Mariano Aguirre Ernst Periodista y analista de política exterior “Urge fortalecer los mecanismos de construcción de la paz y recuperar el respeto al Derecho Internacional”

Experto en política exterior y conflictos internacionales impartió la conferencia inaugural del curso 2024-25 invitado por el Foro Gogoa

Diario de Noticias, Arantza Munárriz, 11-11-2024

El periodista Mariano Aguirre pronunció el pasado 23 de octubre una conferencia por streaming (por motivos de salud) en el salón del Instituto Plaza de la Cruz sobre el tema “Guerras frías y reales: Un mundo multipolar de incertidumbres, tensiones y violencia”.

¿Cómo describiría la política internacional actual?

Vivimos en una época convulsa cuando se trata de hablar de cuestiones internacionales. Por hacer un resumen: tenemos una guerra en Europa que ha costado más de un millón de muertos en dos años. Y tenemos otra en la Franja de Gaza, con serias acusaciones por parte del Tribunal Internacional de Justicia de que Israel pueda estar cometiendo genocidio y con el peligro de que acabe en una guerra más generalizada en Oriente Medio. A ello hay que añadir medio centenar de conflictos armados en el mundo con graves crisis humanitarias en Sudán, Etiopía, Mali, Níger, entre otros países.

¿Y cómo es la situación en América Latina?

Reina una altísima violencia en varios países latinoamericanos; no son guerras declaradas, pero el número de víctimas es muy alto. Y fíjese que, excepto algunas guerrillas políticas en Colombia, el resto es literalmente guerras entre mafias y grupos del crimen organizado y estos contra el Estado.

¿Qué consecuencias tiene este panorama de guerras declaradas o no?

Una consecuencia evidente es el aumento de los flujos migratorios y de solicitantes de asilo, que se enfrentan a peligrosos viajes como sabemos bien en España, a fronteras cerradas para que no lleguen a destino. Al final del 2023 se estimaba que había en el mundo alrededor de 118 millones de personas desplazadas forzosamente debido a persecuciones violentas, conflictos y violaciones de derechos humanos.

Y esto coincide con un mensaje antimigración muy agresivo en Europa ¿verdad?

En efecto, estamos en un momento de ascenso fuerte de políticos y partidos racistas, ultranacionalistas chauvinistas, contrarios al multilateralismo y al Derecho Internacional. Se oponen a los regímenes internacionales sobre derechos humanos, género, medio ambiente, y, sobre todo, al conjunto de derechos aceptados y firmados por la mayoría de los estados desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Ha mencionado el Derecho Internacional. ¿Puede explicarnos brevemente en qué consiste?

Lo podríamos definir como un conjunto de principios, acuerdos, reglas y normas que se han ido creando a lo largo de los siglos para la relación y la coexistencia entre los estados. Antes se refería a los temas clásicos: la guerra, la paz, la diplomacia; pero se ha ido avanzando y hoy en día incluye los derechos humanos, cuestiones económicas y comerciales, y múltiples campos como el derecho del espacio o del mar. Cada vez más temas que, hasta ahora, pertenecían solo al ámbito nacional. El Derecho Internacional es un orden jurídico que está fuertemente influenciado por principios éticos particularmente en la esfera de los derechos humanos.

¿Qué repercusión tiene el Derecho Internacional en las instituciones y en los estados?

Es una referencia de orden internacional, con requisitos profundos y a la vez muy cooperativo; es un instrumento muy importante para el mundo en que vivimos. Además, influye tremendamente en el funcionamiento de las organizaciones de las Naciones Unidas, atañe a los políticos y también a la sociedad civil.

Escuchamos últimamente, sobre todo raíz de la guerra en Gaza, que el Derecho Internacional no se respeta.

El Derecho Internacionales un cuerpo que va evolucionando en su concepción. Estamos en un periodo de involución, pero creo que lo que está ocurriendo hoy va a tener un impacto en la concepción, incluso en el avance del Derecho Internacional. Por ejemplo, que la Corte Internacional de Justicia haya hecho tres pronunciamientos en un año advirtiendo de que Israel puede estar incurriendo en delito de genocidio es algo inédito. Que el presidente Lula se haya enfrentado directamente al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, habiendo en Brasil una comunidad evangélica proisraelí de treinta millones de personas es una novedad que hubiera sido impensable cinco o diez años atrás.

