Descubre los murales más curiosos de Gazteiz
La capital de Euskadi no solo es famosa por el color verde de su ambiente, sino también por todos aquellos dibujos que decoran las fachadas de sus edificios. De la memoria a la esperanza y de la lucha a la convivencia, escuchamos su historia a través de sus paredes
Deia, , 04-11-2024Como ciudad que se ha reinventado sin olvidar su historia, Gasteiz ha encontrado en sus fachadas la mejor forma de narrar su propia esencia. Por lo tanto, nos embarcamos con los ojos bien abiertos en un paseo en el que estamos dispuestos a descubrir algunos de los murales que forman parte de La ciudad pintada, un proyecto que ha transformado sus edificios en lienzos de grandes dimensiones.
Cada mural es una historia, un trozo de memoria que se despliega ante nosotros y que nos invita a detenernos, a reflexionar y a sentir.
‘No hay presente ni futuro sin memoria’
Comenzamos nuestro recorrido en Zaramaga, donde nos topamos con No hay presente ni futuro sin memoria. Este enorme fresco, cuyos colores intensos pero sobrios nos envuelven en una escena que nos obliga a mirar atrás, retrata los hechos ocurridos el 3 de marzo de 1976.
En un convulso contexto de lucha obrera, cinco trabajadores fueron asesinados y más de cien resultaron heridos, la mayoría de bala, como consecuencia de los disparos de los policías que desalojaron la iglesia en la que una asamblea de trabajadores se encontraba en huelga. Su composición vertical relata los hechos de manera cronológica.
‘Las vecinas’
Nos movemos a Ariznabarra para hacer una visita a Las vecinas. Ilustrado con la intención de reivindicar el concepto de vecindad que con el paso del tiempo está desapareciendo, se trata de un sinónimo de la experiencia vivida. Protagonizado por dos vecinal reales del barrio, Maruja y Joaquina en compañía del perro Kitty, también recrea diferentes iconos del barrio de Ariznabarra, como la arquitectura de las primeras casas o su fuerte arraigo futbolístico.
‘Al hilo del tiempo’
De vuelta en el casco histórico, concretamente en la plaza de la Burullería, nos encontramos con Al hilo del tiempo. Con más de 225 metros cuadrados, este mural fue el primer taller exterior del Itinerario Muralístico de Vitoria-Gasteiz (IMVG) que se realizó en 2007.
Su título y su ubicación se encuentran estrechamente ligados, pues se encuentra en una plaza que fue mercado de paños y telas en la Edad Media. Dichos materiales y su diversidad aparecen representados en él mediante el color y la textura de sus trazos.
‘Usted está aquí’
Echamos un vistazo, otra vez al barrio de Zaramaga, para contemplar una obra realizada en 3D que homenajea a todas las personas que dejaron sus hogares de origen buscando mejorar sus perspectivas vitales. De esta forma, recalaron en la capital de Euskadi y, concretamente, en un barrio cuya identidad no podía entenderse sin esa inmigración.
Como recordatorio de dicho proceso de convivencia, entendimiento y crecimiento conjunto entre las personas aquí nacidas y las que fueron llegando a lo largo de los años, Usted está aquí se concibe como un mural repleto de matices en el que su estampado está tejido con multitud de apellidos y distintas caligrafías de las variadas familias que vinieron de allí y que ahora son de aquí.
‘El lince de Zaramaga’
Nuestro siguiente destino es El lince de Zaramaga, ubicado a unos pasos y en el mismo barrio que el anterior. Se trata de uno de los murales más coloridos y alegres de la ciudad. Reflejando la simbiosis real del mundo animal y de las relaciones entre especies, alude a una biodiversidad perdida pero recuperable, materializada con la imagen de un lince ibérico que coge en su mano a un conejo.
Este hecho demuestra la colaboración y convivencia de dos especies enemigas por naturaleza, que precisamente en el barrio de Zaramaga, refuerza su intenso pasado y bienvenida multiculturalidad que tanto le representa.
‘En la cresta de la arruga’
No nos vamos de Zaramaga sin visitar uno de los murales inspirados y dedicados a las personas mayores de este barrio obrero. Y es que En la cresta de la arruga visualizamos una composición que indica el paso del tiempo en un dinamismo que marca el ciclo de la vida, acompañado de una simbología que expresa varios conceptos. Entre ellos, el árbol hace alusión a las raíces, el papel al paso del tiempo y las amapolas a la fragilidad.
‘La luz de la esperanza’
Explota el color y nos transportamos al casco antiguo, a un mural que nos transmite su mensaje a través de él. Es de esta forma como en la obra En la luz de la esperanza se representan los problemas con colores fríos y las soluciones con cálidos, avanzando desde la desigualdad y los estereotipos hasta la educación, la esperanza y la justicia.
Con la imagen de una mujer madura que rompe las cadenas de su opresión avanzando hacia la consciencia y la sabiduría natural, en su centro encontramos una balanza perfectamente equilibrada, realzando situaciones muy opuestas.
‘El triunfo de Vitoria’
Damos unos pasos hacia el jardín de Etxanobe, donde nos recibe El triunfo de Vitoria. Este mural nos cuenta una metáfora en la que el poder corrupto, simbolizado por un hombre, juega una partida a las cartas con Vitoria, la gran dama a la que hace trampas al enseñar sus cartas al público. La sirvienta, que simboliza al pueblo de Vitoria, lo observa todo y le da un aviso sobre el engaño.
‘Auzoan hazi, hezi, bizi’
Ponemos fin a nuestra ruta con un mural en el Cantón de Santa Ana que nos invita a “crecer, educar y vivir en el barrio”. Y es que Auzoan hazi, hezi, bizi homenajea la implicación social de la asociación de madres y padres de la escuela pública Ramón Bajo, en la que su profesorado y los colectivos del barrio fueron imprescindibles en la transformación de la escuela por dentro y por fuera.
Este colegio, que impulsó un modelo educativo basado en el uso del euskera, afectó tanto a la educación del alumnado como a la forma de trabajar del profesorado y a las relaciones sociales. Por eso, se constituye como el broche de oro de dicha transformación, ya que muestra los objetivos del mismo, basados en la idea de que los niños y niñas crezcan y se eduquen en armonía con diversión y con la capacidad de relacionarse colaborativamente para hacer del barrio un lugar mejor.
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Nuestro recorrido llega a su fin y nos despedimos de Gasteiz con la sensación de, no solo haber recorrido sus calles, sino sus recuerdos, sus luchas y sus sueños. Y es que sus murales nos han mostrado sus historias y nos han hablado de sus leyendas, y de una forma u otra, nosotros los hemos escuchado.
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