericanos o asiáticos que entran cada día por los aeropuertos o los europeos del Este que se introducen por la frontera de La Jonquera, pero todo suma al final lo mismo. No hay varitas mágicas. Dentro de unos meses, el Gobierno español seguramente se verá obligado a hacer una segunda regularización masiva para introducir en el mercado laboral a los actuales sin papeles que han venido a ocupar un vacío real. Pero esto tiene un final.

¿Dónde están ahora los miles de inmigrantes que de forma ilegal se están introduciendo en España? ¿Siguen en manos de las ONG o son invisibles? No se oyen, no piden, no se lamentan, porque simplemente ya están trabajando.

El final llegará el día en que no haya oferta para todo el mundo si siguen llegando a este ritmo. El problema será cuando no haya suficientes comercios ni restaurantes chinos para albergar a todos sus compatriotas, cuando no haya trabajo en la construcción para todos los balcánicos, ni trabajo en el campo para los subsaharianos. La delincuencia y la marginalidad son la gran amenaza.

Y a la espera de que llegue ese momento, descubrimos que no tenemos ninguna solución. Este verano se ha podido confirmar de forma fehaciente que la llegada de inmigrantes ha desbordado al país, pero no desde un punto de vista cuantitativo, sino desde un punto de vista intelectual. Nadie sabe aportar ideas coherentes para afrontar de forma serena el problema y el debate político se denigra hasta acabar convertido en un correcalles de quién la dice más gorda. Que con todos los centros de internamiento de extranjeros repletos y con barrios que comienzan a parecer guetos juguemos a divagar sobre cuándo podrán votar todos los inmigrantes parece una invitación al absurdo. El cruce de acusaciones entre socialistas y populares, y las polémicas en Catalunya de estos últimos días, no contribuyen para nada a transmitir a la opinión pública una imagen sosegada del problema y que evite que se incube el virus del racismo y de la intolerancia.

Mal agosto para el PSC Agosto no ha sido un buen mes para la estrategia del PSC de mantenerse al frente de la Generalitat. El vergonzoso caos del aeropuerto de El Prat y la polémica por el envío de inmigrantes subsaharianos a Catalunya de espaldas al Govern son noticias que ponen plomo en las alas de Montilla, al margen de los reveses de la operación Endesa. Sólo falta que Maragall reabra ahora la petición de que el PSC tenga grupo parlamentario propio.

CiU se encona con Montilla Ante este panorama, los estrategas de CiU están optando por una oposición frontal a Montilla tratando de desvirtuar su imagen, presentándolo como un títere de Madrid. Si están atentos al mensaje de Mas, éste está más pendiente de sacarle faltas a Montilla que en presentar propuestas positivas de cara a las elecciones. Esta táctica es justamente la contraria a la que preconizaba CiU hace unos meses.

Y Tura se rehace En cambio, la consellera de Interior, Montserrat Tura, que parecía tener todo en contra a principios de mes con las manifestaciones de Gràcia, el incremento de los robos en pisos o la amenaza de los incendios forestales, está saldando con éxito la prueba del estío. Felicitada por los vecinos de Gràcia, con un descenso del número de hectáreas quemadas respecto a años precedentes y con menos alarma social respecto a la ola de robos de pisos, Tura ha superado su momento crítico.

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