Dos son las formas de dividir a los grupos del Parlament de Catalunya. Una es entre nacionalistas y no nacionalistas. Otra, entre derecha e izquierda. Tras la larga travesía del Estatut, en la que la primera clasificación tuvo una enorme influencia, las elecciones autonómicas del próximo 1 – N devolverán el debate a un esquema más convencional, prevé el conseller de Economia, Antoni Castells. “Se decide entre dos alternativas: una progresista y otra conservadora”, advierte a los electores catalanes.
Del Estatut se ha dicho a menudo que ha corrido un tupido telón sobre la gestión del Govern de Pasqual Maragall. También, como consecuencia de que era una empresa común en la que todos, salvo el PP, participaban, ha difuminado durante dos largos años las fronteras ideológicas entre la derecha y la izquierda. Castells afirma que algunas de las propuestas electorales que ya ha lanzado Convergència i Unió permiten intuir ese choque.

IMPUESTO DE SUCESIONES
¿Cuáles? La primera es el llamado “derecho a decidir”, una eufemística expresión con la que CiU defiende, por ejemplo, al pervivencia sin variación del modelo de escuelas concertadas que impulsó durante sus años de gobierno. Otra es la propuesta de supresión del impuesto de sucesiones, una vía de ingresos que Castells acepta que es posible revisar para que no dé pie a situaciones injustas, pero que defiende. En último término, dice, es “un impuesto civilizado”.
Sin embargo, la más reciente de las polémicas, la de la inmigración, es la que da pie a Castells a prever una confrontación entre progresistas y conservadores en las próximas elecciones autonómicas. “Buscan la reacción xenófoba con fines electorales”, acusa. La prueba del nueve – – prosigue – – es la tremenda excitación que parece haber causado la posibilidad de que los inmigrantes voten en las elecciones municipales, cuando la próxima cita con las urnas es autonómica y, por lo tanto, ajena a esa cuestión.

TRANSICIÓN SOCIALISTA
Sospecha el conseller de Economia que, al hablar de inmigración, CiU evita premeditadamente analizar la gestión del Govern durante los tres últimos años. “No hay ningún campo en el que no estemos mejor que hace tres años”, asegura, en tono retador. Castells reivindica así “con orgullo el legado de Maragall”, pero lo hace desde la perspectiva de que él personalmente representa la transición del maragallismo al montillismo, pues fue peso pesado del Govern con el tripartito y será, probablemente, uno de los pilares del equipo de José Montilla si el PSC vuelve a gobernar. Sobre esa cuestión, señala: “El objetivo del PSC no es la reedición del tripartito, sino ganar las próximas elecciones para que Montilla sea presidente de la Generalitat”.