México aguanta el pulso a Trump
La victoria del ex presidente republicano desata una tormenta en el vecino del sur
La Vanguardia, , 12-11-2024“La Condesa ya es Gringolandia”, dijo el conductor de Uber mientras pasábamos delante de restaurantes de sushi fusión con jalapeño picante, galerías boutique de arte, un Walmart Express, y un hotel estilo déco con opción de coliving .
Se refería a la nueva colonia estadounidense instalada en el distrito más gentrificado de Ciudad de México. Destino del exilio español que huía de Franco, la Condesa ya espera otra llegada masiva de nómadas digitales desde Nueva York o Los Ángeles, con la previsible subida de alquileres… Es solo uno de los quebraderos de cabeza que trae la victoria de Donald Trump.
Otros flujos transfronterizos –estos de sur a norte– protagonizarán las negociaciones que pronto se iniciarán entre los respectivos equipos de Trump y la nueva presidenta mexicana Claudia Sheinbaum. “Hay diálogo con el presidente Trump y si hay una problemática la vamos a saber resolver”, aseguraba Sheinbaum en rueda de prensa el pasado jueves. Su antecesor y estrecho aliado, Andrés Manuel López Obrador, experto en el arte del populismo americano, supo lidiar con Trump y pactar un modus vivendi entre 2018 y 2020.
Pero Sheinbaum afronta un reto aún más duro. Trump ha basado su campaña electoral en un proteccionismo agresivo cuyo blanco principal, después de China, es el vecino y primer socio comercial. Al mismo tiempo, pretende frenar la migración y el tráfico transfronterizo de drogas. Por si fuera poco, quiere expulsar a unos once millones de indocumentados residentes en EE.UU., la mitad de origen mexicano.
Días antes de su contundente victoria electoral, Trump amenazó con implementar una serie de mega aranceles sobre importaciones desde México, pese a que esto viole el revisado tratado de libre comercio, el T-MEC, que el mismo Trump firmó en 2018 y que debe ser revisado en 2026.
El proteccionismo, el freno de la inmigración y el tráfico de drogas, claves en la nueva relación con EE.UU.
El líder republicano intentará usar la amenaza de aranceles para forzar a México a frenar el flujo de inmigrantes por la frontera sur de Chiapas, recorrida por sicarios del cartel de Sinaloa y cruzada por caravanas de refugiados políticos o económicos procedentes de Venezuela, Centroamérica, Haití u otros países del sur global. Trump, con toda seguridad, pedirá, como hizo en el pasado, que México se declare país seguro de tercer orden lo que obligaría a los refugiados a pedir asilo político en México en lugar de en EE. UU. La otra opción será la política adoptada en la primera Administración de Trump, Quédate en México, en la que los refugiados permanecen en campamentos al sur de la frontera mientras solicitan asilo.
Otro asunto a abordar será la responsabilidad mexicana de la epidemia de muertos por el consumo de la droga fentanilo, responsable de unos 70.000 muertos al año, una cifra mayor que la de los mexicanos muertos en la violencia narco. Acusado de ser el principal país productor de esta “droga de la desesperación”, México deberá convencer a Trump de que actúa con suficiente contundencia contra las fábricas de la droga gestionadas por el cártel de Sinaloa y que Trump ha amenazado con bombardear.
El quid pro quo parece desfavorecer a Sheinbaum, pero México tiene una ventaja. Todo esto es una repetición: en 2018, Trump, tras humillar al entonces presidente Enrique Peña Nieto durante la campaña electoral mexicana, retó con imponer aranceles en un pulso con López Obrador. Su astuto canciller, Marcelo Ebrard, se mudó a Washington entonces para negociar un acuerdo con el equipo de Trump. El resultado no fue desfavorable a México. Trump anunció a bombo y platillo un pacto con López Obrador, que logró todos los objetivos estadounidenses. Lo primero fue un acuerdo para retener a los inmigrantes en el lado mexicano de la frontera. No habló mas de los aranceles. En 2016, Trump “chilló, bulló y amenazó y es cierto que llevó a López Obrador a retener a inmigrantes en nuestro territorio, pero luego Trump firmó el T-MEC”, resumió Ciro Gómez Leyva, el expresidente de Grupo Editorial Milenio.
Hay otro factor favorable a Sheinbaum. Aunque las multinacionales del ranking bursátil la Fortune 500 hayan cumplido con las órdenes de dar la espalda a China, México es considerado una parte esencial de las cadenas de suministro transnacionales. “La Cámara de Comercio en Washington no está de acuerdo con Trump,” dijo Enrique Dussel, del centro Cechimex –relaciones México-China– en la Universidad Autónoma de México.
Todo indica que Ebrard, ahora secretario de Economía, será enviado a EE. UU. para repetir las negociaciones. En la medida que sea posible , cerrar las fronteras tanto del norte como del sur, no molestará a Sheinbaum. Sabe que la presencia de miles de inmigrantes en las carreteras de Tapachula (Chiapas) a Tijuana, o acampados en las plazas de las ciudades, puede pasar factura política, tal y como ha ocurrido en Chile y otros países suramericanos.
“Hay diálogo con Trump y si hay una problemática la vamos a resolver”, asegura la presidenta Sheinbaum
Asimismo, quienes advierten en medios liberales de que Sheinbaum pueda ser castigada en Washington por la polémica reforma judicial que acaba de aprobar, por la militarización o por autorizar el envío de miles de barriles de petróleo a Cuba, pueden infravalorar el pragmatismo transaccional de Trump. “Creo que Trump le va a decir a Claudia: ¡haz en México todo lo que quieras: judicial, ejército, derechos humanos, pero controla la inmigración y no dejes que los chinos pasen productos a EE. UU.”, opina Gabriel Cabezas, un abogado de Monterrey que ha participado en negociaciones con EE.UU.
México tiene otra gran baza. Por mal que Trump hable de los mexicanos, China es un enemigo mucho más presente en el discurso. De ahí la insistencia de Sheinbaum en lo que se llama el nearshoring , inversiones cerca de casa, que México puede sustituir a China como la plataforma de fabricación de bajo costo. Jesus Seade el actual embajador mexicano en Pekín y barajado para embajador en Washington, era uno de los principales negociadores del T-MEC. La guerra comercial contra China incluso puede reforzar el mercado único de México, EE. UU. y Canadá. “En Washington algunos hablan de la posibilidad de una unión aduanera”, dijo el director de un diario importante en Ciudad de México, durante una cena en un restaurante en la Condesa, donde cientos de forofos mexicanos de béisbol veían a Los Angeles Dodgers imponerse a los New York Yankees en la final de la Serie Mundial.
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