«¿Sabes dónde estás? Estás en Madrid»
Las ciudades de varias Comunidades se han convertido en destino de muchos
La Razón, 27-08-2006Madrid / Barcelona – En lo que va de año, más de 11.000 inmigrantes
subsaharianos han cambiado las estrecheces, la sed, el hambre y el miedo
que se acumula en la inestable estructura de los cayucos por el relativo
«lujo» de un viaje en avión. A los recién llegados, que han arriesgado lo
único que tienen – la vida – en una incierta travesía a través del
Atlántico, el cómodo asiento y las instrucciones de las azafatas quizá les
terminen de convencer de que su apuesta a todo o nada por alcanzar el
«paraíso» del primer mundo les ha salido bien, pero en realidad el
tránsito entre terminales es sólo una escala más en su viaje a ninguna
parte.
Canarias se ha convertido en la «puerta» favorita que
utilizan los desheredados para entrar en España, en Europa, pero el
«comité de bienvenida» no está por la labor de que todos los recién
llegados echen raíces en los sobrecargados centros de internamiento
canarios. «Si no puedes solucionar el problema repártelo», ha debido
pensar el Gobierno, que ante la presión migratoria que sufren las islas ha
derivado a muchos de los no repatriables a distintas comunidades autónomas.
Madrid, Murcia y Cataluña son tres de las preferidas por el Ejecutivo de
José Luis Rodríguez Zapatero a la hora de reubicar a los inmigrantes, una
«atención» que les ha hecho levantar la voz esta semana. El Gobierno de
Esperanza Aguirre, por ejemplo, se queja de que 6.500 de los 11.000
trasladados en este 2006 han recalado en el madrileño aeropuereto de
Barajas, y eso que la Consejería de Inmigración sólo recibió aviso de la
llegada de 2.800.
Buscarse la vida en la capital
En el fondo, el número es lo de menos; lleguen los que lleguen, su
destino común es el centro de internamiento de Carabanchel, donde
permanecen el tiempo necesario para recibir su orden de expulsión.
Después, con un papel en las manos que muchos interpretan como su
«salvoconducto» para quedarse en España, llega la calle y la necesidad de
buscarse la vida en la capital… o fuera de ella. Los alrededores de las
instalaciones deportivas del parque del Canal de Isabel II, los aledaños
de la catedral de la Almudena, algunos pueblos de la sierra norte de la
región con ayuntamientos socialistas «sensibles» a la causa… cualquier
lugar es bueno para reemprender la búsqueda del sueño que para ellos
significa el simple hecho de pisar el asfalto de un país europeo. «Vale la
pena arriesgarlo todo para llegar aquí», cuenta Hassan Barrie, que vino a
España en 2002. Con 13 años huyó de la guerra que destrozaba su país,
Sierra Leona, y, tras al menos tres cambios de avión, aterrizó en Barajas.
Claro que él no lo sabía: el cooperante que lo acompañaba desapareció y
Hassan llegó a la terminal preguntándose dónde estaría. Los policías de la
zona de pasaportes intentaron superar la barrera del idioma para aclararle
las cosas. «¿Sabes dónde estás? Estás en Madrid?, me decían – recuerda
Hassan – . Pero hasta que no llegué al centro de acogida y me dijeron que
estaba en Europa no me ubiqué».
Carteles en árabe
En Cataluña, el polémico envío sin previo aviso del Gobierno de 47
inmigrantes el pasado lunes provocó las encendidas protestas de la
Generalitat, en manos socialistas, y de la oposición en pleno. La
consejera de Bienestar y Familia, Carme Figueras, se quejó de que Cataluña
acoge «el 22 por ciento de los inmigrantes regularizados de España».
La tormenta política sigue, pero ese debate ocupa el último lugar entre las
preocupaciones de los «sin papeles», esos que gracias al boca a boca saben
que en la provincia de Barcelona se puede trabajar recogiendo fruta. La
Generalitat ha tramitado este año casi 5.000 contratos de trabajo para el
sector agrícola, aunque la mayoría de subsaharianos subsisten por la zona
sin regularización. El cambio social en Cataluña – y sobre todo Barcelona –
en apenas cinco años ha sido fulminante. Mientras en la zona interior
existen barrios enteros de magrebíes, la cifra de extracomunitarios en la
capital ya alcanza el 16 por ciento. En numerosas calles del céntrico
barrio del Raval es casi imposible leer un letrero de comercio en
castellano o catalán. Todo está en árabe, incluso los anuncios del
Ayuntamiento. En la misma zona, la Rambla del Raval está «ocupada» por
paquistaníes, que utilizan los bancos de esta vía como lugar de reunión.
«Errores» de bulto
Murcia encabeza la lista
de regiones que mayor número de inmigrantes recibe en los últimos tiempos,
una cifra que superaría a día de hoy las 850 personas. Un nuevo «error» en
la comunicación en la llegada de un vuelo esta semana ha vuelto a
enfrentar al Gobierno de Valcárcel con el Ejecutivo central. Y es que en
Murcia todavía no se ha olvidado la llegada de un vuelo sin notificación
previa que acabó con decenas de subsaharianos abandonados en la pista del
aeropuerto de San Javier.
Esos inmigrantes, totalmente desiformados
y sin apenas conocimiento del idioma, fueron abandonados a su suerte en
pleno aeropuerto. Varios grupos se dirigieron a pie a la vecina población
de San Pedro del Pinatar, cuyo alcalde, el popular Pedro Hernández, se vio
desbordado ante la llegada de inmigrantes al carecer dicha población de
instalaciones de acogida y asistencia. El alcalde, sin pensárselo dos
veces, reagrupó a los inmigrantes y tras meterlos en un autobús los
«plantó» ante la Delegación del Gobierno de Murcia, lo que provocó un
enfrentamiento entre administraciones jamás conocido. Lo cierto es que
algunas localidades murcianas, como Torre Pacheco, cotizan al alza para
los inmigrantes: el 40% de su población es de origen extranjero, informa
J. Clemente.
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