Opinión
Los números de la victoria
Diario Vasco, , 08-11-2024l triunfo de Donald Trump en las elecciones ha sido tan contundente como lo esperaban sus partidarios acérrimos. Ha barrido en los Estados indecisos y por primera vez ha ganado el voto popular y no solo la mayoría del Colegio Electoral, el arcano sistema de elección indirecta del presidente. El apoyo de los hispanos ha sido determinante, así como el de hombres blancos sin estudios. Un buen número de mujeres ha inclinado también la balanza claramente a su favor. Como parte de esta marea roja (el color del Partido Republicano), los conservadores han recuperado el Senado y pueden retener la Cámara de Representantes, que aún no ha terminado el recuento. En el Tribunal Supremo hay desde el primer mandato de Trump una sólida mayoría republicana.
Los demócratas se defienden culpando al electorado de haberse creído las mentiras de Trump sobre dos grandes asuntos: el descontrol de la inflación y la inmigración. De hecho, los precios están controlados (un 2,4%) y solo han bajado desde 2022. Este año el número de inmigrantes que han llegado a Estados Unidos ha descendido un 58%, pero más de la mitad de los votantes republicanos se cree que los recién llegados de Haití se comen los perros y los gatos de sus vecinos. La percepción es la realidad en la política de la post-verdad y los demócratas no han sabido contrarrestar una campaña basada en la mentira, el miedo y en el deseo de cambio.
Desde 1960, casi todas las elecciones estadounidenses se ganan contra Washington y Trump lo ha entendido muy bien. Se ha vuelto a situar como el candidato antisistema, frente a una Kamala Harris que no ha podido desprenderse de la etiqueta de un miembro gris del equipo de Joe Biden. A pesar de su origen privilegiado, de estar financiado por billonarios como Elon Musk y dispuesto a bajar los impuestos a las rentas más altas, el presidente electo ha simbolizado la revuelta contra una desigualdad económica creciente. Hoy el 1% de los ciudadanos posee el 42% de la riqueza. El 73% de los votantes el día de las elecciones pensaba que el país caminaba en la dirección equivocada.
La mayoría de los votantes de Trump quiere rebajar la contribución de Estados Unidos a la OTAN, salir de Ucrania, frenar a China con más proteccionismo y apoyar de forma incondicional a Israel. Piden menos regulación e impuestos y un papel menos activo del Estado. La gran ironía es que los ciudadanos más vulnerables que han dado su apoyo al candidato republicano son los que pueden sufrir más con las políticas que se pongan en marcha.
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