Los derechos humanos y los inmigrantes irregulares

Las Provincias, 28-08-2006

Andan los políticos de unas y otras comunidades, y también los políticos gobernantes, enzarzados en discusiones acerca de los inmigrantes irregulares, es decir, de aquellos que entran en pateras y cayucos jugándose la vida –no nos olvidemos de los que entran en aviones, autobuses o trenes y de los que fácilmente no se habla–. Que si la política del Gobierno socialista ha supuesto un “efecto llamada”; que si no se ponen los medios para atajar la llegada masiva de cayucos; que si los aviones y autobuses dejan inmigrantes irregulares en comunidades gobernadas por los populares y no en las gobernadas por socialistas, etc. ¿Se habla sobre los derechos humanos de los inmigrantes irregulares que se están abiertamente conculcando?


Algunos inmigrantes irregulares –la gran mayoría– no pueden ser devueltos a sus países por diversos motivos: por carecer de documentación, por desconocer el país del que son originarios, por negativa del Gobierno de esos países a recibir inmigrantes, etc. Con o sin intervención judicial –otro derecho que se está conculcando–, con o sin una orden expresa de expulsión –órdenes que en muchísimos casos nunca se van a ejecutar–, los inmigrantes irregulares son trasladados a la Península, y en autobuses conducidos a esta o aquella comunidad.


Una vez llegados al lugar que el Gobierno ha elegido, se les entrega a una ONG – esos inmigrantes tienen algo más de suerte–, o se les da una bolsa con un bocata y un botellín de agua y… ¡que se apañen como puedan! Así es, aunque suene ignominioso.


Como no pueden trabajar, no tienen
papeles
, están en manos de empresarios
buitres
que se aprovecharan de mano de obra barata, muy barata –harán más horas que Cascorro, se les pagará, cuando se haga, una miseria, y serán abandonos de nuevo cuando se prevea una inspección–. Eso quienes tengan la
suerte
de encontrar un trabajo ilegal, porque los demás vivirán de la caridad de algunos, de las ayudas de las ONG o se verán abocados a delinquir para sobrevivir.


¿Se están respetando los derechos humanos más elementales y universales? No entro en debate o discusión: rotundamente, no, no se están respetando los derechos humanos más elementales. ¿Cómo respetar esos derechos? Y no estoy hablando de acto de beneficencia o de conmiseración; estoy hablando del cumplimiento de las exigencias de la justicia. Señores políticos, menos discutir sobre el destino de los inmigrantes irregulares y más preocuparse por la observancia de los derechos humanos. Por favor, no estamos hablando de mercancías, estamos hablando de seres humanos, como nosotros. Igual que nosotros.


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