Recién llegado de vacaciones, Artur Mas atribuyó ayer a la “presión decisiva de CiU” la marcha atrás del Gobierno en su propósito inicial de que en las elecciones municipales del 2007 algunos inmigrantes no comunitarios pudieran votar. CiU se apunta – – según él – – una victoria, pero no dio por zanjada la cuestión. Aprovechó el paso en falso del PSOE y el Gobierno para poner en plena precampaña una zancadilla, pues concluyó que los socialistas, Iniciativa e Izquierda Unida son “izquierdas oxidadas y tronadas” que “están instaladas en la tontería”.
Curiosamente, el diputado de Iniciativa en el Congreso, Joan Herrera, avaló implícitamente ayer que el voto del inmigrante no comunitario ha caído de la agenda política socialista por culpa, entre otros de CiU. Herrera explicó que el Gobierno “ha tenido miedo de los valores de la derecha” y, con ello, ha subrayado la incongruencia de que los inmigrantes comunitarios puedan votar y en cambio no puedan hacerlo los no comunitarios con varios años de residencia en España.
Mas, en último término, no se opuso a que algún día ese segundo grupo de inmigrantes vote, pero señaló que ello solo podrá ser “el colofón” de una carrera de obstáculos previa que deberán superar.
El programa electoral de CiU cara a las próximas elecciones autonómicas abordará esa cuestión. En él, la federación planteará un proyecto bautizado como Contrato con Catalunya. La propuesta consiste – – esbozó ayer Mas – – en que los inmigrantes adquieran compromisos en materia de “nacionalidad”, “arraigo” y “sentimiento de pertenencia”. Es decir – – prosiguió – – solo podrán algún día votar si antes han pasado por un proceso de “defensa de los valores constitucionales y estatutarios”.

SEGUNDO ERROR
Lo contrario, es decir, plantear el derecho a voto sin más, es “precipitado, demagógico y frívolo”, acusó. El dirigente nacionalista concluyó que el PSOE e ICV ya cometieron en su día el “error de defender los papeles para todos”, y ahora han repetido la equivocación.
Por otra parte, Mas, “sin que sirva de precedente”, dio la razón a Pasqual Maragall en su defensa de que el PSC disponga de grupo parlamentario propio en el Congreso. Provocador, tan solo añadió que el nuevo candidato socialista a president, José Montilla, “debería adquirir el mismo compromiso”.