Primero fue el diario británico The Guardian, que este miércoles anunció que dejará de publicar en la red X ante la proliferación de contenido tóxico y por cómo su dueño Elon Musk la ha utilizado en la campaña de las elecciones estadounidenses. Este jueves ha sido el diario español La Vanguardia el que ha hecho un anuncio similar un día después de saberse que Musk liderará el nuevo “Departamento de Eficiencia Gubernamental” de EEUU.

Ciertamente, la red social antes conocida como Twitter ha sufrido un progresivo deterioro, primero técnico con el despido de gran parte de su plantilla y posteriormente en uso y contenido. Para empezar Musk se cargó el sistema de verificaciones y lo cambió por un engendro basado en un sistema de pago. También terminó con la función de bloqueo a otros usuarios y modificó los algoritmos en la pestaña “para ti”, que muchos denuncian que ahora se ha transformado en una puerta a los bulos y el odio. Por no hablar del molesto y tétrico fondo de color negro, entre otras ideas peregrinas.

Sin embargo, la cantidad de cuentas de instituciones, servicios públicos, personajes ilustres, políticos, empresas o medios han seguido manteniéndolo. Pero eso puede estar empezando a cambiar. Precisamente en los últimos días una de las redes alternativas, Bluesky, está experimentando un gran crecimiento. Esta misma semana The New York Times explicaba que una oleada de nuevos usuarios se había sumado a esta red social descentralizada que está empezando a competir con X. Según este medio, citando a una portavoz de la empresa, un millón de usuarios se han sumado desde las elecciones.
La gran migración a Bluesky

En España también durante los últimos tiempos se ha ido observando una progresiva migración tuitera a la red de la mariposa, pero este jueves la cosa ha explotado con las últimas noticias y muchos perfiles se han ido sumando a otros tuiteros clásicos que ya recalaban por allí desde hace tiempo cuando solo se podía acceder por invitación, buscando lo que Twitter fue en otro tiempo y huyendo del odio a la espera de que los algoritmos y el sistema de bloqueo sí puedan frenarlos aquí.

Ahora ya se pueden ver más caras conocidas, y también la clásica ironía y el buen talante del Twitter original. Este mismo jueves la conversación por allí ha girado en torno a las nuevas incorporaciones.

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Incluso se ha empezado a debatir si las publicaciones deberían seguir llamándose tuits, ahora que Musk abandonó la nomenclatura original, o de otro modo.