Trump fortalece su gabinete con defensores de la línea dura

La gobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem, el congresista Mike Waltz y el predicador baptista Mike Huckabee son elegidos para tejer alianzas con Israel y combatir la inmigración, mientras el senador cubanoamericano Marco Rubio se perfila como posible secretario de Estado

Diario Vasco, Mercedes Gallego Corrresponsal. Nueva York, 13-11-2024

Leales, antiinmigración y firmes defensores de Israel. Esas son las características comunes de todos los elegidos hasta ahora por Donald Trump para formar parte de su gabinete. Duros entre los duros, algunos por vocación y otros por exigencia del guion.

Como prueba de que no le temblará la mano para hacer lo que sea necesario, la gobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem presumía en su biografía de haber matado de un disparo a su cachorro de catorce meses por considerarlo ingobernable. Esa es la mujer a la que pondrá al frente de toda la política doméstica como secretaria de Seguridad Nacional, de la que depende la seguridad fronteriza.

Los cerca de 2.000 kilómetros que separan Sioux Falls (Dakota del Sur) de El Paso (Texas) no han impedido que durante la campaña se convirtiera en una de las principales voces del entorno de Trump en denunciar la «invasión» de mexicanos que sufre el país. Según ella, Estados Unidos es un país «en guerra» con los cárteles de la droga, donde los inmigrantes «están cambiando la demografía».

Su objetivo será acabar con lo que califica de una política de «fronteras abiertas». Carece de experiencia en asuntos nacionales, más allá de la que haya adquirido como gobernadora del quinto estado menos poblado del país, que también es uno de los más pobres, con casi un 60% de población anglosajona, entre la que todavía se habla alemán, gracias al alto número de menonitas y luteranos que llegaron en el siglo XIX para habitar sus praderas.

Ha sido, sin embargo, una de las más firmes defensoras de Trump. Se alineó con él ya en septiembre de 2023, de cara a las primarias en los caucus de Iowa. Allí todo el mundo apostaba por ella como futura vicepresidenta, pero todavía no eran tiempos de ser tan duro y pueblerino. Había que ganar las generales y ahora le llega su recompensa.

Boina verde
Trump también ha confirmado al excongresista Mike Waltz como asesor de Seguridad Nacional. Otro duro entre los duros, que trabajó en el Pentágono y fue asesor antiterrorista del vicepresidente Dick Cheney. Esos serían los tiempos moderados, en el contexto actual, porque este boina verde que sirvió en Afganistán también se ha vuelto un firme defensor de cerrar las fronteras, y no solo a los inmigrantes que entran por México, sino también a los bienes que proceden de China e incluso a los refugiados afganos, a los que ha pedido revocar su estatus temporal, además de confrontar la amenaza que Irán pueda presentar a Israel.

Si en algo coincide con el senador de Florida Marco Rubio, al que los medios estadounidenses presumen como próximo secretario de Estado, es en enfrentarse con el gigante asiático para impedir su liderazgo militar. Mientras el presidente electo confirmaba en su cuenta de Truth Social algunos nombramientos clave, como el de Waltz y el del predicador baptista Mike Huckabee, próximo embajador de EE UU en Israel, el nombre de Rubio seguía en el aire, pendiente de su voluntad. Huckabee ha sido un arduo crítico del acuerdo antinuclear con Irán y gran defensor del avance de los asentamientos judíos en Cisjordania, hasta el punto de liderar tours de evangélicos cristianos a Israel para demostrar las virtudes de esta democracia en tierra de salvajes.

En todo eso coinciden con el senador de Florida, que en 2016 se enfrentase a Trump en las primarias del partido, pero acabó convirtiéndose en uno de sus asesores extraoficiales en política exterior para Latinoamérica. Es quien le ha dado voz a la política dura contra los regímenes de Venezuela y Cuba, sus bestias negras personales como hijo de exiliados anticastristas. Con el paso del tiempo se ha alejado de su afinidad con los halcones tradicionales del Partido Republicano para mimetizarse con el movimiento MAGA, que no ha celebrado su acercamiento al mandatario y menos su posible designación como jefe de la diplomacia estadounidense.

Lo único que en ese entorno más radical se veía con buenos ojos era la posibilidad de que su vacante en el Senado fuese ocupada por Lara Trump, la nuera del mandatario, que fue presentadora de Fox e hizo un trabajo eficiente organizando la convención de la formación conservadora como presidenta del Comité Nacional del Partido Republicano, para la que fue nombrada en marzo cuando Trump ganó las primarias. Su llegada al Senado es una posibilidad sugerida por la senadora Katie Britt, que tranquilizaba a los funcionarios del Departamento de Estado, inquietos con la alternativa militarista de Richard Grenell.

Otro personaje conocido por sus sentimientos antiinmigrantes, partidario de la línea dura con China y defensor a ultranza de Israel que vuelve a la Casa Blanca con Trump es su asesor Stephen Miller, que en el segundo mandato se cree que será adjunto a su jefa de gabinete, Susie Wiles, y por tanto el hombre más cercano al presidente en sus decisiones de gobierno.

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