Tres multimillonarios, un veterano de Irak o un antivacunas: así son los candidatos al Gobierno de Trump
Susie Wiles, artífice del renacimiento político del magnate y una veterana de la estrategia que ya asesoró a Ronald Reagan, puede convertirse en la jefa de gabinete del nuevo presidente
Diario Vasco, , 08-11-2024El equipo de Donald Trump maneja docenas de nombres para ocupar los principales cargos de un gabinete republicano sospechosamente colonizador. De las propias palabras de quien ya es oficialmente presidente electo y de sus principales asesores se desprende que la agencia de transición responsable de facilitar el traspaso de poderes de la Administración demócrata a la nueva conservadora será una agencia de ruptura. Las promesas y amenazas del magnate son volubles. No es lo mismo tomar los mandos de un mitin que los del Despacho Oval. Pero si se cumple sólo una mínima parte de sus intimidaciones, miles de funcionarios y burócratas que «han socavado» sus propuestas o las políticas que él mismo puso en marcha entre 2016 y 2020 pueden darse por despedidos.
Desde hace meses, cuando la campaña electoral entró en su fase decisiva, el líder republicano instaló dos oficinas en Manhattan (Nueva York) y en el hotel Willar de Washington donde su equipo ha examinado miles de posibles candidatos a formar parte de su vasto equipo. El partido calcula que deberá cubrir 4.000 puestos en cuanto se instale en la Casa Blanca.
Eso solo en una primera fase porque Trump planea una ambiciosa reforma de la arquitectura institucional y administrativa. Entre esos planes figura subordinar el Departamento de Justicia a su propia Presidencia, remodelar la cúpula de Sanidad y hasta es posible que desmantelar el Departamento de Educación tal y como existe en su actual configuración. También quiere inmiscuirse personalmente en el futuro funcionamiento de Defensa. El líder republicano raramente olvida. En su mandato anterior mostró una notable obsesión por «traer a casa» a todas las tropas estadounidenses en el extranjero y poner fin a su participación en los conflictos de Afganistán, Irak, Siria y Somalia, lo que le supuso fuertes desencuentros con los altos mandos del Pentágono. Es significativo el desprecio que ha mostrado por este ‘establismhent’ durante la campaña electoral.
John Paulson.
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John Paulson. Reuters
Un ejército, pero de abogados, trabaja ahora en solucionar los múltiples trámites de la transición, así como en allanar el camino a las primeras decisiones presidenciales. Trump quiere firmar nada menos que 300 decretos según llegue al Despacho Oval. Los primeros, según él mismo ha anunciado, atañen a un mayor control fronterizo, las deportaciones de migrantes y un aumento de las extracciones petrolíferas para reducir el precio de los combustibles, cuya carestía posiblemente le ha ayudado a ganar miles de votos. El rumor de que el mismo 21 de enero «cierre» la frontera ha impulsado al Ejecutivo de Joe Biden a barajar medidas de contingencia para evitar una avalancha de migrantes en estos dos próximos meses.
El multimillonario John Paulson, popular inversor en fondos de cobertura, está en el centro del debate para los nuevos cargos del Ejecutivo. Trump piensa en él como secretario del Tesoro, el cargo capital de todo el mecanismo gubernamental, aunque también se baraja a Scott Bessent, el fundador de Key Square que se encarga desde hace años de los fondos de inversión del ahora presidente electo.
Key Square es un grupo de macroinversiones vinculado a la geopolítica. Curiosamente, Bessent organizó en 2000 un acto de recaudación a favor del demócrata Al Gore y seis aós más tarde se convirtió en donante electoral de Trump. Si, por el contrario, la secretaría del Tesoro quedara en manos de John Paulson, es casi seguro que Elon Musk podría crear su ansiado departamento de «eficacia gubernamental», que entre otras cuestiones propone reducir dos billones de dólares del gasto social estadounidense.
El senador Marco Rubio.
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El senador Marco Rubio. Reuters
Junto a este cargo, el otro vértice del Gobierno es el de secretario de Estado, actualmente en manos de Antony Blinken. Trump piensa en el senador por Florida Marco Rubio y el exjefe interino de la Inteligencia nacional Richard Grenell como candidatos. El primero de ellos es una figura destacada dentro de la formación conservadora, ya que en el primer mandato de 2016 a 2020 resultó uno de los legisladores más influyentes en la política exterior con Latinoamérica.
De origen hispano, Rubio tiene un gran ascendiente sobre una comunidad que se ha volcado de manera sorpresiva con el candidato republicano en estas elecciones. Su discurso es del agrado de estos votantes: exento de crispaciones, moderado con los migrantes que se han establecido en el país y que muchos ya están en la segunda o tercera generación, inflexible con los clandestinos («deben ser detenidos y deportados») y riguroso con aquellos que son «criminales ilegales violentos», que serán «expulsados de inmediato».
