Keir Starmer, laborista y primer ministro, y Kemi Badenoch, nueva líder de los conservadores, están condenados a cumplir en los próximos cinco años el ritual semanal de las preguntas al jefe del Ejecutivo, en el que los portavoces tienen que prepararse durante horas para una supuesta encuesta con debate que se ha convertido en treinta minutos de ataques entre rivales. Sus rasgos broncos han destacado desde la introducción de las cámaras en el Parlamento, en 1985. Es el evento más conocido de la política británica, un tormento para el ex primer ministro Tony Blair y un teatro que gusta al 33% de los habitantes del Reino Unido y disgusta al 20%. La sesión, que se celebra en el mediodía de cada miércoles, se emite en directo por televisión dentro y fuera del país y se difunde asimismo por YouTube.

Este miércoles cumplieron con este ritual Starmer y Badenoch, elegida a principios de noviembre para liderar el Partido Conservador. Por cuestiones constitucionales raras, esta sesión de feroz fiscalización del Gobierno suele comenzar de la misma manera: «La pregunta número uno», dice el primer diputado en el sorteo. La cuestión está escrita: «Si puede dar la lista de sus compromisos hoy». A la que los primeros ministros o ministras responden: «He tenido esta mañana reuniones con colegas ministeriales y otros, y tras mi tarea en esta Cámara tendré más tarde otras reuniones«.

La persona al frente de la oposición tiene derecho a plantear hasta seis preguntas al primer ministro. Badenoch se centró este miércoles en la cuestión migratoria. «¿Por qué la pasada semana quería Starmer hablar de inmigración y, cuando más tarde presentó un programa de seis misiones de su Gobierno, no la incluyó como prioridad?». El laborista exageró contestándole que los conservadores aplicaron una política de frontera abierta.

Ruido desde los escaños
Los intercambios entre los líderes tienen lugar bajo el ruido de voces desde los escaños, de apoyo o de condena. Badenoch quiso desacreditar a Starmer porque, como partidario de la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, habría sido el verdadero defensor de una frontera abierta. El primer ministro le respondió que el número de inmigrantes con los conservadores es cuatro veces mayor desde el Brexit.

«Hace cuatro años el primer ministro firmó una carta en la que se pedía que delincuentes extranjeros fuesen mantenidos en el Reino Unido», replicó Badenoch, que adelantó que esta misiva es la punta del iceberg de la conducta profesional y política de Starmer sobre la inmigración. Antes de entrar en política ejercía como abogado especializado en derechos humanos.

El 33% de los británicos disfruta con este ‘teatro’ parlamentario cada semana, mientras que al 20% le disgusta
Los amigos de aquel tiempo no se explican su transformación en una persona repetitiva y aburrida. No es un gran orador en el Parlamento. Badenoch, por su parte, ha sido percibida en las primeras semanas de mandato como una líder tendente al error y al gazapo. La BBC registraba tras la sesión que la conservadora abogó por eliminar los límites de inmigrantes con visados de trabajo y de estudiantes en 2018, y ahora demanda a Starmer que imite su promesa de fijar un tope.

El ritual de los miércoles comenzó en 1961. Al laborista Blair no le gustaba perder tanto tiempo en la preparación de un duelo de oratoria, en un empeño de publicar en el Parlamento errores o desviaciones de otros políticos, especialmente de los líderes. Esta cita ayuda a los diputados a ganar reputación entre sus votantes, cuando tienen la suerte de hacen una pregunta en la televisión sobre algún asunto de la circunscripción.