Alarma en Baleares al duplicarse en un año la llegada de pateras: ya van más de 5.000 personas y cada vez se 'cazan' más lanchas rápidas

El Govern balear pide auxilio y más recursos ante la histórica oleada de embarcaciones que ha batido este otoño todos los registros. En 2017 llegaron 17 pateras. En 2024, ya suman 319. Formentera, al límite

El Mundo, , 03-12-2024

Algo inédito ocurrió en Baleares el 20 de octubre de este año. Ese día, una patrulla de la Guardia Civil detectó una lancha sospechosa en aguas de Formentera. Era una patera taxi, como se conoce en la jerga policial a las embarcaciones rápidas que están llegando cada vez con mayor frecuencia al sur del archipiélago. Recalan allí para desembarcar inmigrantes africanos procedentes de Argelia.

Ya no son sólo chalupas. Ahora se suman lanchas neumáticas. Más grandes, más rápidas. Y más rentables para la mafias, que multiplican por cuatro el negocio, cobrando hasta 4.000 euros por pasajero. Se calcula que cada año pueden mover así más de cuatro millones de euros.

La patrulla dio el alto, pero no sirvió de nada: el patrón de la patera cambió abruptamente de rumbo y embistió la lancha de los agentes. Para asegurar su fuga, llegó a rociarles con gasolina, amenazando con prender fuego.

Este incidente violento, sin precedentes en la isla, hizo saltar las alarmas en la Comandancia del Instituto Armado y marcó un hito en la escalada de inmigración ilegal que Baleares sufre desde que en 2017 empezaron a llegar a sus costas pateras argelinas. Aquel año llegaron 23, dos al mes. Ahora, en 2024, van ya 322. O lo que es lo mismo, casi una diaria.

Impulsado por un otoño intenso en el que se han batido varios récords, este ha sido de largo el peor año en esta ruta ilegal de inmigración. Convirtiendo la región balear en la tercera puerta marítima ilegal de entrada a España, sólo superada en volumen por Canarias y el Estrecho.

Es una nueva ruta que el Gobierno, sin embargo, se resiste a llamar así. «Se trata de un desafío complejo y una cuestión global», replica a esa pregunta el delegado del Gobierno en las Islas, Alfonso Rodríguez Badal (PSOE). «Sería un error simplificar el problema y reducirlo a un territorio determinado, la presión migratoria afecta a todo el Mediterráneo».

Los datos oficiales
Pero las cifras son tozudas. En lo que va de año, se ha duplicado el número de inmigrantes irregulares arribados por mar. Más de 5.300. Y eso que, según avanzan los expertos, falta todavía la habitual oleada de diciembre, cuando las bandas organizadas aprovechan la laxitud navideña en los controles policiales argelinos para dar salida a las flotillas de pateras atestadas de migrantes.

Parten principalmente de dos puntos: el puerto de Delys y las playas de Tipasa, al oeste de Argel. «Los números son los que son», admite Rodríguez. «Sin embargo», puntualiza, «hay que tener en cuenta que la evolución no sigue un patrón estable de crecimiento y en 2023 hubo un descenso con respecto a 2022, lo que demuestra la imprevisibilidad de los números cuando nos referimos a este fenómeno».

En 2021 llegaron 2.402 inmigrantes; en 2022, 2.625; y en 2023, 2.194. En los últimos siete años, sólo en uno han dejado de crecer, y este año se ha multiplicado por más de dos. Todos los expertos consultados por este diario dan por hecho que el número seguirá creciendo.

«El contexto que vive Baleares no es, para nada, comparable con el de Canarias, donde en 2024 se ha recibido una cifra aproximada de 40.000 personas», dice el representante del Ejecutivo de Sánchez en las Islas, aunque admite que el fenómeno supone un «desafío complejo» para la región.

La isla más afectada
El problema es especialmente complicado para la isla de Formentera. En un territorio de apenas 83 kilómetros cuadrados de extensión se registra una flagrante paradoja: su costa atrae a la vez al turismo de lujo y a los patrones que operan para las mafias, que triangulan de noche las luces de los tres faros que marcan cada vértice de la isla.

Así, pateras y grupos de inmigrantes que deambulan por calas y carreteras coinciden en los meses de temporada con los veraneantes más exclusivos del Mediterráneo. Una distópica postal de un gran drama humanitario.