¿Y el Derecho Internacional Humanitario?

Es un campo del Derecho Internacional. El Derecho Internacional Humanitario es un conjunto de normas que, por razones humanitarias, trata de limitar los efectos de los conflictos armados. Protege a los civiles y a los combatientes. No es un derecho que prohíbe la guerra, sino que intenta limitar la forma en que se hace la guerra. Surgió con mucha fuerza después del desastre humano que supuso la Primera Guerra Mundial.

En la conferencia hizo mención a la globalización. ¿En qué punto estamos?

La globalización es un controvertido fenómeno beneficioso para algunos y muy poco para otros. Se trata del libre movimiento de capitales, de bienes, libre movimiento de mercancías, pero no tan libre de personas. Yo creo que en realidad hay dos tendencias: sigue habiendo una fuerte tendencia a la globalización de la economía, del comercio y de la producción, como sabemos por los bienes cotidianos que consumimos. Pero desde hace una década también hay una tendencia al repliegue, un nacionalismo económico, en Europa y en EEUU. Al mismo tiempo las macroempresas tecnológicas (que además controlan crecientemente nuestra privacidad) están interfiriendo en la vida política y social, desde una perspectiva ultraliberal.

¿Está refiriéndose a la interferencia de las élites económicas en política?

Sí. El fenómeno de la desigualdad genera un mundo en el que las élites y, dentro de las élites, los ricos entre los ricos acceden a la reproducción sistemática de su riqueza con un control económico que está aspirando además al control político de las sociedades despolitizadas. Esto lo vemos en este momento con el apoyo que le está dando el empresario más rico del mundo, Elon Musk, al expresidente Donald Trump. En este punto podríamos decir que hay una creciente relación entre el avance de la ciencia y la tecnología con el acoso a la democracia y el crecimiento de la desigualdad, o sea, la falta de democratización creciente de la ciencia y la tecnología vinculada a la desigualdad.

En el subtítulo de su conferencia aparecía la expresión “mundo multipolar” ¿Puede explicarnos este concepto?

Según algunos expertos vivimos un orden emergente, múltiple, complejo, que tiene diferentes formas de gobernabilidad globales, regionales, nacionales, subnacionales e interdependencias; donde no hay globalmente un líder hegemónico, sino varios países con alcance global. Algunos analistas consideran que nuestro mundo es cuatripolar: EE UU, China, Rusia y la Unión Europea, más los emergentes del Sur Global: India, Brasil, Sudáfrica y otros.

¿EEUU está dejando de ser la primera potencia?

Hay un desplazamiento del Eje Atlántico (EEUU, Canadá, UE) hacia el Eje Asia Pacífico (China, Japón, India…) en lo relativo a la economía y las finanzas. EEUU pretende mantener la hegemonía en ambos ejes, aunque sufre graves problemas internos y de pérdida de credibilidad internacional. Quizá vamos a una Guerra Fría 2.0, que enfrentaría a EEUU y China.

¿Cómo influye este “mundo multipolar” en las relaciones internacionales?

Al no haber un liderazgo claro, las posibilidades de elegir con quién aliarse se multiplican para los estados emergentes o del Sur Global. Vivimos en un mundo de alianzas muy flexibles. Hoy no hay ideología, en la Guerra Fría el enfrentamiento era entre capitalismo y comunismo. Actualmente todo es un mundo capitalista con diferentes expresiones de este sistema.

¿Cómo juegan en este tablero internacional los países emergentes?

Resaltaría el papel internacional que están desempeñando países como Brasil o Sudáfrica; donde intervienen factores de poder no militar, sino de prestigio, credibilidad internacional, contribución al desarrollo de sus países o incluso, en el caso de Brasil, cooperación al desarrollo de las antiguas colonias portuguesas en África. Los emergentes, además, buscan reformas en el sistema financiero y multilateral internacional, y generar espacios que les protejan de las grandes potencias. De hecho, los BRICS han creado su propio banco de desarrollo

¿Cuáles son las principales causas de las tensiones actuales?

