Educación, trabajo y migración
La formación es clave en Iberoamérica para abordar la migración, tanto para elevar la cualificación de aquellos ciudadanos que eligen vivir en otro país como para aprovechar el conocimiento de las personas que deciden retornar a sus lugares de origen y prosperar donde una vez no vieron oportunidades
El País, , 13-11-2024La región iberoamericana supera los 20 millones de kilómetros cuadrados. En ellos viven casi 700 millones de habitantes en diferentes países, cada uno con sus propias particularidades y problemas, aunque con numerosos retos comunes. La migración castiga con fuerza a sus comunidades: solo en Estados Unidos residen 62,5 millones de latinos, y en España la cifra alcanza los siete millones. Además, la pandemia destapó las carencias de los sistemas educativos de estos Estados, incapaces en muchas ocasiones de responder a las necesidades de una sociedad en un proceso de transformación profunda.
Con el foco puesto en la educación, el mercado de trabajo y la migración, la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y el Georgetown Americas Institute de la Universidad de Georgetown (EE UU) celebraron la semana pasada en Madrid la II Reunión de Alto Nivel de su programa de trabajo. Esta iniciativa conjunta entre ambas instituciones, que ha cumplido su primer año de vida, busca el desarrollo de propuestas que promuevan la cooperación internacional y la integración regional, con un enfoque especial en los retos educativos y en las migraciones.
Mariano Jabonero, secretario general de la OEI.
Mariano Jabonero, secretario general de la OEI. INMA FLORES
Cooperación y unidad
“Es imprescindible trabajar juntos para avanzar en el conocimiento de las ideas que nos unen. Porque unidos somos más fuertes, pero estamos más desunidos que nunca”, advirtió el secretario general de la OEI, Mariano Jabonero, en la inauguración del encuentro en Madrid. Durante su intervención puso en valor el “empuje y el emprendimiento” de la comunidad latina en EE UU, que ya son el 18% del total de los habitantes del país, por lo que “merecen seguimiento y apoyo”. “Hay dos tipos de inmigración. La cualificada, que supone una exportación de capital desde nuestros países, y la irregular, que es de altísimo riesgo vital”, apuntó. La mayoría de estos últimos migrantes huyen de sus hogares en busca de mejores condiciones, de democracia y de derechos, y en muchas ocasiones escapan de una muerte segura. Jabonero lamentó que los países que reciben a estas personas que proceden de fuera vean al migrante “como un invasor”. “La tendencia pasa por poner barreras y por precarizar, lo cual es un atajo erróneo, injusto y tremendamente grave”, reflexionó Jabonero.
Denisse Yanovich, directora ejecutiva del Georgetown Americas Institute.
Denisse Yanovich, directora ejecutiva del Georgetown Americas Institute.INMA FLORES
Por su parte, la directora ejecutiva del Georgetown Americas Institute, Denisse Yanovich, reconoció que la reunión conjunta con la OEI llega en un “momento crucial” en el que es importante aunar esfuerzos para “recomponer un sistema que está roto y en donde las personas arriesgan su vida por mejores oportunidades laborales”. “Hay una necesidad de mano de obra en los países desarrollados y estamos investigando cómo regular acuerdos marco entre los distintos países para que sea posible la participación de los migrantes”, señaló.
Lucía Sala Silveira, directora general de la Fundación José Ortega y Gasset-Gregorio Marañón.
Lucía Sala Silveira, directora general de la Fundación José Ortega y Gasset-Gregorio Marañón. INMA FLORES
En todo este ecosistema, la educación es un factor fundamental. “Implica igualdad, libertad para los pueblos y desarrollo social”, reivindicó la directora de la Fundación Ortega-Marañón (FOM), Lucía Salas, donde se celebró el evento. Hasta allí acudieron numerosas autoridades iberoamericanas para exponer algunas experiencias llevadas a cabo en diversos países en materia de políticas educativas orientadas a mitigar y afrontar los procesos migratorios.
El ministro de Educación de Honduras, Daniel Esponda, explicó que la violencia de finales del siglo pasado y, más recientemente, la pobreza han empujado a millones de hondureños a buscarse la vida fuera de sus fronteras. “Durante muchos años, nuestro sistema educativo ha sido una inmensa fábrica de desempleados porque no ha habido colaboración entre la planificación económica y la educativa”, reconoció. Aunque eso ha empezado a cambiar. En los últimos tiempos, las autoridades hondureñas han impulsado distintas iniciativas para retener a sus estudiantes. Una de ellas es el Pasaporte de Aprendizaje, que permite acceder a contenidos educativos desde educación inicial hasta secundaria a través de una plataforma online. Hace tres meses, además, el Gobierno puso en marcha un Bachillerato Virtual que facilita que jóvenes hondureños residentes en otros países obtengan el título de bachiller e ingresen en la Universidad cuando regresen a Honduras. Otro plan interesante es la Red Nacional de Escuelas Agrícolas, que imparte formación financiera y cooperativista a las comunidades locales, y contribuye a impulsar el empleo en las zonas rurales.
