BARCELONA. El consejero de Relaciones Institucionales de la Generalitat, Joan Saura, afirmó ayer que «no se le puede exigir a nadie que hable catalán para votar, aunque venga de Extremadura o de África». A su vez, Saura planteó la paradoja que supone que los ciudadanos comunitarios no tengan problemas con el derecho a voto, «aunque no hablen catalán», y sí lo tengan los extracomunitarios.

El consejero opinó, en una entrevista en el diario El Punt, que la postura de CiU respecto al voto inmigrante «roza la xenofobia» y que puede «fomentar un rechazo por parte de la sociedad catalana hacia la inmigración». También observó que la reacción de los convergentes muestra que «están actuando en términos electoralistas» y que rompen con la tradición del catalanismo político.

Al hablar en clave electoral, Saura comentó que se sentía «confiado e ilusionado» puesto que «creceremos más» gracias al voto «joven» y a los «desencantados» de otras formaciones de izquierda. Pero precisó que «no queremos hacer ninguna opa a nadie». Respecto a su formación, ICV, subrayó que es «el partido del gobierno que sale más bien parado» por su «seriedad y rigor». Y que sus políticas «significan el grado de modernidad más elevado de las que desarrollan los partidos políticos catalanes». E. P.