Si eres haitiano en Ohio, no te acerques a un perro
La victoria de Trump, incluso en el condado de Clark donde denunció que los migrantes se comían a las mascotas, enardece a los extremistas, que exigen participar en la «reorganización» de EE UU
Diario Vasco, , 11-11-2024Cuando Donald Trump dijo que los haitianos residentes en el condado de Clark se comían las mascotas de sus vecinos, muchos, incluso entre los republicanos, denostaron su enorme necedad. La candidata demócrata Kamala Harris lo achacó a un desliz de sus 78 años. Pero el magnate sabía que una clave de su éxito se encuentra en el insulto más bizarro posible: ganó las elecciones en Clark y en todo el Estado de Ohio con un 64% de votos.
En Springfield, la ciudad que el presidente electo citó en el mitin, residen entre 12.000 y 18.000 haitianos. Representan la cuarta parte de una población eminentemente blanca donde tienen detractrores consideran que ocupan demasiado espacio y colapsan servicios y defensores que destacan su papel en la comunidad, les llevan ropa cuando la necesitan y libros para los niños.
El perfil de los haitianos se resume con una palabra: supervivientes. Huyeron de la miseria, la violencia, la delincuencia y la persecución política de su país y se encontraron con una ciudad que les abrió las puertas para conservar también su propia supervivencia. Springfield ha revertido un acusado declive demográfico y ha podido remontar la crisis con una migración que ha nutrido sus fábricas faltas de mano de obra y reabierto talleres, comercios y negocios. Al revés que el resto de Ohio, Springfield ha mostrado mayor respeto a los haitianos: Trump ha ganado en esta ciudad por solo 250 votos de ventaja sobre Harris.
Los migrantes no han podido votar al no haber nacido en Estados Unidos. «Es lo peor que nos podía haber pasado», lamentaba una joven empleada en un comercio del condado. Miembros de la comunidad entre los que hay afectados por la violencia de las pandillas de Puerto Príncipe, periodistas o abogados han reconocido, dentro de un absoluto anonimato, que sienten miedo por lo que pueda suceder a partir de finales de enero cuando el líder republicano resulte investido. Ha prometido «expulsar a los haitianos de Springfield» y muchos creen que lo hará cumplir.
Trump parece tener la intención de firmar de inmediato varios decretos favorables a las deportaciones y el cierre de fronteras. Los haitianos temen perder el amparo del estatus especial de protección que aplica la Administración a los desplazados procedentes de países devastados por conflictos. Unos 300.000 nacidos en la isla se han afincado en los últimos años en EE UU para escapar de las pandillas criminales y la miseria que todavía queda como legado del terremoto de 2010 que mató a 220.000 personas.
Amenaza
Las autoridades tuvieron que hacer frente a 33 avisos falsos de bomba tras la ‘fake news’
Racismo
Miembros de la población negra de cinco Estados reciben el mensaje «elegido para ser esclavo»
El líder republicano tiene difícil a corto plazo la modificación del estatus, ya que la norma está blindada hasta febrero de 2026 por orden del actual mandatario, Joe Biden. Y muchos foráneos llevan establecidos en la ciudad desde hace bastantes años. Sin embargo, algunos comienzan a pensar que algo tramará para forzarles a hacer las maletas, sobre todo, si controla el Congreso.
Durante la campaña, el candidato conservador y su segundo, J.D. Vance, se hicieron notable eco del bulo que circulaba en internet sobre los migrantes de Clark como devoradores de las mascotas de su vecindario blanco. No contento sólo con eso, el magnate echó leña al fuego al anunciar su intención de visitar Springfield pese al riesgo que podría suponer a su integridad, según él mismo anunció en un mitin. «Voy a ir allí. Puede que no me vuelvan a ver, pero no pasa nada. Tengo que hacer lo que tengo que hacer. ‘¿Qué pasó con Trump?’ ‘Bueno, nunca salió de Springfield’», dijo en un discurso en Nueva York.
Nunca fue. Tanto el gobernador del Estado como el alcalde de Springfield, republicanos, convencieron a su equipo electoral del absurdo de sus intenciones, del riesgo de que su presencia encrespara los ánimos y de que carecían de medios suficientes como para garantizar su seguridad. Aun así, el mal estaba hecho. La ciudad fue objeto de 33 amenazas de bomba en colegios, institutos y centros administrativos, todas ellas falsas y procedentes de extremistas molestos por acoger a tanta población extranjera.
Un policía revisa un vehículo en Springfield tras un aviso de bomba.
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Un policía revisa un vehículo en Springfield tras un aviso de bomba. AFP
El radicalismo sigue ahí. No se ha ido cuatro días después de las elecciones y no lo hará. El FBI ha detectado un aumento de los mensajes de empoderamiento de los movimientos ultra, enardecidos después de la amplia victoria del inspirador de MAGA. «Primer paso: conseguir el poder. Segundo paso: ejercerlo»; «patriotas, lo logramos»; «abramos de nuevo las plantaciones» y «hagamos un nuevo gobierno basado en la Biblia» son algunas frases que circulan en las redes. Miembros de las comunidades negras de Pensilvania, Nueva York, Alabama, Carolina del Norte o Virginia han recibido asimismo mensajes en sus móviles con las frases «seleccionado para recoger algodón en la plantación más cercana» y «elegidos para ser esclavo».
Una porción del poder
Muchos de estos mensajes han surgido en el ámbito de los colegios y universidades, y han sido dirigidos a estudiantes. El FBI los ha denunciado al Departamento de Justicia. Las agencias federales monitorizan también el tráfico de correos en la órbita de grupos radicales como los Proud Boys, Three Percenters, Oath Keepers o el conspiranoico QAnon.
Todos ellos habían preparado un enorme volumen de mensajes para activar en la madrugada del 5-N denunciando el fraude electoral en caso de que hubiera tomado ventaja Kamala Harris. Han sido borrados de forma fulminante y sustituidos por requerimientos al nuevo presidente para que cuente con ellos en su nuevo Gobierno. A las fuerzas de seguridad les inquieta que los movimientos más peligrosos estén autoconvencidos de que han contribuido decisivamente al triunfo de Trump y que merecen llevarse una parte de los réditos. Porque, de la misma manera que le respaldan, pueden considerarle un «traidor».
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