Roberto Foa, investiga el populismo en el Centre for the Future of Democracy de Oxford

“Más que expandir fronteras, Trump quiere que no se le cuelen”

Tengo 42 años: me eduqué con ‘El fin de la Historia’, de Fukuyama, y sigo convencido de que el mejor fin es la democracia. Hay que aprender a suspender el juicio: hagámoslo con Trump y nos sorprenderá. El futuro del mundo no depende de las elecciones en EE.UU. tanto como creemos. Colaboro con el CIDOB. (Foto: Àlex Garcia)

La Vanguardia, Lluís Amiguet, 07-11-2024

Geoestrategia 100% Trump
La política exterior de EE.UU. va a ser tan imprevisible como el propio Trump. Pero Foa se resiste a meterlo en el saco de los líderes autoritarios como Putin. Lo define como un nativista americano. No quiere expandir las fronteras de su imperio, sino que no se le cuelen en ellas. Tampoco quiere imponer el Made in USA en el planeta, sino evitar que el Made in China liquide las fábricas de los obreros que le votan. Le tiene sin cuidado si hay o no democracia en el resto del planeta y ya veremos si se entiende con Putin o le cuelga el teléfono como hizo con Kim Jong Un. El resto va a depender más que nunca de lo que le pase por la cabeza a este señor que siempre dice lo que piensa y no siempre piensa lo que dice. El geoestratega de Oxford, sin embargo, nos tranquiliza: más que dominar el mundo no quiere que nadie le domine en el suyo.

¿Esperaba usted que Trump arrasara?

La verdad es que no, y creo que quien le diga que lo esperaba no es sincero.

¿Por qué nadie lo esperaba?

En cualquier caso, preveíamos un resultado apretado y un recuento tempestuoso, pero ha quedado claro que Trump ha hablado a la mayoría de los blue collars , que han decidido sobre las cosas que realmente los preocupan e interesan.

¿Frenar la inmigración y los productos extranjeros?

De forma clara y rotunda. La economía ha decidido más que cualquier otro filtro cultural. Trump es un populista y un nativista que cree que solo quienes han nacido en un país tienen derecho a beneficiarse de él. Por eso es antiinmigración, antielitista…

¿Antielitista? ¡Si es millonario?

Es millonario, pero no globalizador y se ha sabido distanciar de las élites que alardean de títulos de universidades pijas, por eso está contra las élites ilustradas que creen que Estados Unidos está obligado a velar por la democracia en todo el mundo.

¿Será más o menos intervencionista?

Trump piensa exclusivamente en lo que él cree que es bueno para EE.UU. y sus intereses: seguridad nacional, financiera, económica…Y por eso conecta con los blue collars , los obreros industriales.

¿Pero velar por los intereses de EE.UU. no es defenderlos en el mundo?

Vamos a reconocer también que en la Administración Biden ha habido falta de claridad en cuanto a la postura de EE.UU. respecto a Israel y Ucrania…

¿Le hará ahora la famosa llamada a Putin que acabará con la guerra?

Putin, en cambio, sí que es un genuino líder autoritario, conservador moralmente, imperialista y religioso…Trump es otra cosa mucho más genuina: puro Trump. La política exterior de EE.UU. ahora será lo que él decida en cada momento.

Pero alardea de acabar con la guerra de Ucrania con una llamada.

O acabará mandando a Putin al infierno después de no ponerse de acuerdo. Recuerde lo que sucedió cuando empezó a hablar con el dictador norcoreano, Kim Jong Un, hasta que Trump se cansó y cortó toda relación. Puede pasar igual.

¿Esa paz no sería un buen inicio?

Además, Estados Unidos ha ido pasando del entusiasmo pro Ucrania a la tibieza. Trump es experto en detectar esos cambios; pero no metamos en el grupo de los autoritarios como Putin a Trump. Putin quiere expandir sus fronteras; Trump quiere cerrarlas y que no se le cuele nadie. Lo que pase fuera le interesa más bien poco y solo en la medida en que afecta a sus votantes.

¿La extrema derecha del planeta prosperará con el triunfo trumpista?

De nuevo reducimos la complejidad a nuestros análisis simplistas: muchos ultranacionalistas europeos no quieren aventuras imperialistas, sino cerrar sus fronteras más bien como Suiza que como la Rusia soviética. Salvini sueña más con ser Suiza, un país pequeño, aislado y rico, que con el imperio italiano.

Pero el mundo está cada vez más polarizado y el centro político desaparece.

Para empezar hay que evitar ver el mundo con un solo filtro, porque es mucho más complejo, aunque la polarización que vivimos tienda a simplificarlo todo. La geopolítica no puede reducirse a un pulso entre progresistas y populistas…

¿La ultraderecha no es pro Putin?

Estar a favor del aborto o el matrimonio gay como Kamala Harris no te hace estar a favor de Ucrania y contra Putin, por ejemplo, en Polonia. Allí los conservadores antiabortistas son también enemigos acérrimos de Putin, porque ven la amenaza rusa través de su historia.

¿Netanyahu tiene a un aliado incondicional en la Casa Blanca?

Netanyahu ha conectado con el voto cristiano conservador que está en el núcleo del trumpismo y ahora puede verse muy beneficiado por esa apuesta.

¿Por qué dice usted que Trump no es un líder autoritario?

Porque no quiere que EE.UU. sea un régimen autoritario, aunque le importe un rábano que el resto del mundo sea democrático o no. Simplemente le dan igual las normas del sistema internacional: él hará lo que le plazca diciendo que es lo que conviene a Estados Unidos.

No es muy tranquilizador.

La política exterior de EE.UU. va a ser tan imprevisible como el propio Trump, porque será lo que él decida saltándose las normas. Y las urnas acaban de darle la razón.

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