Adán Martín señala el «riesgo de alimentar la xenofobia» en las zonas saturadas por inmigrantes
ABC, 27-08-2006P. A.
LAS PALMAS. «Si continúa la tendencia actual en la avalancha de cayucos y pateras que estamos soportando, Canarias acabará el año con más de 25.000 inmigrantes llegados a España y a Europa por esta vía. Y digo bien, llegados a España y a Europa, a pesar de que el Gobierno central y otros territorios comunitarios españoles y europeos parezcan a veces no identificar este problema como una responsabilidad del conjunto de la ciudadanía española». En estos términos se expresa el presidente de Canarias, Adán Martín, en un artículo remitido a la prensa local en el Archipiélago y a través del cual denuncia, además, el desbordamiento de «las infraestructuras y los servicios de los territorios de acogida por falta de una correcta asunción de la responsabilidad».
Responsabilidades que el presidente autonómico atribuye al Gobierno y a la Unión Europea, a quienes acusa por igual de «seguir perdiendo un tiempo precioso», mientras Canarias, «puerta de entrada a Europa para millones de personas que huyen de la miseria, la guerra, la devastación, la muerte», sirve a las autoridades españolas como «alfombra bajo la que ocultar un problema que es de todos, manteniéndolo lejos de los ojos de los ciudadanos».
«Canarias está cumpliendo con creces un deber moral de ayuda. Por respeto, por justicia, por humanidad. Por nuestra propia historia, porque sabemos lo que es el desarraigo y la pobreza», continúa Martín, que destaca que la Comunidad ha superado «su capacidad económica y los recursos con los que cuenta», al contrario de «la responsabilidad asumida por el Estado o la Unión Europea».
El Gobierno de Canarias «no puede participar en reuniones, ni firmar convenios internacionales, ni ejercer acciones ante Estados en materia de extranjería o inmigración», dice Martín recordando que tales competencias «pertenecen al Gobierno Central». Gobierno al que el Ejecutivo canario reclama «la coordinación y la colaboración entre administraciones» y «una política común» con la UE. Porque «se corre el riesgo de alimentar la xenofobia en las zonas que se ven saturadas por las oleadas de inmigrantes irregulares», añade Adán Martín.
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