Y volver, volver, volver

Diario de Noticias, A pie de obra Paco Roda , 11-11-2024

Faulkner decía que: “se puede confiar en las malas personas; no cambian jamás”.

Inflación, política migratoria y crisis: la venganza de la América oculta en las elecciones de EEUU
Y ahí está Trump para confirmarlo. Siempre es él. Un tipo racista, machista, dictador, conspirador e incluso asesino en serie si la FOX se lo pide. Es así porque sabe que nunca le pasará nada. Y porque millones de americanos se sienten a salvo imitándole en esta deriva psicópata camuflada de libertad ilimitada para tiranos y esclavistas.

Mary Cheever, esposa de John Cheever dijo: “puede que John fuera infiel, que fuera un borracho, pero siempre estaba en casa a la hora de la cena”. Como Trump, él siempre está a la hora de la cena, fiel. Aunque esté acusado de 34 cargos criminales y venga de incumplir una orden de alejamiento.

Y sí, cuesta creer que un tipo así sea el referente político de 73 millones de personas que, empobrecidas tras las sucesivas crisis financieras, se han aferrado a sus armas, sus todoterrenos y su derecho a matar a quien le impida comer carne de vacuno todos los días. Gente que vive en un país donde la esperanza de vida es de 76,1 años. Donde el 65% de los habitantes no tiene ahorros y si enferma, ahí se las vea. Donde en 2023 se produjeron 28.293 muertes por armas de fuego y 100.000 por sobredosis de opiáceos. Pero aun así, millones de afroamericanos y latinos le han votado con el miedo por bandera. El miedo a que otros inmigrantes vengan a robarles ese miedo, su única garantía para seguir vivos en un país que ha desencadenado la guerra de todos contra todos creando una tiranía barroca y destructiva. Y sí, esos millones han preferido votar a un delincuente que ha prometido la mayor deportación de migrantes de la historia, que a una mujer negra.

Trump ha ganado porque ha lanzado un mensaje clave: La utopía ya no se busca en el futuro sino en el pasado: Make America Great Again, (Que América vuelva a ser grande). Y porque volver a la Casa Blanca era la única forma de no acabar en la cárcel.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)