Los ‘tories’ británicos eligen como líder a una mujer de origen nigeriano
Kemi Badenoch defiende el pasado colonial y rechaza la “cultura del victimismo”
La Vanguardia, , 04-11-2024Las elecciones británicas se celebraron hace cuatro meses, pero hoy es como si fuera el día cero y la política del Reino Unido se hubiera finalmente reseteado. El primer ministro, Keir Starmer, ha necesitado todo ese tiempo para presentar un presupuesto eminentemente socialdemócrata, de más impuestos, más gasto público y más Estado, que rompe con la tónica de los últimos catorce años. Y los conservadores, para elegir a la lideresa que va a hacerle frente a fin de intentar recuperar el poder.
La marcha de los tories por el desierto sin agua de la oposición, en busca de la tierra prometida, la va a dirigir Kemi Badenoch, parlamentaria desde hace solo siete años, que hizo su aparición en escena de la mano de Boris Johnson y ocupó diversos ministerios en su administración, y en las de Liz Truss y Rishi Sunak. Representa al ala derecha populista del partido, pero durante la campaña ha evitado encasillarse en políticas concretas. Es defensora a ultranza de un Estado pequeño con mínimas regulaciones, y combate de manera obsesiva la cultura woke de compensar a las víctimas del colonialismo, el racismo, el sexismo y cualquier otra forma de discriminación. Afirma que Gran Bretaña no tiene que sentirse culpable de nada, sino que, al contrario, los pueblos que han estado bajo su dominio deberían sentirse agradecidos. “No todas las culturas –proclama– han de ser igualmente valoradas”.
El país ha tenido tres primeras ministras, pero es la primera vez que una mujer negra dirige un partido
La sucesora de Rishi Sunak y sexta líder tory en menos de nueve años obtuvo el 56,5% de los votos de los 75.000 militantes del Partido Conservador que participaron en la votación y derrotó a Robert Jenrick, que se había posicionado aún más a la derecha que ella y prometía reducir a cero la inmigración neta al país y salirse de la Convención Europea de Derechos Humanos. “Para recuperar a los votantes –dijo–, tenemos que decirles la verdad, asumir los errores, ponernos a nosotros mismos baremos más exigentes y dejar de hablar como derecha, pero actuar como izquierda”.
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Badenoch felicitada por los miembros de su partidoANDY RAIN / EFE
El programa de Starmer (con la mayor subida de impuestos en términos absolutos de la historia) y la elección de Badenoch (discípula de Thatcher y guerrera cultural) crean claridad en el escenario político británico, pero dejan un agujero considerable en el centro. El primer ministro se ha colocado a la izquierda de Tony Blair, más en línea con Harold Wilson y James Callaghan y los postulados laboristas de los años sesenta y setenta, y los conservadores se han ido hacia la extrema derecha para frenar la sangría de votos hacia el ultra Nigel Farage. La líder tory es amiga del gobernador republicano de Florida, Ron DeSantis (que ha prohibido una serie de libros en las escuelas), y ambos se declaran mutua admiración por la lucha contra el “victimismo” de quienes dicen sentirse discriminados por raza, sexo o religión.
“El conservadurismo debe recuperar sus valores fundamentales de reducción de impuestos, gasto público y regulaciones, fomento del libre comercio y la empresa privada”, dice Badenoch. Tiene tiempo por delante para conseguirlo, pero la autopsia a los catorce años consecutivos de poder que acabaron en julio no ha ofrecido un resultado concluyente, y el partido sigue sin saber si su corazón falló por irse demasiado a la izquierda en política económica o demasiado a la derecha en inmigración y cuestiones sociales. Un dilema que lo parte en dos.
La hora de “la Thatcher negra”
Kemi Badenoch tiene 44 años, nació en Wimbledon, en una familia nigeriana de clase media (padre médico y madre psicóloga), pasó su infancia y parte de la adolescencia en Lagos y en Estados Unidos, y regresó a Inglaterra cumplidos ya los 16. Estudió Ingeniería Informática y cuenta que se hizo tory por rechazo a las políticas absolutistas de izquierdas que monopolizaban la Universidad de Sussex. Trabajó en contenidos digitales de la revista de derechas The Spectator como paso previo a la banca. Ha adoptado el apellido de su marido. Niega la existencia de un racismo institucionalizado y tiene un estilo directo y agresivo que con frecuencia la lleva a pelearse sin necesidad y a decir cosas que no debería. Se declara feminista tradicional, contraria al cambio de género, a los cuartos de baño bisexuales y a que cualquiera sea considerado mujer por el hecho de decir que lo es.
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