Un 50% de las personas que han llegado este año a Baleares lo ha hecho a las costas de Formentera. Con apenas 11.000 habitantes, es (de largo) la isla proporcionalmente más afectada por este fenómeno. Sólo en la tutela de menores inmigrantes no acompañados, el Gobierno insular se gastará un 18% de su presupuesto el próximo año. Han pasado de mantener 15 menores a tener bajo su tutela a más de 90.

«La llegada de pateras a la isla es un gran problema del que se están beneficiando las mafias», sostiene Llorenç Córdoba, alcalde de Formentera y presidente de su Consell Insular. «Necesitamos ayuda del Estado y más recursos; somos frontera de Baleares, de España y de Europa, y este es un lugar muy pequeño», se lamenta mientras explica que no dan abasto y que todavía tienen 65 embarcaciones apiladas en un desguace municipal. Un cementerio de pateras.

Esas son las embarcaciones que llegan. Porque, en los últimos meses, muchas de las lanchas son las citadas pateras taxi y nunca llegan a confiscarse. De hecho, apenas hay imágenes de estas embarcaciones.

Una de las llamadas ‘pateras taxi’, lanchas más rápidas.
Una de las llamadas ‘pateras taxi’, lanchas más rápidas.
La Guardia Civil localiza a los grupos de inmigrantes en las calas o caminando por las carreteras, esperando a que vengan a detenerles. La mayoría llegan indocumentados y ya aleccionados sobre el protocolo al que serán sometidos, quedando en libertad con órdenes de expulsión que nunca se ejecutarán, al estar rotos los acuerdos diplomáticos con Argelia y llenos los centros de internamiento.

«Hasta el año 2022, los migrantes procedían mayoritariamente de Argelia», explica Victoria Avellà, directora del área de Salud, Socorro y Medio Ambiente de Cruz Roja en Baleares. Pero «el perfil empezó a cambiar ligeramente y ahora llegan más personas del África subsahariana».

Los de este colectivo son inmigrantes que llevan meses transitando por África, a veces hasta un año. Llegan en peores condiciones psicológicas y físicas. Son más vulnerables. Y, según fuentes policiales, son los peor tratados por las mafias.

Más mujeres
También están migrando más mujeres, que actualmente representan de un 6% a un 10% del total. Son más vulnerables.

Además, los hay que partieron de Oriente Medio y Asia, aunque son «minoritarios», puntualiza Avellà, cuyo equipo se ocupa de dar la primera asistencia humanitaria a los recién llegados.

Subraya que no les dan dinero, como circula en algunos foros. «Es falso». Son los propios migrantes los que suelen llevar efectivo para continuar con su ruta, señala. La mayoría sale luego en ferry de Baleares hasta Valencia o Barcelona, y de allí pasan al sur de Francia o Bélgica.

Los que no llegan
Más allá de las cifras oficiales, un manto de silencio y desconocimiento sigue tapando la cara oculta de esta migración: las vidas que se pierden en el mar.

No hay datos oficiales, sólo una estimación de la organización Missing Migrants, de unas 80 personas este año. «Desgraciadamente, es muy difícil conocer con certeza el número de personas que han muerto tratando de cruzar el Mediterráneo», explica Rodríguez. «Pero, sin duda, se han perdido vidas».

Un ‘cementerio’ de pateras en Formentera.
Un ‘cementerio’ de pateras en Formentera.Germán G. Lama
El representante del Gobierno sostiene que «estas travesías se producen en situaciones de riesgo y son fruto de la desesperación». Y por ello, antepone que su objetivo fundamental «es salvar vidas y por eso desplegamos los efectivos de vigilancia en el mar y trabajamos intensamente». Defiende que «la migración ha de ser ordenada, regular y segura».

Este último mensaje es compartido y repetido por ambos gobiernos, tanto el central como el autonómico, que recuerda que las competencias en la vigilancia de las fronteras es competencia del Gobierno central y le acusa de «inacción».

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El Ejecutivo de Sánchez se defiende diciendo que ha ofrecido ayuda para garantizar la buena acogida de menores no acompañados y que está desplegando un sistema de atención humanitaria.

Mientras las administraciones debaten, las pateras siguen llegando en número creciente, alarmando a una población que asiste atónita e inerme al drama, parte ya del paisaje de uno de los principales destinos turísticos del Mediterráneo.

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