LOS inmigrantes no comunitarios que viven en la provincia asisten estos días con ilusión al debate originado sobre la posibilidad de que ellos también puedan votar en las elecciones municipales de 2007. Consideran que la proposición no de ley presentada por PSOE e IU en el Congreso de los Diputados es un paso adelante en la integración de los extranjeros. Pese a que muchos de ellos ni siquiera conocen a sus gobernantes, en cuanto se les pregunta avanzan diferentes propuestas para que mejore el municipio donde viven.

Las palabras de Edén Bajaña, un ecuatoriano que vive en Cuevas de San Marcos; Anastasiya Porubanets, una ucraniana que reside en Ojén; Ahmed, un marroquí de Vélez – Málaga; Fabiana Barbarucho, una argentina que vive en Benalmádena; Gonzalo Solorzano, un venezolano de Manilva; o Stephanie Ann, una americana de Fuengirola, reflejan el sentir generalizado de los 50.000 extracomunitarios que podrían votar en los próximos comicios locales de salir adelante la proposición de los partidos de izquierda. De hecho, su voto sería clave en uno de cada cinco municipios de la provincia.

Todos ellos son conscientes de que su papeleta puede ser fundamental en el desarrollo de las elecciones, e incluso alguno se atreve a avanzar que si esta ley se hiciera efectiva, los políticos se tomarían mucho más en serio a las colonias de inmigrantes.

Para muchos de estos residentes, la medida debería haber llegado hace mucho tiempo e incluso no considerarían descabellado que algunos compatriotas pudieran presentarse a los comicios para aportar ideas renovadas. Entre las demandas que hacen a sus ayuntamientos, el fomento de viviendas protegidas, de instalaciones deportivas o de zonas verdes suelen repetirse y coinciden con las peticiones de los nacidos en los municipios donde ellos han empezado una nueva vida.