Las elecciones irlandesas están deparando un caso único en la reciente política europea respaldando a la coalición que ha gobernado en los cuatro últimos años y rechazando a los grupúsculos de extrema derecha y anti-inmigración. Estos últimos esperaban aprovechar el aumento de migrantes durante este año y las protestas populares contra su alojamiento.

Según el recuento de papeletas realizado hasta anoche, el Fiánna Fail habría obtenido 24 escaños, el Fine Gael reunía 22 y el Sinn Féin cosecharía 23. Con decenas de asientos aún sin adjudicar, las cifras estaban destinadas a sufrir variaciones hasta las dos de la madrugada, la hora en la que se cierran las salas de recuento hasta su reapertura a las diez de la mañana. El proceso de recuento es lento, pero posiblemente este lunes se anuncien los resultados definitivos.
El escrutinio no está completado, pero los conocedores del sistema electoral vaticinan que el FF y el FG repetirán la coalición. Un socio importante de la alianza actual, el Partido Verde, ha perdido todos sus escaños. Ha sido el objeto de la ira de agricultores infelices por la presión ecológica sobre sus procedimientos y productos, pero tenía seguidores urbanos que también han desertado.

Según el ‘Irish Times’, dirigentes del Fianna Fáil y del Fine Gael estarían considerando el establecimiento de conversaciones con el Partido Laborista cuatro escaños hasta anoche y con los socialdemócratas, que tienen cinco. La coalición con Simon Harris al frente era descrita como de centro derecha, al igual que su partido, el FG. Ha sido asociado con los granjeros ricos, y son europeístas del Partido Popular Europeo desde su fundación en 1976.

El síndrome
Sin embargo, si el Fiánna Fail mantiene la ventaja hasta el final, esta vez su líder, Micheál Martin, marcaría el sello de su partido con una coalición de centro izquierda. El FF es el partido que durante más tiempo ha gobernado el país, el más nacionalista y populista.

Su actual líder también resulta el más apreciado en los sondeos. Ha logrado recuperar la credibilidad de la formación tras el descalabro que sufrió por su papel en el desastre financiero que comenzó en 2008. Martín había aireado la idea de abrirse a otros partidos, mientras que Harris dijo en campaña que no quería una coalición con muchos grupos.