Un «vendido sin alma»
Respecto a Grenell, el magnate le nombró embajador de EE UU en Alemania en 2018 y anteriormenmte fue su enviado especial en las negociaciones de paz de Serbia y Kosovo. Se trata de una figura difusa. Leal a su jefe. Cuando la derrota de 2020, Trump envió a Grenell a montar una ‘sala de guerra’ con un equipo de abogados y voluntarios en un hotel de Las Vegas para intentar crear la farsa de que en Nevada había existido un fraude electoral. El exembajador, considerado por los demócratas como un «vendido sin alma» y un tipo «extremadamente deshonesto», comentaba en privado a sus empleados que todo era un engaño destinado a generar el caos, Sin embargo, Trump no parece molesto por esos comentarios, Al contrario, se rumorea que si no sale elegido como secretario de Estado será nombrado jefe de Seguridad Nacional. También se dice que tiene buenos contactos en los Balcanes que han facilitado grandes acuerdos comerciales con el entorno próximo del líder republicano.
En realidad, el nuevo presidente parece decidido a rodearse de personas leales que han demostrado sobradamente su fidelidad, y de multimillonarios. Vivek Ramaswamy, fundador de empresas de biotecnología y desarrollo de fármacos con una fortuna estimada en 980 millones de dólares, tiene grandes posibilidades de incorporarse al gabinete, pese a haber competido en las primarias del Partido Republicano contra Trump. Retiró su candidatura en enero y anunció su respaldo al magnate. Es la hora de los agradecimientos. Aunque no todo está claro.
Vivek Ramaswamy.
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Vivek Ramaswamy. Reuters
El propio presidente electo acusó durante la campaña a Ramaswamy de realiza «trucos engañosos» y miembros de su equipo aseguraron que solo se le había pasado momentáneamente por la cabeza adjudicarle un puesto en el nuevo Gobierno. Sin embargo, Ramaswamy tiene una copiosa fortuna y en las últimas semanas ha agasajado a Trump como el mejor «comandante en jefe» en todo acto público al que ha acudido. Respuesta de Trump: «Es un tipo fantástico. Va a trabajar con nosotros». Ah, la política. Lo perdona todo.
El abogado que fue a luchar a Afganistán
El equipo de transición escarba también entre cargos actuales como el gobernador de Dakota del Norte, Doug Burgum, y el senador de Arkansas Tom Cotton. Atentos a este nombre porque varios asesores de campaña se lo han recomendado al magnate para nombrarlo secretario de Defensa. «Los casos del Departamento de Justicia contra el presidente Trump fueron un abuso de poder escandaloso. Me alegro de que hayan terminado», ha escrito este mismo jueves en su cuenta de X, en relación al posible decaimiento de las investigaciones fiscales contra el líder republicano.
Tom tiene una historia. Era abogado en un bufete privado cuando ocurrieron los atentados del 11 de septiembre de 2001 que dejaron más de 3.000 muertos en el país. Cotton dejó su trabajo, se integró en el ejército, ascendió a oficial de Infantería y participó en las guerras de Irak, con la famosa 101.ª División Aerotransportada, y en Afganistán. Como senador está vinculado a comités de Inteligencia, Defensa y contraterrorismo.
Susie Wiles ha acompañado al candidato republicano durante toda la campaña. Es su jefa de equipo y, previsiblemente, pasará a ejercer de jefa de gabinete. El vértice superior del organigrama. De 67 años de edad, ha dedicado 40 a la política como asesora de senadores, gobernadores y presidentes, entre ellos Ronald Reagan. Fue la responsable de llevar a Trump al liderazgo de Estados Unidos en 2016 y, más tarde, de convertir a Ron DeSantis en gobernador de Florida.
¿Es un halcón despiadado de la política? «Mi especialidad es crear orden a partir del caos», dice esta mujer que representa todo lo contrario a lo que es: amable, moderada, sonriente y huidiza. De hecho, trató de escapar de los fotógrafos cuando Trump le pidió que subiera al estrado el miércoles, durante su discurso de la victoria. Wiles le ha convertido en el ave fénix. Hace tres años le recuperó para su actual destino: convenció al Partido Republicano de que era su mejor baza, diseñó la estrategia judicial con el fin de capear sus cuatro litigios con la Justicia y planificó la campaña electoral.
Robert F. Kennedy.
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Robert F. Kennedy. Reuters
Todo lo contrario a Susie Wiles parece encontrarse en otro de los ‘llamados’ al equipo gubernamental: Robert F. Kennedy, un ‘rara avis’ en medio de todo este grupo de millonarios y leales de largo recorrido, pero del que los republicanos no pueden olvidarse: renunció a su propia (y pobre) candidatura para apoyar a Trump a cambio de un (buen) puesto en la Administración, Y parece que lo encontrará en el Departamento de Sanidad como asesor; él, que es un popular activistaalternativo y antivacunas. Como meter al zorro en el gallinero.
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