De izquierda a derecha: Tamara Díaz, directora general de Educación y FP de la OEI; Daniel Esponda, ministro de Educación de Honduras; Guiselle Alpízar Elizondo, viceministra de Educación de Costa Rica, y Edgar Eliseo Alvarenga Funes, viceministro de Educación de El Salvador.
De izquierda a derecha: Tamara Díaz, directora general de Educación y FP de la OEI; Daniel Esponda, ministro de Educación de Honduras; Guiselle Alpízar Elizondo, viceministra de Educación de Costa Rica, y Edgar Eliseo Alvarenga Funes, viceministro de Educación de El Salvador. INMA FLORES
En Costa Rica, en cambio, las políticas educativas están encaminadas a integrar a los numerosos estudiantes de diversas nacionalidades que conviven en este destino centroamericano, tal y como explicó su viceministra de Educación, Guiselle Alpízar. Una de sus prioridades es potenciar la formación técnica y dual, relacionada con ámbitos laborales como el turismo, la tecnología y la mecánica. Por su parte, el viceministro de Educación de El Salvador, Édgar Alvarenga, celebró la caída de las tasas de abandono escolar en su país, uno de los más seguros de la región. “Apostamos por la reconstrucción de las infraestructuras educativas, por la reorganización territorial y por el uso de las nuevas tecnologías para que la educación llegue a toda nuestra población”, resumió.
Al fin y al cabo, la relación entre el mundo del trabajo y el ámbito de la educación no es nada nuevo. “Pero la velocidad del cambio hace que las transformaciones en el mercado laboral planteen grandes desafíos. Es necesario conjugar la formación profesional con las necesidades del sistema productivo”, comentó durante las conclusiones de la jornada el secretario general adjunto de la OEI, Andrés Delich. Mientras, el director de Innovación Cultural de la FOM, Federico Buyolo, sostuvo que la educación “es el mejor instrumento para liderar las transformaciones”. Por eso, la formación debe ser de calidad y adaptarse a las nuevas realidades, para que “permita anticiparnos a lo que está por venir”. Como remachó el diplomático Jorge Argüello, miembro residente del Georgetown American Institute, solo sumando distintas energías “es posible que avance la unión entre los Estados iberoamericanos”.
Desde la izquierda: Melissa Wong, directora de la OEI en Panamá y Costa Rica; Jorge Argüello, ‘senior fellow’ del Georgetown Americas Institute; Andrés Delich, secretario general adjunto de la OEI, y Federico Buyolo, director de innovación cultural de la Fundación Ortega-Marañón (FOM).
Desde la izquierda: Melissa Wong, directora de la OEI en Panamá y Costa Rica; Jorge Argüello, ‘senior fellow’ del Georgetown Americas Institute; Andrés Delich, secretario general adjunto de la OEI, y Federico Buyolo, director de innovación cultural de la Fundación Ortega-Marañón (FOM).INMA FLORES
La organización celebra sus 75 años de historia
Este año, la OEI está de aniversario. La institución acaba de celebrar recientemente en Madrid sus 75 años de historia con una cena de gala en el Teatro Real, pocas semanas después de haber recibido en Oviedo el premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional 2024 por “la fructífera labor de fomento del multilateralismo iberoamericano y por representar un significativo puente en las relaciones entre Europa e Iberoamérica”. Presente en 20 países y con una media de más de 11 millones de beneficiarios anuales durante los últimos cinco años, la OEI se ha convertido en el organismo de cooperación intergubernamental más antiguo y con mayor presencia en la región iberoamericana. En la actualidad gestiona en torno a 650 proyectos al año en áreas clave como la educación, la ciencia, la cultura, las lenguas y los derechos humanos, además de promover la productividad y la digitalización en toda Iberoamérica.
Durante el acto de celebración en Madrid, su secretario general, Mariano Jabonero, recordó que la misión de esta organización es “construir bienestar, ciudadanía y comunidad, además de fomentar una sociedad más democrática, solidaria y libre”. Y añadió: “No se puede trabajar en cooperación sin ilusión, sin emoción y sin reconocimiento”. Al evento acudieron representantes ministeriales de los países miembros de la OEI, embajadores iberoamericanos y destacados líderes de medios de comunicación, entidades de cooperación, banca multilateral, empresas y universidades.
Este acto conmemorativo ha sido el primero de una serie de actividades que se realizarán a lo largo de este año y el siguiente, con el objetivo de acercar a la ciudadanía al trabajo y los logros de la organización en pro del desarrollo y la integración de Iberoamérica. Su filosofía se ha mantenido fiel desde sus orígenes, ya que la institución siempre ha concebido la educación, la ciencia y la cultura como herramientas para el desarrollo humano. Instrumentos que generan oportunidades para construir un futuro mejor para todos.
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