Uno de cada cuatro pacientes del Hospital Costa del Sol es extranjero

Se trata en su mayoría de personas que residen la mayor parte del año en la provincia y que poseen nacionalidad británica El grupo de 38 traductores voluntarios que presta servicio en el centro sanitario de forma altruista domina un total de 24 idiomas

Diario Sur, 27-08-2006

Cornelia Attem es holandesa y nunca antes había estado en España. Una infección de riñón la ha dejado en la segunda planta del Hospital Costa del Sol cuando apenas llevaba un día de vacaciones en Marbella. No habla ni una palabra de español y no sabe hasta cuándo tendrá que seguir hospitalizada. Pero no está sola. Con un equipo de 38 intérpretes que prestan sus servicios de forma altruista y una plantilla de médicos y enfermeras donde el dominio de idiomas es cada vez más frecuente, el hospital ha asimilado con naturalidad lo que supone ser el principal centro sanitario de una de las zonas de España con más concentración de población extranjera y estar además en una de las principales capitales del turismo mundial. Se trata de una realidad que se traduce en cifras: Uno de cada cuatro pacientes del Hospital Costa del Sol ha nacido fuera de España

Tan importantes como el personal sanitario, los intérpretes constituyen la piedra angular de la singularidad del centro hospitalario. El gerente, José Antonio García, habla de ellos con una nada disimulada admiración. «Son personas que viven aquí, están jubiladas, hablan varios idiomas y se plantean ayudar hacer una labor social de una forma altruista». La ayuda que prestan es invalorable, entre todos dominan un total de 24 idiomas. Perry Kaman es una de ellas. No llega a las once lenguas que habla uno de sus compañeros, pero se desenvuelve con facilidad en seis: español, inglés, japonés y tres idiomas de su Kenia natal, swahili, masai y kikuyu. Vestida con bata blanca y provista del busca que le suministra el hospital para los casos de urgencia, Perry se acerca a la paciente holandesa que no puede ocultar la angustia que vive por su situación. «No quiero que te sientas perdida», le dice en inglés.

Cosmopolita

La vida diaria del hospital más cosmopolita de España está marcado por esta circunstancia. Los menús para los hospitalizados siempre ofrecen la posibilidad de elegir una comida que no incluya la carne de cerdo – habida cuenta del importante número de pacientes musulmanes – del mismo modo que el amparo espiritual para los enfermos religiosos no lo brinda sólo un sacerdote católico. «Hay también un rabino, imanes y pastores anglicanos», explica García.

En el primer semestre de este año, se atendió en el Hospital Costa del Sol a más de 15.000 ciudadanos de la Unión Europea. La mayoría eran personas que residen en España y que a efectos administrativos tienen el mismo trato que los ciudadanos españoles. Pero aproximadamente un 20 por ciento eran turistas, a cuyos países de origen se les facturó el coste de los servicios recibidos. Esas facturas se envían al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, que luego intercambia información y salda cuentas con las instituciones homólogas de los países europeos donde se atendió a pacientes españoles.

Según datos de la Consejería de Salud, el año pasado el Hospital Costa del Sol facturó por estos servicios unos siete millones de euros. Una cuarta parte de todo lo facturado por este concepto en toda la sanidad andaluza El dinero, no obstante, no revierte directamente en el hospital.

Turismo sanitario

Según García, el turismo sanitario – personas que viajan deliberadamente a la Costa del Sol para operarse o recibir tratamientos – si existe, es residual si se lo compara con la mayoría de los pacientes extranjeros, compuesta por personas que viven en España y que por lo tanto, tienen doble cobertura y posibilidad de elegir. «Un británico que vive en la Costa es más probable que elija operarse de cataratas aquí antes que en su país, porque allí la lista de espera es mayor. Pero es difícil pensar que alguien que vive en Finlandia se venga aquí a operarse pagándose el hotel y el avión, porque le saldría más barato hacerlo por lo privado en Finlandia», sostiene.

El gran problema del hospital es el mismo de otras instituciones públicas que prestan servicios en esta zona de la provincia: la gran cantidad de personas que residen sin estar censadas. «No sabemos a qué población atendemos. Yo no sé cuánta gente vive en la Costa, pero tampoco lo sabe Educación, ni los ayuntamientos».

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