Podemos citar varias: en primer lugar, el dominio de un puñado de países en investigación, ciencia, tecnología; segundo, la pugna por el acceso a los recursos muy codiciados ya sean minerales, como el litio, o alimentarios y por el control de rutas marítimas, terrestres y aéreas para el comercio; tercero, las cuestiones geopolíticas: Rusia reclamando territorios de Ucrania o China reivindicando Taiwán. Y conflictos no resueltos por herencia del colonialismo, como es el derecho a tener un estado y la autodeterminación de Palestina. Por último, el control multilateral económico y financiero, el FMI, el BM.

¿Cómo podemos caracterizar los conflictos actuales?

No tienen un principio y un final claros. Hay más actores involucrados (milicias, bandas urbanas, grupos terroristas, grupos paramilitares) que no respetan el Derecho Internacional. Se observa una violencia creciente contra civiles y ocurren en los estados con alta fragilidad institucional, donde no existen los mecanismos internos de resolución de conflictos. Hay pocos conflictos entre estados, y la mayoría son enfrentamientos de un estado contra grupos armados no estatales. El Comité Internacional de la Cruz Roja calcula que hay más de 450 grupos armados no estatales en el mundo y una tendencia al aumento de los conflictos. En África se han duplicado en los últimos diez años.

¿Cuánta gente está afectada por estos conflictos? ¿Dónde se localizan?

El Comité Internacional de Cruz Roja calcula que 195 millones de personas están bajo control de grupos armados o en zonas de guerra.

¿Qué nos propone para afrontar los desafíos de este mundo multipolar?

Debería fortalecerse el sistema multilateral con especial atención a Naciones Unidas tanto en financiación, como en las reformas necesarias para su mayor eficacia. Se debe apoyar especialmente a las agencias de la ONU, como UNICEF, la agencia para el medio ambiente y los derechos humanos y la agencia humanitaria. Estas cumplen en este momento un papel impresionante tanto en la denuncia como en la acción, en el conflicto de Palestina y otros.

Y ¿en relación a los conflictos?

Dentro de este fortalecimiento del sistema multilateral deberían priorizarse las políticas preventivas de los conflictos, tanto en sus aspectos inmediatos: respuestas rápidas, promoción del diálogo y de la mediación; como actuando sobre las raíces de estos.

Y ¿en política?

Entre otras cosas se precisa actuara la vez en los niveles nacionales e internacionales. La ultraderecha es hoy nacional e internacional. Esa es la forma en que actúan Donald Trump en los Estados Unidos, Jair Bolsonaro en Brasil, Nayib Bukele en El Salvador, Javier Milei en Argentina. Son un eje que se vincula con Vox en España, con Marie Le Pen en Francia, conGiorgia Meloni en Italia y Netanyahu en Israel y la lista sigue y crece. Se vinculan en sus ataques a la ONU, a la Agenda 2030, es decir, a todo lo que podríamos llamar la agenda progresista y liberal, que se ha ido generando después de la Segunda Guerra Mundial. Es un ataque organizado por parte de la ultraderecha.

Quería preguntarle sobre el papel de la sociedad civil ¿Podemos cambiar el rumbo de las cosas?

Es un actor clave en la vinculación entre las realidades nacionales e internacionales. Convendría tener el marco general como referencia ya la vez centrarnos en las cuestiones inmediatas: cooperar en cuestiones como frenar el desmantelamiento de los sistemas públicos de salud y educación, o en la atención de la gente mayor sola, la migración o el acceso a la vivienda, cuestiones todas acuciantes en España y en Europa. Hay otras formas diferentes de la privatización y levantar muros contra los inmigrantes y solicitantes de asilo.Y cada una de estas cuestiones tiene conexiones con problemas internacionales. Por ejemplo, hay una conexión entre lavado de dinero de países del Sur y del Norte: las élites se conectan y operadores bancarios y financieros les sirven. Debemos trabajar desde nuestras realidades inmediatas hasta sus conexiones con las realidades de otros.

Muchas gracias, Mariano. Nos ayuda enormemente con su análisis del complejo mundo en que vivimos y con la llamada al compromiso que nos corresponde también a la sociedad civil.

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