Sin promesas de milagros
Deia, , 18-11-2024Ningún cartel promete milagros, pero sí es posible que en esa oficina se ofrezcan posibilidades y esperanzas para la gente migrante que llega a la ciudad y desconoce qué pasos dar, qué rumbo tomará su nueva vida. La oficina se llama Harreragune y abre sus puertas a las personas migrantes para ofrecerles una respuesta personalizada sobre el empadronamiento, a los trámites de extranjería, a la tarjeta sanitaria, a la escolarización de menores, al aprendizaje de lenguas oficiales y otros idiomas o sobre la orientación laboral, entre otros. Quien se atreve a cruzar esa puerta llega con un sueño cargado de miedo. Trae consigo historias de desarraigo, de hambre, de guerras que nunca cesan. Vienen del sur, del este, de la orilla del río donde la esperanza se disuelve como el agua corre entre los dedos. La oficina se convierte en un puente que conecta el despojo con el anhelo, la pérdida con la incertidumbre, pero siempre, con una fe ciega que se agarra a una nueva oportunidad.
Es un paso más allá, una frontera más que se derriba. La inquietud, supone uno, se siente en el aire pesado, entre las hojas de papeles que no tienen firma, entre los trámites que nunca se completan, en las promesas de un futuro que siempre está más allá. La oficina de información informa cuanto puede; al menos orienta. A veces uno sospecha que el sistema no sabe bien cómo abrazar a los que llegan con las manos vacías, pero la oficina lo intenta, con un esfuerzo que es casi poesía y, al mismo tiempo, una vergüenza para la raza humana, obligada a este viaje son billete de vuelta y con incierto destino.
Pero la oficina ofrece calor, voces que escuchan, una guía de pasos que dar. Muchos piden saber qué hacer con la herida que llevan dentro pero la oficina va más allá, les ofrecerán vida digna, una serie de acciones vinculadas hacia la igualdad de oportunidades y que sirvan como ladrillos para la construcción de un Bilbao presente y futuro. Intentarán facilitarles la argamasa necesaria para la cohesión social. Habrá quien piense que puede considerarse una oficina para los olvidados pero lo cierto es que pretenden arrojar la luz, arremolinarse en torno a los recursos disponibles y a las necesidades que traen. Que Bilbao se sume a un proyecto con tanta ilusión por hacer las cosas bien, por marcar el camino correcto, es motivo de orgullo.
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